Presidenta Sheinbaum Pardo respalda absolución de Vallarta
Hans Salazar, Opinión domingo 3, Ago 2025HANS SALAZAR
- Su defensa legal y diversos organismos de derechos humanos documentaron violaciones al debido proceso
Israel Vallarta Cisneros salió del penal del Altiplano tras pasar casi dos décadas en prisión, sin que un tribunal hubiera dictado una sentencia en su contra. La decisión fue tomada por una jueza federal, quien resolvió absolverlo de todos los cargos, señalando irregularidades graves en el proceso que lo mantuvo privado de la libertad desde diciembre de 2005.
Un caso marcado por la fabricación y el abuso
La historia de Vallarta Cisneros está ligada a uno de los episodios más oscuros en la actuación de las instituciones de seguridad pública en México. Su detención fue parte de un operativo escenificado para cámaras de televisión, presentado como un golpe a una supuesta red de secuestradores. Años más tarde, las inconsistencias, la tortura y la falta de pruebas firmes derrumbaron la versión oficial.
Durante 19 años, su nombre permaneció atado a un montaje. Mientras tanto, nunca recibió una sentencia definitiva. Su defensa legal y diversos organismos de derechos humanos documentaron tortura, coacción de testigos y violaciones al debido proceso.
La postura del gobierno federal
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se pronunció públicamente tras conocerse la resolución judicial. En su conferencia de prensa matutina del 1 de agosto, sostuvo que la liberación es una muestra del colapso de las prácticas del pasado.
“Estamos ante una liberación que confirma lo que durante años se denunció: que hubo montaje, manipulación mediática y tortura. Fue un caso utilizado para fines políticos y televisivos, no para hacer justicia”, declaró la mandataria.
Sheinbaum Pardo señaló directamente a quienes estuvieron al frente de la estrategia de seguridad durante el sexenio de Felipe Calderón, y cuestionó la forma en que medios de comunicación colaboraron en la puesta en escena que sirvió para justificar políticas autoritarias.
Además, abrió la puerta a que Vallarta Cisneros busque ser reconocido como víctima por el Estado y acceda a mecanismos de reparación del daño conforme a la ley vigente.
Una herida abierta en el sistema judicial
La liberación de Vallarta Cisneros no significa que se haya hecho justicia plena. Organizaciones civiles han advertido que su caso es apenas uno entre miles de personas que permanecen encarceladas sin sentencia o que enfrentan procesos viciados por irregularidades similares.
Su caso ha sido usado como símbolo para exigir la revisión profunda del sistema de prisión preventiva y el combate a la fabricación de culpables. Por años, su nombre fue omitido en los grandes foros, mientras que él denunciaba desde su celda las condiciones de su encierro y la persecución política que enfrentó.
El siguiente capítulo
Aunque Vallarta Cisneros ya se encuentra en libertad, persisten dudas y deudas. Algunos de sus familiares siguen presos por las mismas acusaciones que ahora fueron desestimadas para él. También queda pendiente una revisión judicial que reconozca formalmente su calidad de víctima, condición necesaria para iniciar cualquier procedimiento de reparación.
Desde su salida, Vallarta ha preferido mantener un perfil reservado. Pero dejó claro que, en su momento, hablará de lo que vivió y de las personas responsables.
En una de sus primeras declaraciones públicas, dirigió un mensaje directo a uno de los protagonistas del montaje:
“Carlos Loret de Mola me debe una explicación”, dijo con firmeza. Hasta el cierre de esta edición, Loret de Mola no ha respondido.
Ganamos tiempo. “90 días; el T-MEC se mantiene como está”: Claudia Sheinbaum
Uno de los puntos culminantes en la relación con el gobierno de los Estados Unidos, durante los primeros diez meses de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, fue el vencimiento del plazo a los aranceles el 1 de agosto. En vez de aplicarse nuevas tarifas, se acordó dejar en pausa estas medidas durante los próximos 90 días.
En tono sereno, sin festinar, pero con énfasis, la mandataria anunció:
“Se mantiene el tratado como está y, en los próximos 90 días, seguiremos platicando y dialogando para construir un acuerdo de más largo plazo”.
¿Qué ganamos?
- No aumentarán las tarifas; se mantienen los mismos términos.
- Se salvaguarda el T-MEC.
- Solo se aplicarán aranceles del 25% a los productos fuera del tratado.
- Se mantiene una mesa de diálogo permanente.
“México, dentro de este orden mundial, logró el mejor acuerdo posible en comparación con otros países. Invertir en México sigue siendo la mejor opción.
Tenemos una buena posición dentro de este nuevo orden internacional, a partir de la entrada del presidente Donald Trump al gobierno de los Estados Unidos”.
“Ha funcionado nuestra estrategia: cabeza fría, temple y defensa con firmeza de nuestros principios”.
¿Qué lecciones y reflexiones deja esta acción de negociación con el primer mundo?
Desde que la administración de Donald Trump emprendió su guerra comercial bajo una lógica de proteccionismo y defensa de su economía, la presidenta Claudia Sheinbaum ha sostenido una narrativa centrada en la serenidad, el diálogo y la defensa de la soberanía.
Convocó a los mexicanos a manifestarse en el Zócalo mediante una asamblea informativa para presentar su postura: negociar desde una relación de igualdad, en coordinación y colaboración con la administración estadounidense, pero sin ceder un ápice de soberanía.
Después de dos asambleas y de brindar información casi a diario en sus conferencias matutinas, la presidenta llamó a enviar misivas a congresistas estadounidenses, con el fin de sensibilizarlos sobre el papel crucial de los trabajadores migrantes y la profunda interdependencia entre las dos economías que, más que competir, se complementan.
En su afán por respetar el T-MEC y evitar gravámenes del 30% o 50%, la mandataria evitó la confrontación directa y elaboró una estrategia que derivó en el establecimiento de mesas de diálogo permanente de alto nivel, centradas en los temas de economía, migración, comercio, seguridad, narcotráfico y relación bilateral.
El diálogo se logró gracias al estilo propio de la presidenta y al respeto a los acuerdos iniciales sobre migración y la lucha contra el narcotráfico, incluyendo el combate al fentanilo y otras drogas.
Cabe recordar que Claudia Sheinbaum enfrenta a un negociador experimentado, un magnate poderoso y dos veces presidente de los Estados Unidos.
El arte de negociar: una lección de Harvard
Quizá entendiendo la sensibilidad y complejidad del proceso, y aprovechando su formación como académica con estudios en Estados Unidos, además de su experiencia como jefa de Gobierno, la Presidenta siguió una estrategia basada en el método de negociación de Harvard: buscar soluciones para ambas partes, en lugar de aferrarse a posiciones rígidas.
Claro está, los métodos se adaptan al contexto, y en este caso se aplicaron con un estilo propio, con ingredientes “a la mexicana” y en defensa firme de la soberanía nacional.
Resultado global: ganamos tiempo
El resultado general fue claro: se ganó tiempo para seguir dialogando, se mantuvo el tratado en sus términos actuales y se pospuso la aplicación de nuevos aranceles al 25% de los productos fuera del acuerdo, que seguirán en análisis.
La negociación con Estados Unidos es un proceso continuo, con encuentros y desencuentros, y por ello es fundamental mantener una estrategia propia, basada en el talento, la inteligencia, la tolerancia y la transparencia. Informar constantemente al pueblo de México también ha marcado una diferencia positiva, que distancia a este gobierno de los del pasado.
Seguiremos atentos.
Con la dignidad de los pueblos originarios, con su fuerza, he logrado hablar con presidentes, incluido Trump: Sheinbaum
- La Presidenta, en Querétaro
- Se reúne con pueblos originarios: pame, otomí y huasteco
- Entrega 139 millones de pesos para obras sociales y de infraestructura
Ataviada a la usanza tradicional otomí -vestida de blanco como las nubes, con cintas moradas y grecas de simbología ancestral-, la Presidenta lanzó, en la última línea de su discurso en Amealco, una frase que sella la significación de la Cuarta Transformación con los pueblos indígenas y afrodescendientes de nuestro país:
“México es único, extraordinario: su gente, sus pueblos. La Cuarta Transformación ha recuperado la dignidad de los pueblos originarios, y por eso, con esa dignidad, he logrado hablar con los presidentes de otras naciones, incluido el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
¡Que vivan los pueblos originarios de México!”
Esa última frase, quizá antes retórica, hoy cobra vigencia y forma parte del nuevo concepto de nación que impulsa la Cuarta Transformación, particularmente más visibilizado con la actual Presidenta.
Llevar recursos a los pueblos, sostenerlos en programas oficiales mediante leyes legislativas y rescatarlos del ostracismo histórico al que fueron relegados por siglos y en décadas recientes, es más que una política pública: es una razón de ser y de actuar, hoy, a nivel nacional e internacional.
Es mandar en igualdad de condiciones para todos los grupos sociales y culturales, sin excepciones.
Es ponderar la organización social y, más aún, depositar la confianza en las mujeres, quienes también son tesoreras de las nuevas representaciones mandatadas por la nueva ley.
Escuchar cantar en otomí el Himno Nacional, al final de la gira, es otra forma de llevar nuestro mensaje universal en condiciones de igualdad, paridad de género y justicia etnocultural.
La entrega de la presidenta Claudia Sheinbaum al apoyo de la cultura ancestral y de sus actuales representantes es tan profunda como su visión de un México incluyente y democrático: una ruta que intenta cerrar y curar una herida abierta por más de 700 años.











