El verdadero Monreal
Freddy Sánchez martes 24, Ene 2023Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Lo que pintaba para ser una “crónica anunciada” se está tornando en un galimatías acerca de la nominación de la candidatura morenista a la Presidencia.
Eso al menos podría pensarse de la suma de una más de las “corcholatas” que el Presidente puso en la palestra para que surja quien le llene la pupila de agrado como su relevo para 2024.
Claudia Sheimbaun sigue siendo la preferida en el ánimo presidencial, según piensan no pocos, que al comentar la inclusión de Ricardo Monreal se resisten a creer que en realidad goce de la confianza necesaria del jefe del Ejecutivo para ofrecerle su pleno respaldo.
Los gambitos de confrontación entre ambos (más con la iniciativa de Andrés Manuel que la del senador), son vistos como una evidencia de que uno no está convencido de hacerlo su candidato presidencial y el otro se empeña en serlo con o sin el aval del primer mandatario. Para qué entonces llamar a Ricardo a formar parte del selecto cuadro de los finalistas en la búsqueda de la candidatura de Morena a la primera magistratura del país.
En ese sentido, hay quienes tienen la idea de que el senador fue invitado al “gran banquete oficial” de la sucesión presidencial con el único propósito de que sirva a los propósitos legislativos del Presidente en el Senado de la República, sintiéndose obligado más que antes por el hecho de estar en la lista de los preferidos presidenciales para sucederlo.
La cuestión es si en realidad Monreal con el “colmillo retorcido”, que le han dado sus muchos años de brega en los menesteres de la política, se convertirá en ese agente obediente y solícito al servicio del Palacio Nacional sin objetar nada que pueda contrariar las intenciones del jefe del Ejecutivo sobre proyectos legislativos a discutirse en la cámara alta.
Y como es de suponerse, las opiniones se dividen en ese aspecto, pero parece ser predominante la de que Monreal perfectamente sabedor de que “lo están utilizando” se dejará manipular hasta donde le convenga para después declararse candidato opositor de Morena con el aval de alguno o varios partidos de la oposición.
Porque la suposición de que los embates a la candidatura de Claudia Sheinbaum, (de fuera o de dentro del partido gobernante), podrían terminar por eliminarla de la contienda no hacen probable que tal situación le permita a Monreal convertirse en el abanderado morenista para sustituir a Andrés Manuel.
Y es que de no prosperar la nominación de Morena a favor de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, como muchos piensan que sucederá, antes que el senador están dos prospectos que en apariencia son más cercanos a las preferencias de AMLO.
Marcelo Ebrard y Adan Augusto López con posibilidades prácticamente similares.
Y si uno quisiera imaginar quién de ambos le sería más leal al Presidente, lo único seguro que se puede decir es que la conducta de los aspirantes presidenciales suele ser diferente a la de quienes llegan a la Presidencia con respecto a sus antecesores, independientemente del apoyo recibido por ellos para llegar al poder ejecutivo.
O sea que todo depende de la autenticidad de los sentimientos de afecto o desafecto que el que llega conserve en relación con el que se ha ido, según haya sido el trato entre ambos, los asuntos que los obligan a deberse buena amistad o por el contrario cuando existe un motivo enemistad contenida y llegado el momento aparecen los consabidos desquites.
Así que la tersura de las sucesiones presidenciales se atiene a la cercanía entre sucesor y antecesor con base en las razones que fortalecen o debilitan los compromisos de lealtad.
De tal suerte que en las futuras relaciones del Presidente y senador las apariencias apuntan a un distanciamiento inevitable entre el auténtico Andrés Manuel y el verdadero Monreal.