Crimen ante gobierno complaciente
Armando Ríos Ruiz lunes 26, Jun 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El Presidente es más feliz organizando su fiesta electoral que resolviendo los problemas de México. Llevamos más de cuatro años inmersos en una regresión sin precedentes, con un borrador que ha desdibujado y aniquilado demasiadas instituciones productivas. Con despilfarro en otras que significan el sello personal del primer mandatario que, de acuerdo con el vaticinio de los expertos, no servirán de nada y han resultado demasiado costosas, mucho más de lo calculado o imaginado y con las conferencias que sólo sirven para disfrazar días enteros de desocupación, de asueto o de vacaciones interminables.
¿Para qué preocuparse por los criminales, si son más eficaces si no se les molesta? ¿Si dan mejores resultados al gobierno con los abrazos? ¿Si se portan increíblemente bien en momentos de elecciones, con las amenazas a los candidatos opositores, con el secuestro de los mismos e inclusive con el asesinato de los adversarios indeseables para Morena? ¿No les ha valido este comportamiento en comicios pasados, la felicitación y el reconocimiento del que gobierna, por portarse bien, sin ocultar para nada la perversa liga?
Pero se atreve a retar a quienes hablan del contubernio, a que demuestren esa complicidad, cuando los hechos hablan por sí solos. No se da cuenta de que el anuncio de su estrategia, hecho por él mismo y reiterado todos los días que ha podido, de “abrazos y no balazos”, es una aceptación explícita. No se da cuenta de que sus viajes repetidos a la sierra sinaloense y sus entrevistas con la madre de El Chapo o del capo hoy enjaulado, así como las felicitaciones a los criminales y su orden confesa de liberar al hijo capturado en un operativo y otros hechos suyos, son más que una confesión tácita de un pacto no escrito.
Encima de todo, ha pretendido ver y hacer creer que las sociedades de narcotraficantes no llegan a la clasificación de delincuentes. Para él son personas comunes y corrientes y merecen una vida tranquila, pese a la circulación de videos en los que se ven con el hacha que decapita a jovencitas y arrancando el corazón del enemigo, con la tranquilidad tal de quien corta un árbol para hacer leña.
Todo esto ha traído como consecuencia, la ocupación gradual de los criminales de casi todo el territorio nacional, mientras el Presidente no se cansa de repetir que así le heredaron el país. Esto dice a gritos que entonces, no tiene la mínima capacidad para transformar esa herencia en hechos positivos, como lo haría cualquier mandatario de veras comprometido con el pueblo.
Dice la periodista Jane Esbjerg, de Internacional Crisis Group, que en 2019, El Presidente habló de 37 cárteles, muchos fraccionados de grupos más grandes. Cifra que subestima significativamente el número de grupos existentes. Pero esta cifra mentirosa desnuda su mentira hoy día. Porque los datos recabados por el PRD hablan de 148 grupos delictivos entre 2018 y 2019.
Otro estudio elaborado apenas por la firma AC Consultores, nos habla, de 175 organizaciones delictivas con presencia en 81% del territorio nacional, con datos del gobierno federal y de las fiscalías estatales, lo mismo de fuentes abiertas y la revisión exhaustiva de documentos hackeados a la Sedena, por Guacamaya.
El avance del crimen es de veras asombroso. Habla de 108 millones de mexicanos en riesgo latente y de millones de kilómetros de presencia, en un territorio de 2 millones de kilómetros cuadrados. También de mil 488 de 2 mil 471 municipios del país, con ejecuciones, asesinatos de policías, políticos y funcionarios.
Hoy, cualquier delincuente forma su organización y la hace crecer ante la contemplación de la autoridad, que prácticamente no mueve un dedo para evitar su propagación. Los crímenes no se investigan y los asesinos comunes disfrazan sus crímenes con leyendas que clavan en el cuerpo de las víctimas, a las que le insertan inscripciones que dicen: “así les va ir a todos hijos de…”.
Mientras todo esto ocurre… la impasible tolerancia del gobierno.











