México ante la injerencia externa y el conservadurismo interno
Hans Salazar, Opinión lunes 24, Nov 2025
HANS SALAZAR
“México debe estar siempre alerta ante cualquier intento de injerencia externa apoyada por los conservadores”: Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, 23 de noviembre de 2025, Fuerte de San Juan de Ulúa, Veracruz
Una advertencia con resonancia histórica
En el mismo escenario donde hace dos siglos se consolidó la independencia marítima de México, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo emitió un mensaje que resonó más allá de la ceremonia naval: un llamado a la defensa activa de la soberanía nacional frente a cualquier intento de injerencia extranjera y a los sectores conservadores que podrían servirle de puente.
El eco de su advertencia remite a un patrón histórico que se repite en distintos ciclos: cada vez que México ha intentado avanzar hacia un proyecto de justicia social o independencia real, surgen actores internos dispuestos a entregar la llave del país a intereses foráneos.
Ayer fueron los conservadores que imploraron el regreso de un imperio europeo; hoy son los que piden sanciones internacionales, repiten narrativas de Washington o Bruselas, o buscan apoyo mediático externo para desacreditar un gobierno elegido democráticamente por el pueblo.
Del cañón al algoritmo: la nueva cara de la intervención
La intervención extranjera ya no llega en barcos de guerra.
En el siglo XXI las armas son otras: bots, campañas digitales, desinformación coordinada, dinero oscuro y presiones económicas que operan en las sombras del ciberespacio, alimentadas por financiamiento multimillonario proveniente de la evasión fiscal y el fraude a acreedores.
Durante las últimas semanas, mientras la Presidenta emprendía giras por el sur del país, se detectaron redes digitales anómalas que promovían convocatorias artificiales, como la de la llamada “Generación Z”, donde -según la Coordinación de Infodemia- más de 28 administradores de cuentas estaban fuera de México, con origen en países como Estados Unidos, España y Bolivia.
La intención no era el diálogo, sino la provocación.
Y ahora claman por la “ayuda” militar de Estados Unidos, pidiendo que ingresen sus drones y su fuerza armada, como si el país necesitara tutores o castigos.
No les incomodaría -al contrario- que regresaran las viejas prácticas de injerencia encubierta, esas en las que las agencias extranjeras entraban y salían del territorio nacional con la complicidad del PRIAN.
En el fondo, añoran aquel México subordinado, donde la soberanía era negociable y la dignidad nacional un trámite diplomático.
Cuando Sheinbaum habla de “conservadores”, no se refiere solo a ciertos partidos o a un grupo político: habla de una mentalidad histórica.
Es la misma que en el siglo XIX prefirió un emperador extranjero antes que un gobierno popular.
La misma que en el siglo XIX entregó gran parte de nuestro territorio al vecino del norte, y en el siglo XX cedió el petróleo a corporaciones extranjeras.
Y la misma que hoy, ante la transformación en curso, no duda en pedir la intervención extranjera cuando no logra convencer al pueblo.
El conservadurismo mexicano es un fenómeno que se disfraza: a veces de tecnocracia, a veces de “sociedad civil”, a veces de “causa juvenil”. Pero detrás de cada máscara hay un hilo conductor: el rechazo a que el pueblo decida y el miedo a perder privilegios.
Por eso buscan apoyo fuera, porque dentro ya no lo tienen.
Cada generación tiene que defender nuestra independencia.
Los héroes del siglo XIX lo hicieron con fusiles; los del siglo XXI deben hacerlo con información, denuncia, conciencia y participación cívica.
La independencia se celebra, se ejerce y se defiende.
Y ejercerla implica cuidar que las decisiones nacionales no se tomen desde escritorios extranjeros ni desde plataformas tecnológicas que responden a intereses corporativos antes que democráticos.
La soberanía como pilar de la Cuarta Transformación
La presidenta Claudia Sheinbaum ha insistido en dar continuidad al proyecto de soberanía energética, alimentaria y tecnológica impulsado por el presidente López Obrador. Por ello, hoy vivimos el Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
México puede dialogar con el mundo, pero no puede subordinar su democracia a los intereses de empresas, gobiernos o lobbies extranjeros.
La independencia del siglo XXI exige seguir impulsando la comunicación directa, a través de las Mañaneras del Pueblo, los medios comunitarios e independientes, los medios públicos y garantizar que la voz del pueblo no sea silenciada ni manipulada por algoritmos diseñados en Silicon Valley.
En una era donde la información es poder, la ciudadanía tiene el deber de no ser cómplice ni víctima de las campañas de injerencia, y el derecho de exigir transparencia, verdad y soberanía digital.
Defender la independencia no es cerrar las puertas del mundo: es abrirlas con dignidad.
Es mirar al exterior sin arrodillarse: con cooperación, pero sin subordinación.
Es entender que el patriotismo no se mide con banderas, sino con conciencia y responsabilidad.
Estar alerta, como dijo la Presidenta, no es vivir con miedo, sino vivir con conciencia.
La historia nos enseña que cada vez que el país se deja dividir, otros deciden por él. Pero también nos enseña que cuando el pueblo se organiza, ninguna potencia ni conservadurismo lo doblega. Solo el pueblo, puede salvar al pueblo.
Nuestra Independencia está más vigente que nunca.
Y cada generación tiene la obligación de defenderla.
Hoy, esa defensa no solo se libra en los territorios, también en los medios y en el ciberespacio, pero, sobre todo, en las mentes.
Sánchez Ortega, otra pieza en el crimen de Colosio
La reapertura legal del asesinato de Luis Donaldo Colosio vuelve a abrir interrogantes con actores políticos del pasado y del presente.
Antonio Sánchez Ortega, ex agente del Cisen, fue detenido el pasado 15 de noviembre, señalado como el “segundo posible tirador” en el crimen del candidato presidencial priista ocurrido hace 31 años en Lomas Taurinas, Tijuana.
¿Por qué hasta ahora se reabrió el expediente? ¿Quién le ordenó disparar? ¿Quién lo liberó tras su primera detención? ¿Quién era su jefe en la escena del crimen? Estas preguntas abren una brecha amplia en un caso que, aunque formalmente cerrado hace 25 años, sigue rodeado de sombras.
Un caso que regresa a la Suprema Corte
La relevancia del expediente y sus implicaciones políticas podrían llevarlo pronto a manos de las y los ministros de la nueva Suprema Corte de Justicia.
Antes de que termine el año, la Corte podría incluso determinar el procedimiento para liberar a Mario Aburto, el primer tirador, quien habría cumplido ya la pena máxima de 30 años establecida por la legislación de Baja California, no la federal de 45 años.
El segundo tirador: hipótesis que reabre heridas
Con la captura de Sánchez Ortega, la Fiscalía General de la República deberá presentar pruebas que sustenten su detención. Esto revive las viejas teorías del “complot” y plantea nuevas: ¿fue un segundo tirador solitario o parte de una acción concertada?
De ser cierta la hipótesis de un segundo disparo, cabría investigar quién dio la orden, qué calibre de arma se usó y dónde se encuentra. Si el arma fue de uso oficial, el caso podría adquirir implicaciones mayores en materia de Estado.
El pasado priista vuelve al banquillo
La detención del ex agente también reabre la puerta a nombres que parecían intocables.
Entre ellos, el exprocurador Diego Valadés, enviado a Tijuana por órdenes del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. Valadés fue el primero en interrogar a Aburto y a Sánchez Ortega y posteriormente ordenó la “liberación inmediata” de éste último por “falta de pruebas contundentes”, a pesar de que dio positivo a la prueba de radizonato de sodio y presentaba manchas hemáticas de Colosio en su chamarra. ¿Qué motivó realmente esa liberación?
Otro personaje clave es Manlio Fabio Beltrones, entonces gobernador de Sonora, quien, según él mismo reconoció, participó activamente en las diligencias del caso. Tanto él como Valadés tuvieron acceso a las instalaciones de la PGR, cerradas al resto de las autoridades y a la prensa.
Asimismo, el entonces gobernador de Baja California, Ernesto Ruffo Appel, podría ser llamado a declarar para explicar por qué no se aseguró el perímetro de Lomas Taurinas, pese a reportes de movimientos de agentes durante la madrugada previa al mitin.
Los archivos del Cisen
Otro paso ineludible será abrir los archivos del extinto Cisen -hoy bajo resguardo de la Secretaría de Gobernación, encabezada por Rosa Icela Rodríguez– para esclarecer las órdenes recibidas por Sánchez Ortega del entonces titular Jorge Tello Peón. El Cisen, creado para proteger la seguridad nacional, terminó siendo un aparato de espionaje político en los años noventa.
Justicia y verdad pendientes
La reapertura del caso Colosio no solo tiene implicaciones judiciales: es también una prueba de fuego para la justicia mexicana.
México debe demostrar que la ley se aplica a todos por igual, que ya no se compran jueces ni se fabrican verdades.
Más de tres décadas después, el país aún espera la verdad real, histórica y de justicia.











