La sorprendente tozudez panista
Roberto Vizcaíno jueves 28, Jul 2011Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Los panistas perdieron su oportunidad de ser los impulsores del cambio
- Cada vez que les pegan, los priístas crecen más
- Ahora quieren que la Auditoría vigile el endeudamiento de los estados
Desde que llegaron al poder en el 2000, los panistas decidieron combatir al viejo régimen priísta como a las moscas, a periodicazos.
A 11 años de aquello lo siguen haciendo.
En este lapso, los blanquiazules, en lugar de aprovechar su circunstancia y posicionamiento a favor de un cambio de sistema, adoptaron los métodos y formas políticas de los tricolores.
Ahora son ellos quienes aplican todos los viejos y viciados recursos del viejo régimen mientras persisten en su sorprendente tozudez de querer acabar con sus antiguos enemigos… a periodicazos.
Y es para y a través de los medios que emprenden acciones persecutorias en contra de sus contrincantes políticos, que luego se les caen en los juzgados por insuficiencia de pruebas.
Sus historias, armadas como guiones de telenovelas, funcionales desde la moral pública, terminan por ser insostenibles cuando son sometidas al proceso de códigos penales y leyes.
¿Cómo cuáles casos?
El más grande engaño público fue el “Pemexgate”. La reiteración del método la vimos luego con el asunto de Napoleón Gómez Urrutia y después vino lo del michoacanazo con sus más de 35 detenidos hoy en libertad; el asunto de Greg Sánchez y finalmente con lo del diputado Julio César Godoy Toscano.
En el ínter han echado a volar las rotativas de los diarios junto con los ácidos e impunes enjuiciamientos públicos de comentaristas radiofónicos y de la TV, para acabar con carreras políticas y perspectivas de triunfo de oponentes, como fue el caso del priísta jalisciense Arturo Zamora.
Una semana antes de la elección a gobernador en Jalisco hace casi 6 años, con los índices de Zamora arriba del panista Emilio González Márquez, fuentes “irrefutables” de la PGR filtraron la versión a los medios de que el candidato priísta estaba siendo investigado por narcotráfico.
Todos los diarios estatales y los llamados nacionales, así como la radio y la TV se le fueron encima. Se habló incluso de que en cualquier momento sería detenido y puesto en la cárcel.
Aquello armó un revuelo en Jalisco, y Zamora perdió. Días después del apretado triunfo del candidato blanquiazul, la PGR salió a decir que nada era cierto, que Zamora ni era investigado ni estaba relacionado con nada.
A partir de ese momento, el método de la acusación en falso por narcotráfico o por vinculaciones con este delito, ha sido aplicado reiteradamente a través de filtraciones a los medios por los panistas.
Así ocurrió con el caso de la candidatura del priísta Jorge Hank Rhon en Baja California y de Manuel Añorve en los comicios a gobernador en Guerrero.
Como en ninguno de esos casos hubo proceso judicial válido ni nadie en la cárcel, el método panista se ha desgastado. Si al menos en uno de esos asuntos el inculpado en medios hubiera ido a dar tras las rejas, el método hubiera cobrado vigencia. Pero no, no ha habido nadie ni siquiera presentado ante el ministerio público.
Hoy a lo más, previo o durante algún proceso electoral, se dice a través de columnas y en algunas notas informativas sueltas, aisladas, que la PGR, o la DEA investiga a tal o cual ex gobernador priísta, para inducir que habrá detención y procesamiento judicial de un alto personaje político tricolor.
Los resultados indican que este es un juego mediático en el que ya casi nadie cree.
Y si nos atenemos a los altos indicadores de preferencias electorales que se expresan en cada nueva encuesta a favor del PRI, podríamos decir que el reiterado, tozudo método panista actúa ahora en beneficio de sus enemigos tricolores.
Hoy, en una variación de lo mismo, y para intentar revertir la acusación de los tricolores quienes afirman que los panistas son unos inútiles funcionales en el manejo del poder, los blanquiazules han reorientado sus embates mediáticos y exigen auditorías federales y legislativas a los gobernadores priístas.
Los acusan de saquear las arcas estatales y malgastar los presupuestos locales.
De ahí que presionen desde hace algún tiempo desde las tribunas de diputados y senadores, para que la Auditoría Superior de la Federación y los órganos de fiscalización se metan en la revisión de las cuentas y gastos estatales.
Esto es procedente, afirman, porque desde el 2000, “las entidades federativas han dado un salto notable en la administración de sus finanzas al recurrir cada vez más al financiamiento de su gasto mediante deuda pública en lugar de fuentes ordinarias y estables de ingresos públicos”.
De acuerdo a esta versión, la variación acumulada del saldo de la deuda de todos los estados entre 1995 y 2000, fue 6.8 por ciento, es decir 1.1 por ciento en promedio anual, en tanto que de 2000 a 2011 alcanzó 98 por ciento en términos reales, 6.4 por ciento en promedio al año.
El caso es que, entre 1993 y el 2011, se asienta en un dictamen aprobado por la Tercera Comisión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, la tasa de crecimiento real acumulada de la deuda de los gobiernos de los estados, es hoy de 202.6 por ciento.
Esa tasa ha sido rebasada por 14 estados durante los últimos 18 años.
Michoacán tuvo por ejemplo un crecimiento acumulado en su deuda en un 2 mil 226.5 por ciento; Hidalgo en 2 mil 200 por ciento; Puebla en mil 409 por ciento; Veracruz en mil 002.5 por ciento y el Distrito Federal 855.3 por ciento.
A su vez, Nayarit incrementó su deuda en 513.2 por ciento; Coahuila en 488.7 por ciento; Nuevo León en 377.7 por ciento; Oaxaca en 345.6 por ciento; Quintana Roo en 312.1 por ciento y Tamaulipas en 283.3 por ciento.
Esto motivó que el presidente del PAN Gustavo Madero haya señalado ayer vía twitter que quienes más han endeudado a sus estados son los gobernadores priístas.
En respuesta, la secretaria general del CEN del PRI, la diputada Cristina Díaz precisó: “Antes que nada hay tres cosas: es evidente que en estos momentos la administración pública federal es ineficiente en la recaudación fiscal; segundo, hay un aumento terrible del gasto corriente (es decir, en el pago de altos sueldos de los secretarios y demás colaboradores del presidente Felipe Calderón), y tercero, no hay transparencia.
“La deuda de los estados y de los municipios sí representa, por supuesto, un endeudamiento significativo del 2 por ciento del PIB… pero la deuda federal es de 4.9 billones de pesos, esto significa que es 17 veces más grande que la de los estados.
“Yo creo que el señor Madero, con todo respeto, debe revisar bien los números porque la administración pública federal tiene un adeudo 17 veces más que la de los estados y los municipios”, indicó.
Otros legisladores, entre ellos el diputado priísta hidalguense David Penchyna, acusa al gobierno de Felipe Calderón de ser el culpable del creciente endeudamiento de los gobiernos estatales.
Esto ocurre, afirma, porque la Secretaría de Hacienda no entrega a tiempo las prerrogativas, es decir las partidas presupuestales, establecidas por el Congreso para los gobiernos de los estados.
Frente a este retraso, a los gobernadores no les queda más que contratar deuda con bancos para salir adelante en la realización de sus programas y obras.
En medio de todo esto está la persistencia de una estrategia electoral panista que es evidentemente inoperante. Por más que les tunden a los priístas, más crecen.
Esto ha comenzado a ser entendido por el propio presidente Felipe Calderón, quien en sus dos más recientes entrevistas radiofónicas ha dicho que las derrotas sufridas por los candidatos del PAN en las contiendas electorales del Estado de México, Nayarit y Coahuila provienen en buena medida de las fallas de su gobierno y del alejamiento del PAN, de los ciudadanos.
En los hechos a este reconocimiento habría que agregarle que este sexenio prácticamente ya se terminó y que a Calderón, en lugar de emprender costosas campañas mediáticas y guerras sucias, debería dedicarle más tiempo a salir bien de su sucesión.