Encuestas en Tabasco
Ramón Zurita Sahagún jueves 22, Sep 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Varias lecturas dejó entre los tabasqueños la reciente encuesta preelectoral realizada por Mitofsky.
La primera de ellas es que la disputa por el gobierno estatal continuará siendo entre priístas y perredistas, quedando los panistas, por el momento, sumamente relegados.
Otra lectura es que son muchos los suspirantes de todos los partidos, aunque pocos los prospectos reales, ya que algunos de ellos manifiestan sus ambiciones, sin tener el respaldo necesario para ello.
La radiografía de Mitofsky muestra que la disputa por el gobierno estatal será dura y que los partidos (de los dos contendientes reales) tendrán que analizar con lupa a sus prospectos para elegir al que reúna los condicionantes indispensable para jalar el voto ciudadano a las urnas.
De acuerdo con Mitofsky, priístas y perredistas cuentan con ternas bien posicionadas ante el elector, unos más y otros menos, de los que algunos cuentan con una carga sumamente negativa.
Es cierto que de todos los aspirantes el más conocido es el neopriísta, ex secretario de Gobierno, Humberto Mayans Canabal, pero también lo es que resulta ser quien mayor rechazo tiene por parte de la población.
Mayans solamente es superado en carga negativa y en opinión mala de la ciudadanía a su persona por la diputada Georgina Trujillo Zentella.
Con todo y ello el ex perredista se encuentra en plena lucha por conseguir los apoyos necesarios para competir por la candidatura priísta, luego de que hace unos cuantos meses anunció su desistimiento de ello.
Ese ha sido uno de los principales problemas de Mayans Canabal, su inconsistencia e incongruencia, ya que nadie sabe la forma en que actuará, de acuerdo al estado de ánimo con que amanezca.
Sabidos son sus constantes berrinches, su manera déspota de tratar a sus colaboradores, su paso de un partido a otro y el regreso al original, sus diferencias con antiguos aliados y sus actitudes caprichosas que van desde la renuncia al cargo de secretario de Gobierno para participar en la contienda interna del PRI, para unas semanas después desistir de ello y ahora tratar de reinsertarse en la disputa por la candidatura.
De ahí que vengan los rechazos de la ciudadanía que lo ubica como un político veleta.
Sin embargo, Mayans se mantiene en segundo lugar de las preferencias priístas, por debajo de Luis Felipe Graham, secretario estatal de Salud, quien lo supera por siete puntos porcentuales en el reciente muestreo, cuya diferencia se amplía por la carga negativa de Mayans.
El tercero en discordia de los priístas es el alcalde de Centro (Villahermosa), Jesús Alí de la Torre, un político formado al lado de Arturo Núñez Jiménez, con quien gusta de decir que disputará el gobierno del estado.
Alí creció desmesuradamente en los primeros meses del año, aunque se advierte que lo hizo en forma artificial, ya que los datos contenidos en la reciente encuesta lo ubican en su justa dimensión.
Los peores números los recibe el alcalde por parte da la comuna que gobierna y se ubica a casi diez puntos del puntero Graham.
Ex secretario particular del ahora perredista Arturo Núñez, Alí de la Torre sueña con ir a las urnas en contra de su ex jefe, tal vez, para cobrarle viejos agravios.
Y es que Arturo Núñez Jiménez es quien mejor posicionado se encuentra de entre los perredistas, por encima de los hermanos (Adán Augusto y Rosalinda) López Hernández y del ex priísta (como el propio Núñez Jiménez) Óscar Cantón Zetina.
Los números del senador lo mantienen en plena competencia, tanto dentro de su partido, como de lo que pudiera ser la competencia constitucional.
El otro partido contendiente, el PAN, se ubica muy por detrás de sus adversarios del PRI y PRD, alcanzando con muchos trabajos los dos dígitos entre las preferencias del electorado.
Gerardo Priego, ex diputado federal supera por mucho a Milton Lastra alcalde de Emiliano Zapata en la disputa de una eventual candidatura al gobierno estatal que lo posiciona demasiado alejado de la posibilidad de triunfo.
LA NOVATEZ DE DUARTE
Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz, fue el primero de los 19 mandatarios estatales militantes del PRI que alzó la voz para respaldar el proyecto de Enrique Peña Nieto por convertirse en abanderado presidencial del partido tricolor.
El veracruzano lo hizo en una forma arriesgada, ya que el acuerdo entre los altos mandos del partido es que los gobernantes se abstuvieran de manifestar su opinión al respecto, para no enturbiar el proceso de selección del candidato priista.
Y es que a Duarte de Ochoa le ganó la emoción y respondió de inmediato al destape televisivo de Peña Nieto, desconociendo el compromiso establecido entre sus pares.
Pero peor momento no pudo escoger Duarte de Ochoa, ya que su estado vive una convulsión terrible, provocada por la extrema violencia que se padece en diferentes regiones de la entidad y que hizo crisis con los 35 cuerpos tirados en la vía pública, los que suman a la reciente fuga de reos y se complementan con la detención de tuiteros y asesinato de periodistas ocurrida en semanas recientes.
Duarte llegó al gobierno veracruzano avalado por su juventud, conocimiento financiero y proyecto político de gobierno, presentando un perfil distinto al de los últimos gobernantes de esa entidad.
Le fue pasada por alto su inexperiencia política, compensada con el rostro fresco que ofrecía a los electores que contrastaba con la oferta panista de un Miguel Ángel Yunes, vinculado con los gobiernos que ya no quieren los veracruzanos.
Sin embargo, parece ser que a Duarte de Ochoa le está pesando más su inexperiencia y falta de asesores que le indiquen la mejor forma de gobernar, frenar la violencia y evitar cometer más errores.