Expertos de la salud demandan regulación para prevenir punciones accidentales en personal sanitario
Salud martes 2, Dic 2025- Cada año se registran dos millones de casos
- Dispositivos de nueva tecnología o agujas de seguridad reducen en 70% las probabilidades de contraer VIH o Hepatitis B o C

La doctora epidemióloga del ABC, Roxana Trejo, y la maestra en Enfermería de BD, María de Lourdes Meléndez, urgieron en la necesidad de legislar para prevenir punciones accidentales en el personal de salud y crear una cultura de la seguridad con medidas de prevención primaria. Dos millones de accidentes punzocortantes en el mundo pueden contagiar VIH y Hepatitis B o C.
Sin descuidar la atención de los pacientes, especialistas del Hospital ABC y del área médica de Becton & Dickinson (BD) urgieron en la necesidad de avanzar en una cultura de la prevención para la protección de enfermeras, médicos, personal de urgencias y laboratoristas y disminuir el riesgo de pinchaduras accidentales con agujas para evitar el contagio del personal hospitalario con enfermedades como el VIH -que muestra un repunte con 16 mil casos nuevos al año-, y de Hepatitis B y C, ya que para esta última no hay herramientas de protección.
La doctora epidemióloga Roxana Trejo, del Centro Médico ABC y la maestra en enfermería y gerente médico de BD coincidieron en que por falta de una reglamentación que obligue a que todo el personal médico, de enfermería, urgenciólogos y laboratoristas reporten las punciones accidentales en el trabajo, existe un subregistro de esos eventos y se desconoce el número de contagios entre los trabajadores del sector salud. Se estima -dijeron-, que solo se reporta el 40 por ciento de los casos y aunque no todos desarrollan la enfermedad, es importante fortalecer las medidas primarias de prevención y no el costoso seguimiento de monitoreo semestral con pruebas de laboratorio que generan gastos por 300 mil pesos.
Por ello, BD -una de las mayores empresas globales de tecnología médica que impulsa los descubrimientos médicos, de diagnóstico y de cuidados de la salud-, la utilización de dispositivos de nueva tecnología, agujas de seguridad que disminuyen en 70 por ciento el riesgo de accidente. Tanto la doctora Roxana Trejo como la maestra en enfermería María de Lourdes Meléndez urgieron en avanzar hacia una cultura de la prevención y crear conciencia en el personal de la salud en notificar de los accidentes en las punciones para abatir el subregistro que hoy es del 60 por ciento.
La doctora Roxana Trejo, expresidenta de la Asociación Mexicana para el Estudio de las Infecciones Nosocomiales (AMEIN), destacó que se trata de un desafío latente para todas las instituciones de salud. “Las punciones accidentales son un riesgo laboral real, pero la evidencia demuestra que cuando el personal cuenta con dispositivos de inyección seguros y recibe capacitación continua y activa buenas prácticas, los incidentes se reducen de manera contundente”, señaló.
Asimismo, se expuso que el riesgo de transmisión tras una punción con aguja usada puede llegar a 30% para hepatitis B, 5% para hepatitis C y 0.3% para VIH, sobre todo cuando involucra agujas huecas o acanaladas. La OMS estima que estas lesiones ocasionan 66 mil infecciones anuales por hepatitis B, 16 mil por hepatitis C y mil por VIH entre trabajadores sanitarios. Aunque estas cifras representan una realidad global, los especialistas coincidieron en que el reto está en fortalecer las prácticas preventivas y la capacitación continua dentro de cada institución.
La introducción de dispositivos de agujas de seguridad reduce en 70% en el número de lesiones por pinchazos con aguja. Aun así, persisten conductas que elevan el riesgo -como el re encapuchado manual, la eliminación inadecuada o el uso de insumos sin mecanismos de protección-, prácticas que deben erradicarse porque siguen ocurriendo en distintos entornos clínicos.
BD desarrolla tecnologías diseñadas para evitar que una punción accidental cambie la vida de un profesional de la salud. Las agujas con mecanismos de protección reducen riesgos sin modificar la técnica clínica. “El desafío es asegurar que estos dispositivos lleguen a quienes los necesitan y que el personal pueda trabajar con seguridad”, expresó la maestra María de Lourdes Meléndez.
Además de las implicaciones clínicas, las especialistas recordaron que cada accidente genera costos directos e indirectos de 650 y 750 dólares estadounidenses, por pruebas serológicas, profilaxis y ausentismo. Destacaron que reducir estos incidentes favorece la continuidad operativa en áreas críticas como urgencias, terapia intensiva y quirófanos.











