La bomba que puede estallar el año entrante
Luis Ángel García viernes 6, Sep 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Todo mundo da por sentado que en octubre se iniciará una moderna versión del Maximato Callista protagonizada por el actual inquilino de Palacio Nacional y la futura habitante de éste. La narrativa de la Presidente Electa pareciera dar la razón a esas versiones; el propio mandatario se ha encargado de machacar en cada intervención pública que le encarga a su sucesora todos los pendientes que dejó, casi todo: seguridad, salud, conflictos diplomáticos, incertidumbre en las inversiones, riesgosos paneles y controversias internacionales, inflación, inestabilidad del peso y sobre todo, los efectos venideros por una venganza personal, la reforma judicial aprobada por abyectos legisladores que quieren quedar bien con el que se va y adelantarle su regalo de fin de año. La falta de certeza jurídica que genera la pérdida de independencia y autonomía de los jueces traerá consecuencias graves que tendrá que afrontar la nueva administración.
¿Qué tan real es la aparente sumisión de la nueva gobernante y la aceptación de que continuará con el proyecto político de la 4T a pesar de la crisis que se avecina? Por muchos de los nombramientos que hizo en su gabinete legal y ampliado, pareciera que hay gente rescatable que no necesariamente comulga con las ideas del populismo trasnochado ni cree en los aparentes beneficios de la economía estatizada, además de ser partidarios de las energías limpias frente a los combustibles fósiles. Aparentemente acepta garantizar certeza jurídica para que inviertan los extranjeros en México, contraria a la oposición que hubo en este sexenio y su constante hostigamiento al sector empresarial.
Mantener los caprichos y vendettas del tabasqueño puede convertirse en un nuevo “error de diciembre” de 1994, que este sería el error de octubre y provocar una crisis económica no vista en décadas. Baste recordar que el mal manejo de las finanzas o la inexistencia de un proyecto económico de gobierno hizo que el decrecimiento, luego de la pandemia, sólo fuera comparable con la crisis de 1932, cuando el crack de 1929 en Estados Unidos arrastró a nuestra economía, y la falta de desarrollo, que a estas alturas será de poco menos del uno por ciento, equiparable a la vivida en la época de Miguel de la Madrid que tuvo que enmendar los errores de manejar la economía desde Los Pinos, con alta inflación, devaluación, desempleo y una aberrante nacionalización de la banca.
El nuevo “error de octubre”, producto de una obcecada intención por desaparecer al Poder Judicial, puede provocar incertidumbre entre inversores extranjeros por falta de certeza jurídica y dejar no sólo de meter capital, sino de sacarlo, lo que provocaría desempleo y colapso en otras cadenas de suministros. Regresaría el desempleo y se incrementaría el costo de la vida a tal grado de provocar una deflación.
El horno no está para bollos y Estados Unidos ya anunció que ellos también pausarán las inversiones, Canadá ve con preocupación la falta de independencia de los jueces, las calificadoras cada vez bajan el grado de inversión y disminuyen las expectativas de crecimiento y ahora le cuesta más trabajo a Pemex y a la CFE conseguir créditos o pagar sus deudas.
Ven con desdén el nuevo movimiento estudiantil y poco reflexionan sobre su crecimiento, ni porque ellos son herederos de 1968.
No será fácil para la nueva administración iniciar su propia independencia, que es necesaria y obligada, porque nadie cree en el retiro del líder moral de la 4T. Además, el todavía Presidente tiene un as bajo la manga: la revocación de mandato. ¿Podrá la nueva Ejecutiva sacudirse la jettatura y construir un nuevo futuro para el país o seguirá los pasos de López con todas las consecuencias que ello conlleva?