El consumo de alcohol entre jóvenes se dispara en Cozumel
Quintana Roo martes 19, Ago 2025- Autoridades emiten alerta
- Tendencia también involucra a menores, en contextos de fiestas y reuniones

Por redacción DIARIOIMAGEN
Cozumel.- El consumo de alcohol entre adolescentes y jóvenes en Cozumel ha registrado un preocupante repunte durante los fines de semana, según alertaron autoridades locales y especialistas en salud pública. La directora del Centro de Integración Juvenil (CIJ) en la isla, Fabiola Ruiz Gallardo, advirtió que esta tendencia no solo involucra a mayores de edad, sino también a menores, en contextos de fiestas y reuniones informales.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), el 20.6% de adolescentes, entre 10 y 19 años, en México consume bebidas alcohólicas, una cifra que se refleja con especial intensidad en destinos turísticos como Cozumel, donde la vida nocturna y la oferta de entretenimiento facilitan el acceso al alcohol.
Ruiz Gallardo señaló que el consumo temprano puede derivar en el uso de otras sustancias, así como en accidentes, violencia y problemas de salud mental. “Es fundamental que los padres y tutores sepan dónde están sus hijos, con quién se relacionan y qué actividades realizan”, enfatizó.
El alcohol, como sustancia psicoactiva, puede generar dependencia y está vinculado a más de 200 enfermedades, según la Secretaría de Salud. En jóvenes, su impacto es especialmente grave, ya que afecta el desarrollo neurológico, la toma de decisiones y la regulación emocional.
Además, el CIJ ha documentado casos de intoxicación y conductas de riesgo entre menores que consumen alcohol en espacios públicos o privados sin supervisión. “No se trata solo de una moda o curiosidad, sino de un problema de salud pública que requiere atención urgente”, añadió Ruiz Gallardo.
Ante esta situación, el CIJ ha intensificado sus campañas de prevención y ofrece talleres gratuitos para padres, adolescentes y docentes. Estos espacios buscan fomentar la comunicación familiar, el autocuidado y la identificación temprana de señales de consumo.
La directora invitó a la comunidad a participar activamente en estas iniciativas: “La prevención no empieza en las instituciones, sino en casa. Necesitamos que las familias se involucren y que los jóvenes tengan alternativas saludables de convivencia”.
Amenaza silenciosa para la salud pública
El consumo excesivo de alcohol entre adolescentes y jóvenes se ha convertido en una preocupación creciente para autoridades sanitarias, educadores y familias en México. Más allá de los riesgos inmediatos, esta práctica está generando daños físicos, psicológicos y sociales que podrían comprometer el desarrollo integral de una generación.
Según datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT), más del 40% de los jóvenes entre 15 y 24 años ha consumido alcohol en el último mes, y al menos el 15% lo ha hecho en forma excesiva, es decir, cinco o más copas en una sola ocasión.
Este patrón, conocido como “consumo por atracón” o binge drinking, se ha normalizado en contextos sociales como fiestas, reuniones escolares y eventos deportivos, y suele iniciarse cada vez a edades más tempranas.
“El problema no es sólo que los jóvenes beban, sino cómo, cuánto y con qué frecuencia lo hacen”, advierte la doctora Silvia Romero, especialista en salud pública del Instituto Nacional de Psiquiatría.
Daños físicos y neurológicos
El consumo excesivo de alcohol en etapas de desarrollo puede tener consecuencias graves y duraderas:
– Afectación cerebral: el cerebro joven aún está en formación, y el alcohol puede alterar funciones cognitivas, memoria, toma de decisiones y control emocional.
– Daño hepático: aunque el hígado de un joven es más resistente, el abuso frecuente puede provocar inflamación, hepatitis alcohólica y, en casos extremos, cirrosis temprana.
– Problemas cardiovasculares: el alcohol altera la presión arterial y puede generar arritmias, incluso en personas jóvenes.
– Déficits nutricionales: el alcohol interfiere con la absorción de vitaminas y minerales esenciales, afectando el crecimiento y el sistema inmunológico.
El abuso de alcohol también está vinculado a trastornos mentales como ansiedad, depresión, agresividad y conductas autodestructivas. En jóvenes con predisposición genética o entornos familiares conflictivos, el riesgo de desarrollar dependencia es mayor.
El consumo excesivo de alcohol entre jóvenes no es sólo un problema individual, sino una amenaza colectiva que compromete el futuro de comunidades enteras. Atenderlo requiere voluntad política, inversión social y un enfoque integral que reconozca la complejidad del fenómeno.











