Pleitos priistas
Freddy Sánchez jueves 9, Feb 2023Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Entre Morena y el PRI, mil veces Morena.
Así contestó un hombre al que le preguntaron qué partido de los dos podría tener más futuro.
Y, obviamente, después llegó la segunda pregunta para conocer el motivo de pensar de esa manera.
Y entonces explicó: Qué prefieres un auto nuevo o uno viejo.
No dijo más y no hacía falta.
Porque en su respuesta quedó en claro que muchos, (quizás una buena cantidad de los 27 millones de beneficiarios de los programas sociales de la 4T), ven en Morena no sólo al partido de moda, sino que gracias a que les está dando apoyo eso los lleva a creer que durará largo tiempo en el poder y con ello sus beneficios habrán de estar asegurados.
Pero, más allá de que eso pudiera suceder (con el solidario respaldo electoral de las llamadas “mascotas” del Presidente), una cosa es verdad en relación a que el partido en el poder con respecto a lo que ha quedado de aquel que estuvo en el mando presidencial más de medio, inequívocamente tiene mayor capacidad de funcionamiento que el Partido Revolucionario Institucional.
Baste decir por ello, que una buena cantidad de quienes eran priistas optaron por subirse a lo que se considera en los tiempos que corren una poderosa maquinaria partidista difícilmente superable por cualquier otra organización política con mando institucional.
Hay quienes piensan inclusive que Morena no necesita liderazgo porque de hecho éste se ejerce desde el Palacio Nacional y quienes dirigen al partido podrían seguir siendo los que están o llegar otros sin que el instituto recién convertido en el gran trabuco que es, pudiera sufrir una fractura capaz de amenazar su estabilidad en los años por venir.
Cuánto tiempo seguirá siendo así, podría ser lo que coloquialmente se podría definir como un “titipuchal de años”, salvo que los programas sociales y los problemas latentes en el país corran en sentido opuesto: Unos a la baja y otros en aumento.
En resumidas cuentas queda claro que Morena, a diferencia del PRI, no necesita mayores cuidados en la integración y la conducción de su liderazgo, puesto que su estabilidad como partido consolidado y con una vida por delante dependerá de lo que el presidente López Obrador siga teniendo de apoyo social entre sus beneficiarios. Justo lo contrario que podría decirse del priismo.
Porque la debacle que sufrió en las elecciones presidenciales de 2018 sigue causando un complicado tránsito para su futuro inmediato, a causa de dos cuestiones principalmente: la caída en la confianza popular y sus desacuerdos internos derivados de los afanes de rebatiña por el control del partido.
La evidente disputa entre el dirigente nacional Alejandro Moreno y quienes lo apoyan en contra del bloque representado por el senador Osorio Chong y diversos priistas que lo secundan ha dado lugar a que el PRI en vez de “absorber” los conflictos de su pasado, estos se agraven en su perjuicio.
Y es que tal parece que el partido tricolor, junto con el PAN y el PRD, solamente representan un menguado capital político, cuyo crecimiento depende de sus posibilidades de unificación como la única oposición viable para restarle poder a Morena en aras de acumular a su favor el voto de los millones de votantes indispuestos a dar su apoyo electoral a la obra creada por Andrés Manuel.
De ahí la necesidad priista de mantener los pies en la tierra, aceptando que si aún existen como instituto político es porque se considera necesaria su participación en un bloque opositor sólido para enfrentar a los morenistas.
Lo que mucho se complicará sin que al interior del PRI dejen de darse los “jaloneos” por el manejo del instituto, procurando la unidad en aras de recuperar poder en la medida en que lo pierda Morena, lo cual será sumamente difícil de persistir los pleitos priistas.