Lo religioso y lo terrenal
José Antonio López Sosa lunes 29, Mar 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Curiosamente, las vacaciones de Semana Santa son prioritariamente religiosas, es decir, en estos días se conmemora la Pasión de Cristo según la creencia bíblica. En estas fechas hay quienes sí se toman muy en serio el papel religioso, se encierran, oran, hacen ayunos o vigilias y pasan gran cantidad de tiempo en sus templos leyendo y releyendo los mismos pasajes bíblicos que leyeron el año pasado, en este sentido mi pregunta es, ¿realmente eso ha hecho a toda esa gente mejores seres humanos?, ¿han colaborado en algo con esta humanidad que está cada vez más dividida, ofendida y vulnerable?, ¿han hecho algo por nuestro país que está al borde del estallido social? Me surgen muchas dudas porque después de 32 años de semanas santas veo mi entorno mucho más deteriorado con todo y estas centenas o miles de personas que independientemente la religión que profesen, conmemoran, leen y releen los pasajes bíblicos de la Pasión de Cristo.
Está el otro extremo, quienes aprovechan estos días -los pocos seguidos de descanso obligatorio que hay- para salir y vacacionar, la industria turística aprovecha esta “temporada alta” y los destinos de playa o ciudad se llenan de visitantes en lo que para muchos son las únicas vacaciones del año.
Hay quienes nos quedamos en medio, ni religiosos ni de vacaciones, por primera vez en más de tres años pasaré la entera semana santa trabajando en las estaciones de radio donde laboro cotidianamente, eso me permite mirar con detenimiento ambos extremos y darme cuenta que ninguno es totalmente bueno o enteramente aberrante.
Seguramente existen personas que en un claro lenguaje de doble moral hacen ambas funciones: van a lo religioso y poseen negocios (mucha atención, quienes trabajan en turismo y no quienes vacacionan) que se ven sumamente beneficiados en esta temporada alta, “es legítimo” podrían argumentarme, sin embargo sigo dudando si ambos polos se pueden combinar así tan fácilmente en buscando un mismo objetivo.
Finalmente, a quienes definitivamente no entiendo es a los que asisten como cada año a sus templos, leen y releen los pasajes bíblicos, se dan golpes de pecho, lloran, hacen circo, maroma y teatro en estos días pero a la vuelta de la esquina siguen siendo los mismos trogloditas en las calles, en sus trabajos y en sus familias (¿cuántos panistas de esos que trabajan de secretarios de estado no habrá en estas condiciones?) y, lejos de poner en práctica lo que cada año leen, lloran, reflexionan y comparten, hacen enteramente lo contrario, ¿será para ellos la religión un método de equilibrio emocional por algún vacío, carencia o traumatismo psicólógico?, no lo sé, quizás un psicoanalista me lo pueda explicar, sin embargo concluyo con el principio: 32 años de semanas santas con gente que abarrota templos, iglesias, salones del reino, etcétera y cada año nuestra sociedad se deteriora más, ¿qué está pasando entonces?