Como una plaga, “fake news” invaden el mundo del periodismo
José Luis Montañez Aguilar lunes 23, Ene 2023Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- La libertad de expresión no es un derecho absoluto para proteger el insulto o la mentira
Por la tarde del sábado pasado, circuló por el ciberespacio un mensaje que muy pronto alcanzó características de trending topic, de esos que en pocos minutos se replican vía twitter, face o whats. Resulta que un portal, de aparente contenido informativo, soltó un tuit que afirmaba tener información que confirmaba la muerte de Alejandro Gertz Manero, Fiscal General de la República, y para ello citaba que dicha información estaba confirmada por “fuentes de la Cancillería”.
Que grave, mucho daño hace quienes generan confusión entre la opinión pública con temas que también son del interés público y lo más delicado es que lo hagan con mentiras, con noticias que hoy en día son conocidas como “fakes news” y para ello hasta se atreven a citar supuestas “fuentes informativas” con el claro objetivo de desinformar.
Lo anterior nos lleva a hacer una reflexión sobre el tema y en esta revisión me voy a permitir citar algunos libros y autores, como el texto de Guy Durandin, “La información, la desinformación y la realidad”, en el cual puntualmente nos señala que la mentira se puede definir conceptualmente a partir de seis elementos: “La existencia de una diferencia entre el conocimiento, la realidad y el discurso; la intención de engañar; los motivos de la mentira; los objetivos; los destinatarios; los métodos: signos, operaciones, canales” y agrega que en esta definición se debe detectar la intención de engañar, pues esta establece la diferencia que distingue a la mentira del error involuntario.
Aunque no es nuevo el tema de la desinformación, es un hecho que la opinión pública y los diversos auditorios, en su derecho a estar informados, buscan noticias y lo que encuentran muchas veces es esa plaga de las “fake news” y -sin duda- lo que sucedió el sábado nos sirve para ejemplificar sobre esas insanas intenciones de desinformar.
En ese contexto, del análisis de contenidos supuestamente informativos, pero que desinforman y circulan sin ningún escrúpulo en las llamadas redes sociales, voy a referirme al prólogo del libro “El ciudadano digital. Fake news y post verdad en la era de internet”, donde el jurista Ernesto Villanueva destaca que “debe quedar claro que la libertad de expresión no es un derecho absoluto, pero puede ser un derecho preferente, siempre y cuando se trate de interés público”.
El prologuista agrega que el marco legal aludido “no protege de ninguna manera el derecho al insulto, a la mentira disfrazada como verdad o a la mezcla de verdad con mentira, donde la mentira es el fondo y la verdad es la forma”. En ese orden de ideas, Ernesto Villanueva añade que la noticia “ha sido el pilar de la era de la información, pero hoy ha emergido su contrapartida, la que no va de acuerdo con el acontecimiento, con la realidad de lo sucedido, eso que hoy conocemos popularmente como fake news”.
Para darnos mayor idea sobre este proceso de desinformación, al cual algunos autores consideran como una plaga que pretende vulnerar el noble oficio del periodismo, citaremos al catedrático español, José María Caminos Marcet, autor del libro “Periodismo de investigación. Teoría y práctica”, donde enlista diversas formas en las que la mentira se puede presentar: La sátira; parodia de noticias; fabricación de noticias; manipulación de fotos; publicidad y relaciones públicas; propaganda. Y agrega que una vez que se logra identificar las diversas formas de las fake news es entonces cuando se logra comprender porque son una plaga.
Tienen razón entonces quienes señalan sobre la existencia de dicha plaga en las redes sociales o redes sociodigitales, pues sin que hagamos mucho esfuerzo o una gran investigación al respecto, podemos coincidir con esa postura con el simple hecho de echar una mirada al material que cotidianamente suben en las redes y con ello verificar la inundación de noticias no verificadas y mencionar que en ese ejercicio se cuecen aparte la distribución o difusión a través de los llamados bots o troles, que al no ser el objeto principal de nuestro comentario solo diremos que son programas automatizados.
Es cierto, la distorsión de información no es un fenómeno exclusivo de los tiempos del ciberespacio, pero sí es más fácil su producción a partir del desarrollo de la tecnología, pues si antes se tardaban días en circular una mentira hoy ese proceso es más rápido y con impactos más amplios.
VA MI RESTO.— Ante la proliferación de situaciones de crisis informativas o desinformación generadas por rumores, “fakes” o filtraciones, lo recomendable siempre será retomar la fórmula infalible que da forma a la credibilidad de la noticia: verificar fuentes, confirmar información, revisión directa de documentos y en la medida de los posibles contrastar informes mediante entrevistas, porque, como bien lo señala Juliana Gragnani, en su guía básica para identificar noticias falsas, “la diseminación de noticias falsas con el objetivo de manipular la opinión pública es un asunto que cada vez preocupa más en todo el mundo”.
“Un periodista puede emocionarse por la historia que le cuenta alguien, puede incluso creérsela, pero no debe escribirla si no está en condiciones de confirmar los datos más esenciales”, sostiene, por otro lado, el periodista Iñigo Sáenz de Ugarte al abordar el tema del periodismo basado en datos falsos y hasta ahí, porque como veo doy.