La expropiación petrolera
¬ Juan Manuel Magaña martes 17, Abr 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Para Argentina el momento es histórico. Su presidenta Cristina Fernández de Kirchner se fajó los pantalones y declaró ayer la expropiación del 51 por ciento del patrimonio de la petrolera YPF, controlada por la española Repsol.
Se ha cernido en el mundo un enorme conflicto internacional. Y el golpe llegará hasta Los Pinos. Argentina estaba harta del nuevo colonialismo español.
Repsol-YPF – que controla 37 por ciento de las reservas petroleras de ese país y 55 por ciento del mercado de combustible– incumplió sus compromisos de inversión en la industria petrolera argentina, lo que afectó su soberanía energética.
El papel de Repsol en Argentina se caracterizó por una disminución de las reservas petroleras del país, por una maximización de las ganancias por exportaciones, por un reparto con cuchara grande de las utilidades entre los accionistas de la petrolera y por un aporte ínfimo al desarrollo de la industria argentina de los hidrocarburos.
México podría volverse a ver en ese espejo luego de tanto afán privatizador de Pemex. El caso es que el gobierno español de Mariano Rajoy había pedido – habría que decir ¿presionado? – la intercesión de Felipe Calderón, quien en alusión al asunto, que apenas se veía venir, había dicho que el verdadero crecimiento económico “no está en las estatizaciones”.
La petición se le hizo a Calderón en su calidad de presidente pro témpore del G-20.
Pero está el antecedente de que Calderón hizo a Pemex socio de Repsol, tras comprarle el 5 por ciento de sus acciones y con resultados lamentables para México.
Entonces, sus palabras iniciales de condena a la posible expropiación denotaban más un sesgo económico, y ahora podrían colocar al gobierno mexicano en un conflicto de interés.
Ese, además, será todo un tema en plenas campañas electorales por la presidencia del país.