La cloaca de la política
Francisco Reynoso jueves 30, Nov 2023Triple Erre
Francisco Reynoso
Nunca ha sido, al menos en México, actividad a la que sólo se dediquen personas educadas, decentes, honorables y honestas. A la política en nuestro país entra de todo como en botica: leídos y escribidos, analfabetas y plagiarios, honestos y rufianes, morales e inmorales, probos y ladrones voraces.
Pese a que nunca ha sido propia de señoritingos exquisitos y aristócratas, nuestra política hoy es un asco, un retrete, una cloaca. No se cuidan las formas ni las apariencias. Delinquir pública y abiertamente ya es cosa de todos los días. Decía don Jesús Reyes Heroles: “La forma es fondo”. Ahora lo que menos importa es la forma. Cantaba el divo de Linares: “Digan lo que digan los demás”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, el martes, recibió en Palacio Nacional a Claudia Sheinbaum, precandidata presidencial de Morena-PT y Verde. “Vino, tenía interés en platicar conmigo… ¿cómo le ha ido?, somos amigos, es mi compañera, la dirigente del movimiento al que pertenezco”, reseñó el Presidente de todos los mexicanos… ¿de todos?
No son pocos los que creen que Claudia fue a dar cuenta de sus primeros días como precandidata y a preguntarle a López: “¿Y ahora qué hago? ¿Qué sigue? Marcelo no ha regresado. ¿Si llega qué le digo? Algunos gobernadores quieren romper la alianza con PT y Verde ¿Lo acepto, los mando a su finca (La Chingada)? ¿Ya decidió quiénes estarán en mi gabinete?”. Y cosas así. Dudas naturales de la que pudiera ser muy pronto La Señora Presidenta.
¿Qué hubiera dicho López Obrador como líder opositor, como presidente legítimo, si Enrique Peña Nieto hubiera recibido en Los Pinos, pública y cínicamente, a José Antonio Meade.
Seguramente nada hubiera dicho, porque ya estaba digerida la jalea. El negocio para que el copetudo entregara la banda presidencial a López ya era un negocio cerrado.
Pero ¿qué hubiera dicho si Vicente Fox, el simpático Chente, hubiera recibido a Felipe Calderón? Ni modo que lo hubiera justificado diciendo: “¡Vino a traerme las sábanas nuevas que encargó Martita a París!”. Nadie le hubiera creído. López Obrador habría denunciado: “¡Fue por dinero… fue a llenarse las bolsas con recursos públicos y de paso a echarse una botella de bacachá”.
Sin duda alguna se hubiese armado un follón de padre y señor nuestro.
¿Qué pasará ahora que la Sheinbaum le fue a dar de desayunar al Presidente y a platicar de sus achaques? Nada. Absolutamente nada. Porque, además, la oposición está tirando baba. Priistas, panistas y perredistas son muy sonsos. Están ocupados tratando de romperle su mandarina en gajos a Samuel García, otro bicho raro de nuestra política, otro fantoche que, como los conejos, se come su caca para tener vitalidad y alimentar su imaginación fecunda y creativa.
Este cuate, Samuel García, confirma lo que decimos que la política en México está convertida en un cagadero, como describe Olga Sana lo que sucede en La Casa de La Bandida cuando el malito descubre que Julieta lo quiere engañar.
En un discurso más propio de una carpa de circo que de una precampaña presidencial, el gobernador de Nuevo León habló del grupo de voceros de Xóchitl Gálvez:
“Vicente Fox, Alito, Markito y Calderón… el sonso, el borracho, el mariguano, el mentiroso y el corrupto… ese es su grupo.. ellos fraguaron un Frankenstein… juntaron el agua y el aceite: el PRIAN, el PRD ya no existe, ahí está el pobre teporocho de juntado a ver si le dan algo…”.
El tono de discurso de Samuel García quizá busca responder a las barbajanadas que días antes expresó Vicente Fox al llamar “Dama de compañía” a Mariana, la esposa del precandidato presidencial de Movimiento Ciudadano.
Total, que la política en México ha caído muy bajo. En la pulquería del barrio de mi niñez: Música, Luz y Alegría, los tlachiconeros hablaban con más decencia. Y si salían a orinar en el poste, cuidaban que no le vieran niños y damas.
En ese quehacer tan ordinario se imponía las buenas maneras… la forma es fondo de Reyes Heroles.
Dicen por ahí
En las bolerías de la Macroplaza de Monterey me contaron una anécdota que sabrá Dios si es verídica o un invento de las mentes calenturientas de los norteños que aún no desayunan su huevo con machaca.
“La esposa del gobernador —de Alaska, creo— visitó un hospital de niños pobres, más miserables que los de Zahuatlán en Oaxaca. Les llevó dulces y juguetes, principalmente muñecas Barbies y vaqueritos de Toy Story. La directora del nosocomio se enfureció porque la esposa del político iba vestida de Blancanieves con una canastilla en el brazo. Recorrió los pasillos del hospital trepada en un osito con llantas. Doña Severa reclamó: “Pero señora de mis pecados, trae usted juguetes y estos niños hace dos días que no comen…” La esposa del gobernador se bajó de su oso con llantas, puso cara de bruja y advirtió: “A ver niños, así no son las cosas, tienen que comer porque de lo contrario no hay dulces ni juguetes…”. Algunos chamacos tuvieron fuerzas para chiflarle la máscara.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos