Amenazas a senadores por reforma
Armando Ríos Ruiz miércoles 11, Sep 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Si la reforma al Poder Judicial fuera efectivamente como ha pregonado todos los días el Presidente y han repetido como pericos la Presidenta Electa, Claudia Sheinbaum, y todos los corifeos con un nuevo cargo, verbigracia, Gerardo Fernández Noroña, Adán Augusto Hernández López y otros, ¿entonces para qué el descomunal esfuerzo por cooptar senadores de otros partidos con enormes ofrecimientos de oro y de posiciones envidiables para que voten a favor?
El Presidente ha destinado largas horas desde su púlpito para decir que el sistema judicial en México es corrupto y necesita una aceitada bastante profunda, como la reforma con elementos bastantes cuestionables por lo descabellados, que no podrían haberse ocurrido a una persona sensata, pensante y con un sentido real de transformación para el bien de todos los mexicanos.
La reforma planteada por el Presidente parece haberse concebido como si se tratara de cualquier cosa, cuando se trata de la transformación de uno de los tres grandes e importantes elementos que conforman los Poderes de la Unión, en el que cada uno tiene una tarea específica y una responsabilidad enorme, para que se establezcan los contrapesos de manera equitativa y se eviten los abusos que uno de ellos pudiera cometer.
Como los otros dos, el Judicial es perfectible. Y como los otros dos, necesita una reforma de verdad, no como la propone el Primer Mandatario. Necesita una que efectivamente, elimine los excesos que se dan en muchos de sus ámbitos. Muy conocidos. Muchos hemos topado con jueces que trabajan a favor de causas perdidas, con una oferta de dinero que llene sus expectativas.
Muchos jueces y hasta el mismo presidente de la Corte, así como ministros y otros elementos del Poder Judicial, venden sus favores a precios exorbitantes y obedecen sonrientes la voz del jefe de jefes o al Ejecutivo. El mismo Presidente fue quien se encargó de descubrir sin rubor, en una de sus mañaneras, que Arturo Zaldívar, presidente de ese poder, acataba sin chistar sus peticiones. Lo que constituyó, sin duda, un importante acto de corrupción o varios, porque no fue sólo un favor. Y eso que la bandera del tabasqueño fue su ataque a este fenómeno.
Pero el Ejecutivo y el Legislativo están igualmente en circunstancia de ser reformados, porque no podrían presumir de puros jamás. La cuestión es elaborar reformas concienzudas y no al vapor, como la que plantea el Presidente para el poder Judicial: una verdadera mentada a la inteligencia más pobre.
El mismo Primer Mandatario sabe perfectamente que quiere la reforma a su modo, porque así es como acomoda a su capricho y a sus planes. Quiere dejar todo planchadito para que su vicepresidenta no tenga el mínimo problema para acatar sus disposiciones, como dejar como sucesor su hijo Andy, en el 2030, quien ya dijo que quiere dedicarse a la política. También el padre lo mencionó. Lo que no dijo es que desea la reforma como respirar, porque servirá para eso.
La reforma dejaría a ese poder sin poder o sin ser un contrapeso para las decisiones presidenciales. Sino simplemente como un instrumento sin ninguna fuerza, integrado por gente supuestamente elegida por la voluntad popular, pero en la realidad, por quienes el Ejecutivo decida.
El mandatario sabe perfectamente que la reforma es descabellada, pero necesaria para él, no para México. Tan lo sabe, que sus activistas han ofrecido el oro y el moro para tentar a los senadores. Necesitan a uno y le ofrecerían una cuantiosa suma y cargos de importancia, con tal de ganar su voto.
En muchos casos, también los han acosado y los han amenazado de muchas maneras. No son pocos a quienes conocen sus historias y para eso hay aparatos del gobierno obedientes al amo, que han echado a andar para verter esas amenazas, como la Unidad de Inteligencia Financiera.
Lo que resulta de veras altamente criticable, es que también se valgan del crimen organizado para instar a legisladores a votar a favor de la descabellada reforma. Imaginamos a qué se refieren. Luego entonces ¿es buena?