Importa obediencia, no capacidad
Armando Ríos Ruiz miércoles 29, Mar 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El Presidente quiere a toda costa, que la señora Bertha Alcalde Luján sea la sustituta de Lorenzo Córdova en la presidencia del INE, toda vez que llena los requisitos que requiere él, personalmente, sin que importe para nada que sea la idónea para preservar la democracia que predica y presume el actual dueño de México. Eso es lo de menos. Lo que es sustancial, es que lo obedezca ciegamente. Para eso no hace falta capacidad de ningún tipo.
La señora ha recibido toda clase de rechazos de la oposición, que ha presentado argumentos sólidos sobre su imposibilidad legal para hacerse de la presidencia de dicho organismo, toda vez que sólo respondería a los caprichos de su principal de defensor, el Presidente, sin importar para nada que la democracia, de la que tanto presume, se reduzca a cero.
La famosa evaluación en que la señora logró un puntaje sorprendente y que la colocó a la cabeza de los aspirantes, arrojó muchas dudas. Se presume que por anticipado conoció el examen y esto le dio oportunidad para encaramarse por sobre los demás aspirantes. Esto fue evidente a los ojos de otros.
El consejero del INE, Uuc-Kib Espadas, señaló que “hubo aspirantes que aprobaron la evaluación por medio de algún fraude: “Mis más sinceras felicitaciones a quienes, sin hacer fraude, superaron el examen de selección de Consejeros Electorales. Les deseo éxito en la siguiente etapa”.
Pero si conoció el examen antes, es porque alguien la quiere en el INE como consejera presidente y ese alguien es el que desea con todo su corazón a una persona obediente, ciega, sin experiencia, porque así estila. Recordemos el 10 de capacidad y el máximo de honestidad, que en la realidad, ha dado resultados desastrosos o inexistentes.
De todos modos, lo que menos importa es la capacidad. Lo que más importa, es la obediencia y la moda impuesta en este sexenio es esa.
Para el primer mandatario, hubiera estado de lujo que la presidencia de la Suprema Corte hubiera recaído en Yasmín Esquivel, amiga personal y esposa de su constructor de cabecera, José María Riobóo, de haber podido salvar el escollo del plagio de su tesis para obtener el título de licenciada en Derecho y el otro, para doctorarse. En sus concepciones, todo esto no debería tener importancia.
De acuerdo a lo que ha mostrado desde el inicio, los funcionarios no están obligados a mostrar capacidad en nada. La única capacidad es, insistimos, la obediencia ciega. Deben ser como los jugadores de dominó, compañeros de un amigo. Cuando este regañaba por una ficha no esperada les decía: “que mal”. Le respondían: “Yo pensé…” Y les contestaba: “¡tú no pienses! ¡Para eso estoy yo…!”
Como discurre cuando exonera a alguno de sus funcionarios con serios problemas de corrupción y dice que confía en ellos. Palabras que sirven para librarlos de cualquier culpa. En los casos en que recomienda a alguno de sus allegados a un cargo, le descubre todas las capacidades y bondades.
A la señora Bertha Alcalde ya le descubrió que es algo así como súper dotada. “Trabajó en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y en la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)”. ¡Listo! Ya está dada la bendición y adelante. Que nadie ose contradecirlo, porque su rabia no se hará esperar.
Ha sido tanta en otros casos, que sus reacciones son más que conocidas. Finge que no le gustan algunos hechos, pero en el fondo celebra. Cuando apareció una mujer guatemalteca en la Suprema Corte, armada con una metralleta, al parecer de juguete, para injuriar a la ministra presidente Norma Piña y para gritar ¡mueras! En contra de ella, condenó el hecho.
Cuando quemaron la imagen de la misma funcionaria en su fracasada concentración de acarreados, el 18 de marzo, igualmente condenó el acto. Igual ocurrió cuando recién encarcelaron a Rosario Robles. Se compadeció de ella. ¿Quién le creyó? Lo sabemos.