Activar los cuatro cuerpos: un camino hacia la sanación integral
Cultura, Opinión martes 7, Oct 2025REGINA
En la actualidad, donde el ritmo acelerado y el estrés parecen imponerse en la vida diaria, muchas personas buscan alternativas para cuidar su salud de manera más completa. La medicina tradicional ofrece respuestas valiosas, pero cada vez más voces insisten en la importancia de reconocer que no solo tenemos un cuerpo físico, sino que convivimos con diferentes planos que se interconectan. Diversas tradiciones de bienestar sostienen que somos seres compuestos por cuatro cuerpos principales: el mental, el físico, el emocional y el energético o etérico.
La clave está en aprender a escucharlos y activarlos conscientemente, de modo que trabajen a favor de nuestro equilibrio y bienestar. Cada uno de estos cuerpos tiene su propia forma de sanar, y cuando se atienden de manera conjunta, los resultados suelen ser más profundos y duraderos.
El cuerpo mental: claridad y calma a través de la meditación
El cuerpo mental es el centro de nuestras ideas, pensamientos y creencias. Cuando se sobrecarga, aparecen síntomas como ansiedad, dispersión o dificultad para concentrarse. La herramienta más poderosa para armonizar este cuerpo es la meditación, práctica que ha demostrado efectos positivos tanto en la mente como en la salud física.
Un ejemplo sencillo es la práctica del mindfulness o atención plena: dedicar diez minutos al día a observar la respiración y permitir que los pensamientos fluyan sin juzgarlos. Este ejercicio reduce los niveles de estrés y ayuda a ordenar la mente. Asimismo, las terapias cognitivas y analíticas ofrecen espacios de reflexión donde la persona puede identificar patrones de pensamiento que la limitan y transformarlos en herramientas para la vida.
El cuerpo físico: movimiento como fuente de vitalidad
Nuestro cuerpo físico es la estructura que nos sostiene, y requiere cuidados constantes. El sedentarismo, tan común en la vida moderna, debilita su fuerza y energía. Por eso, el movimiento se convierte en una forma de medicina preventiva y activa.
Un ejemplo es el yoga, que además de fortalecer músculos y articulaciones, combina la respiración con las posturas físicas, generando bienestar integral. También prácticas más simples, como caminar media hora diaria o subir escaleras en lugar de usar el ascensor, son maneras de mantener este cuerpo en equilibrio. El ejercicio, más allá de lo estético, libera endorfinas que mejoran el estado de ánimo y reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El cuerpo emocional: la importancia de expresar lo que sentimos
Las emociones no atendidas pueden convertirse en cargas que afectan tanto la mente como el cuerpo físico. El cuerpo emocional se sana a través de la digestión emocional, es decir, reconocer, procesar y expresar lo que sentimos. Negarlas solo las convierte en bloqueos más profundos.
Un ejemplo práctico es el diario emocional, donde cada persona puede escribir sin filtro lo que experimenta. Este ejercicio permite observar los sentimientos y darles un cauce sano. También son valiosas las dinámicas de grupo, como los círculos de diálogo o terapias colectivas, donde expresar la experiencia propia ayuda a liberar emociones reprimidas. Además, ejercicios de sensibilización como la escucha consciente de música o la práctica de dinámicas de confianza permiten reconectar con la propia vulnerabilidad de una manera segura.
El cuerpo energético o etérico: depuración con los elementos
El cuerpo energético, también conocido como etérico, se relaciona con la energía vital que circula dentro y alrededor de nosotros. Cuando está bloqueado, se manifiesta como cansancio extremo, sensación de pesadez o falta de motivación. Mantenerlo limpio y en armonía es fundamental.
Existen diversas herramientas para lograrlo. Una de las más conocidas es el sahumerio con incienso o hierbas: el humo actúa como purificador de espacios y ayuda a liberar densidades energéticas. El agua también cumple un papel esencial: los baños de hierbas, los rituales con agua corriente o simplemente el contacto con el mar o un río ayudan a renovar la energía personal. Por otro lado, las piedras preciosas como el cuarzo se han utilizado ancestralmente como canalizadores de energía, y la alineación de chakras, a través de prácticas como la meditación guiada o el reiki, busca equilibrar los centros energéticos del cuerpo.
Una visión integral para todas las edades
Reconocer y atender los cuatro cuerpos no significa complicar la vida con prácticas difíciles, sino integrar pequeños hábitos diarios. Para los jóvenes, que viven en un entorno de estímulos constantes, aprender a meditar, ejercitarse con regularidad y expresar sus emociones puede ser la clave para manejar el estrés escolar o social. Para los adultos mayores, la práctica de caminatas, terapias de reflexión y rituales energéticos puede convertirse en un camino hacia la calma y la vitalidad.
La sanación integral no busca fórmulas mágicas, sino herramientas prácticas y accesibles que cada persona puede aplicar a su manera. Así, activar los cuatro cuerpos es una invitación a regresar al equilibrio, a recuperar la conexión con uno mismo y a comprender que la verdadera salud surge cuando aprendemos a habitar nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestra energía en armonía.
En definitiva, sanar es, más que un objetivo, un proceso constante: un volver a habitarse plenamente.
C O M U N I C A T E
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