Convierten a Laguna Nichupté en cementerio de embarcaciones
Quintana Roo lunes 29, Sep 2025DERECHO DE REPLICA José Luis Montañez
- En riesgo, ecosistema vital para la salud ambiental

Justo frente al enorme asta bandera nacional, que se ubica a la altura del kilómetro cinco del Boulevard Kukulcán y sobre las aguas de la contaminada Laguna de Nichupté, se encuentra un cementerio de barcos y lanchas semi hundidas que aumenta su número conforme pasa el tiempo.
Justo a un costado de este basurero náutico se encuentran unas oficinas de la Semar, donde la burocracia marina se hace de la vista gorda ante el negativo espectáculo que da al turismo nacional y extranjero el mencionado sitio.
Contaminada por aguas negras, que bajan de los hoteles sobre el boulevard, la Laguna Nichupté sirve también de depósito de basura y plásticos que la envenenan todo el tiempo.
Entrando del mar y cruzando el Puente Calinda hacia Nichupté hay unas instalaciones de Marina y frente a ésta se encuentran los restos de una lancha que se quemó en ese sitio hace más de un año.
Los marinos que son asignados a ese campamento se divierten todos los días nadando en el canal, donde, por cierto, existen anuncios de “cuidado con los cocodrilos”, pero a ninguno de ellos se le ocurre hacer labor y limpiar el lugar de la basura, más bien parecen estar siempre de vacaciones.
Corazón ecológico de Cancún
La Laguna Nichupté, ubicada en el corazón de la zona hotelera de Cancún, no solo es un atractivo turístico de primer nivel, sino también un ecosistema vital para la salud ambiental de Quintana Roo. Con más de 3,000 hectáreas de cuerpos de agua interconectados -incluyendo la laguna del Amor, la laguna Bojórquez y la laguna San José- este sistema lagunar alberga manglares, peces, aves migratorias, reptiles y una diversidad biológica que sostiene el equilibrio ecológico de la región.
La laguna actúa como barrera natural contra huracanes, regula el clima local y filtra contaminantes antes de que lleguen al mar Caribe. Sus manglares, considerados uno de los ecosistemas más productivos del planeta, capturan carbono, protegen la costa de la erosión y sirven de criadero para especies marinas clave en la cadena alimenticia.
Además, Nichupté es un espacio de recreación y contemplación para locales y visitantes. Kayakistas, pescadores, fotógrafos y amantes de la naturaleza encuentran en sus aguas un respiro frente al ritmo acelerado del turismo masivo.
Sin embargo, este santuario natural enfrenta una amenaza creciente: el abandono de embarcaciones en sus canales y orillas. Según reportes de autoridades ambientales y organizaciones civiles, se han identificado más de 100 embarcaciones en estado de abandono, muchas de ellas con estructuras deterioradas, residuos tóxicos y restos de combustible que contaminan el agua y afectan la fauna.
Estas embarcaciones, que en su momento fueron utilizadas para actividades turísticas o privadas, han quedado a la deriva por falta de regulación, negligencia de propietarios y ausencia de un programa integral de retiro. Algunas se hunden lentamente, liberando metales pesados y aceites que alteran la calidad del agua y ponen en riesgo a especies como el cocodrilo de pantano, el manatí y diversas aves acuáticas.
El deterioro de la laguna no solo afecta al medio ambiente, sino también a las comunidades que dependen de ella. Pescadores artesanales han reportado disminución en la captura de especies como robalo y mojarra, mientras que guías turísticos señalan que la presencia de embarcaciones oxidadas y contaminantes ahuyenta a los visitantes interesados en el ecoturismo.
Además, los manglares -ya vulnerables por la expansión urbana- sufren daños físicos por el encallamiento de embarcaciones y la acumulación de basura. La falta de vigilancia y de sanciones efectivas ha permitido que el problema se agrave año con año.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), junto con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), han iniciado operativos para identificar y retirar embarcaciones abandonadas. Sin embargo, los esfuerzos han sido intermitentes y limitados por falta de presupuesto y coordinación entre dependencias.
Organizaciones como Centinelas del Agua y Amigos de Sian Ka’an han lanzado campañas de concientización y limpieza, involucrando a voluntarios, estudiantes y empresas locales. También se han propuesto reformas legales para obligar a los propietarios a responsabilizarse por el retiro de sus embarcaciones y establecer un registro público de embarcaciones activas.
Quieren actualizar reglamento de cenotes, cuevas y cavernas
Ante el creciente deterioro de los ecosistemas subterráneos en Playa del Carmen, activistas, científicos y autoridades locales han comenzado a trabajar en la actualización del Reglamento de Cenotes, Cuevas y Cavernas, vigente desde 2017. La iniciativa busca responder a los desafíos ambientales actuales, como la contaminación del acuífero, el uso de maquinaria pesada en zonas frágiles y la falta de estudios previos en desarrollos urbanos.
Roberto Rojo García, fundador del colectivo científico y ambiental Cenotes Urbanos, ha sido uno de los principales impulsores de esta reforma. En entrevista, señaló que el reglamento actual tiene un enfoque turístico y jurídico, pero no contempla de manera suficiente la protección ambiental ni la realidad de los cenotes urbanos “Es básico que exista un reglamento, pero falta actualizarlo a la realidad que tenemos ahora. Hay que verificar que se cumpla, porque no se ha estado cumpliendo y eso nos está afectando a todos”.
Uno de los problemas más graves detectados por Cenotes Urbanos es el uso de cuevas y cenotes como basureros clandestinos. En los últimos años, el colectivo ha limpiado más de 30 cuerpos cavernosos donde se han encontrado residuos sólidos, drenajes ilegales y lixiviados que se filtran directamente al acuífero. Esta situación pone en riesgo la calidad del agua y la biodiversidad subterránea “Mucha gente sigue utilizando las cuevas como basureros. Todos esos lixiviados se van al acuífero.
Otro punto crítico es la ruptura de estructuras subterráneas durante obras de construcción. Rojo García denunció que en desarrollos recientes como La Cápsula y The Spot, la maquinaria pesada rompió las cúpulas de cuevas sin que se realizaran estudios previos. Esta negligencia ha provocado daños irreversibles en formaciones geológicas milenarias “Tenían que haber hecho los estudios para saber que ahí estaba la cueva. No se puede seguir construyendo a ciegas sobre ecosistemas tan frágiles”.











