En su mensaje a los EU, Sheinbaum aprovecha para rendir homenaje a AMLO
Miguel Ángel Rivera, Opinión lunes 10, Mar 2025CLASE POLITICA Miguel Ángel Rivera
En la asamblea patriótica convertida en festival, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó de asuntos importantes para el presente y futuro del país, pero a final de cuentas, para este escribidor lo más importante resulta su insistencia en llamar presidente a su caudillo, Andrés Manuel López Obrador.
En nuestra lengua, de acuerdo con las costumbres en la política nacional, a los primeros mandatarios que dejan el poder se les llama ex presidentes desde el primer minuto después de concluido su periodo y, sobre todo, después de que entregan la banda presidencial a su sucesor. Aquí no vale la tradición estadounidense de llamar mister president a todo aquel que despachó en la sala oval de la Casa Blanca y, aparte del apellido, si se quiere marcar alguna diferencia se menciona el número de su presidencia. Por ejemplo, el más reciente ex mandatario del vecino país, Joe Biden, tiene el número 46.
Lo que acaso siembra alguna duda es el número que le corresponde al actual presidente, Donald Trump, pues puede ser lo mismo 45 que 47, ya que llegó al poder antes que Biden, pero también lo sucedió. El único antecedente es del Grover Cleveland, al que le asignaron las posiciones 22 y 24, ya que tampoco pudo reelegirse para un periodo inmediato y tuvo que esperar a que terminara el cuatrienio de su sucesor y predecesor Benjamin Harrison. Pero ese es otro tema y la solución le corresponde a los ciudadanos estadounidenses, conforme a sus costumbres.
Tal vez la diferencia radica en las desiguales historias de las dos naciones. En Estados Unidos ningún presidente ha sido derrocado, mientras que en México las traiciones y levantamientos ocurrieron frecuentemente, hasta llegar al extremo contrario, con la larga dictadura de Porfirio Díaz, en dos fases, de 1877 a 1880, el primero, y de 1884 a 1911, el segundo.
Como consecuencia, en nuestro país, el tema de la reelección es todavía un tema conflictivo, tanto que la presidenta (con A) Sheinbaum recientemente envió una iniciativa al Congreso para impedir la reelección para periodos inmediatos. Se trata de dar narcha atrás a otra reforma, realizada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto que, para muchos críticos, daba marcha atrás a uno de los principios fundamentales de la Revolución Mexicana: “Sufragio efectivo, no reelección.
Una nota de la Cámara de Diputados, publicada el reciente 9 de febrero, recuerda:
“La reelección consecutiva fue incorporada en el 2014 y ha generado distorsiones en la representación política, beneficiando a ciertas élites que buscan perpetuarse en el poder y haciendo más débil el sistema democrático. Además, bajo el actual esquema, los servidores públicos en funciones tienen ventajas sobre otros aspirantes, lo que afecta la equidad electoral.
“El principio de no reelección promueve la renovación constante de los cargos públicos y evita la concentración del poder. Además, la reelección inmediata genera desigualdad en los procesos electorales, ya que quienes ocupan el cargo tienen acceso a recursos y medios que les otorgan ventajas frente a aspirantes nuevos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha determinado que la reelección indefinida no es un derecho humano autónomo, lo que respalda la viabilidad de la propuesta”.
El mismo texto recuerda que la propuesta presidencial de reforma va acompañada por otra iniciativa, contra otro atavismo del sistema político nacional, el nepotismo.
Al respecto, la nota de la Cámara de Diputados señal que “la iniciativa también propone prohibir el nepotismo electoral, estableciendo parámetros para que los aspirantes a cargos de elección popular no tengan vínculos de parentesco, matrimonio o concubinato con la persona que ocupa el cargo por el cual desean postularse. Aunque el nepotismo ya está regulado en diversas leyes secundarias, la reforma busca incluir su prohibición en la Constitución para garantizar mayor transparencia e imparcialidad en los procesos electorales”.
Como se recordará, este último tema le generó a la presidenta Sheinbaum, una revuelta donde menos lo esperaba, dentro de la misma llamada Cuarta Transformación, pues varios de los integrantes del oficialismo se sintieron afectados, por lo que no se atrevieron a reformar toda la propuesta, pero aplazaron su aplicación, de 2027 a 2030.
En donde no hubo ni un signo de resistencia o de inconformidad fue ayer en el “festival” efectuado ayer al mediodía en el Zócalo capitalino, en donde nuevamente se dejó constancia del poder de movilización del oficialismo, fundamentalmente del partido oficial, Morena, pero también de sus rémoras del PT y PVEM.
Allí, la Presidenta tuvo el respaldo total de los asistentes, pues se trataba de confirmar el rechazo a las presiones procedentes de los Estados Unidos, cuyo presidente, el magnate neoyorquino Donald Trump que amenaza con imponer elevados aranceles (25 por ciento) a las mercancías mexicanas que llegan a la Unión Americana, no obstante que el Tratado de Libre Comercio (primero conocido como TLCAN y ahora TMEC) impide la aplicación de tales tributos entre las naciones “socias”, México y Canadá, además de los Estados Unidos.
La mandataria mexicana presentó esos hechos, así como la eventual intromisión de los Estados Unidos con el pretexto de combatir a los cárteles del narcotráfico, como una amenaza a la soberanía nacional.
“No podemos ceder en nuestra soberanía, ni puede resultar afectado nuestro pueblo por decisiones que tomen gobiernos o hegemonías extranjeras», advirtió la jefa del Ejecutivo mexicano, quien agregó que, en tal caso, “siempre actuaremos de inmediato».
Enseguida, no obstante, aseguró estar “convencida de que la relación debe ser buena, de respeto y que siempre prevalecerá el diálogo».
Durante ese masivo mitin, convocado en principio para mostrar unidad ante las presiones provenientes de la vecina potencia, pero que cambió a festejo porque Trump pospuso la aplicación de los aranceles, Sheinbaum se declaró «optimista» acerca del futuro de la relación comercial.
Además, comentó que la también llamada asamblea tiene como propósito “congratularnos porque en la relación con los Estados Unidos, con su gobierno, prevaleció el diálogo y el respeto, y fueron levantadas las tarifas o aranceles que se estaban aplicando a productos que exportamos».
Somos optimistas, porque ese día, el 2 de abril, el gobierno de Estados Unidos ha anunciado que pondrá aranceles recíprocos, a todos los países que le cobren a los Estados Unidos por sus exportaciones, Estados Unidos lo hará también, ya que “México no está en ese ámbito, pues nosotros desde hace más de 30 años hemos firmado dos tratados comerciales, en los que se establece que nosotros no tenemos aranceles con ellos, ni ellos con nosotros. Es decir, no se tendrían que aplicar aranceles recíprocos porque, prácticamente, no hay aranceles de México hacia los Estados Unidos”, destacó.
Por otra parte, Sheinbaum aprovechó para exhibir supuestos logros de su gobierno, como en el tema de seguridad. Aunque no sean tantos, lo que sí es de reconocer que ha marcado, sin decirlo, una notable diferencia respecto de la política de “abrazos no balazos” de su antecesor.
La primera mandataria aseguró que, desde el inicio de su administración, los homicidios dolosos han disminuido en todo el país.
“Entre octubre y febrero hemos reducido los homicidios dolosos en casi el 15 por ciento. La paz y la seguridad son fruto de la justicia”, sostuvo la mandataria.
Añadió que los resultados en materia de seguridad han contribuido a mantener una relación de diálogo y respeto con el gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump.
En particular, en cuanto a otra de las principales exigencias de Trump, el combate a los narcotraficantes, para contener la entrada de fentanilo a la Unión Americana, la presidenta ofreció que «México seguirá buscando evitar que el fentanilo llegue a Estados Unidos».
También destacó que “cada vez menos mexicanos” migran a los Estados Unidos, esto debido a que “la situación económica en México ha mejorado”.
Reafirmó que los migrantes aportan a los dos países. “Nuestros connacionales contribuyen a la economía de México; 64 mil millones de pesos en remesas se registraron sólo en 2024, y el 80 por ciento de su dinero, se va directamente a la economía estadounidense”.











