Aquí, imposible, mi estimado
¬ Juan Manuel Magaña viernes 11, May 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Por allá de principios de febrero, mientras se echaba un rollo en Guadalajara, Calderón fue interrumpido con varias preguntas por el caricaturista Tonatiuh Moreno:
-¿Eh, Felipe… cuándo se va a acabar esta guerra?, ¿cuándo se acabará esta guerra contra el crimen?, ¿cuántos muertos más?, ¿a dónde te vas a vivir cuando termine tu gobierno?
– Aquí a Guadalajara, a lo mejor, mi estimado – respondió Calderón a la última, con una sonrisa forzada.
Era pura retórica. Blofeaba. O de plano mentía, pues tampoco iba admitir que se irá del país como hasta su hermana comenta. Ya parece que – mi estimado – Calderón vivirá en Guadalajara, en cuyas cercanías hace dos días fueron encontrados los cuerpos mutilados de 18 personas dentro de dos camionetas abandonadas a la altura del kilómetro 25 de la carretera Guadalajara-Chapala, que corresponden a 18 personas.
Ayer se supo que dos eran estudiantes.
Tampoco será Guerrero su posible residencia – mi estimado – , en cuyos municipios, incluido el paradisíaco Acapulco, cinco personas fueron asesinadas y otras tres fueron heridas hace dos días, nomás porque allá la cosa sigue muy canija.
También ese día, en Sinaloa, hombres armados persiguieron a balazos a seis personas que viajaban en una camioneta; el conductor murió y los demás resultaron heridos. En Durango se informó de un ataque contra policías estatales, que dejó un elemento lesionado. En San Luis Potosí, el rescate de un policía en el camino a la localidad de Monte Obscuro, carretera San Luis Potosí-Zacatecas, dejó un saldo de dos civiles muertos, dos detenidos y dos lesionados.
Y entonces hay que descartar todos estos como lugares de posible residencia del que ya se va.
El sábado, en una zona de narcomenudeo en el DF, jóvenes veinteañeros se agarraron a balazos hasta quedar muertos cinco de ellos. Ese día, el Departamento de Policía de San Diego California identificó las letales tácticas que el cártel de Tijuana emplea para realizar ataques contra corporaciones policiacas, y alertó a sus propios oficiales. Entonces ni Tijuana ni el DF, mi estimado.
El domingo, El Universal publicó que “la violencia, extorsiones y secuestros que se viven en la sierra de Sinaloa dieron por vencidas a miles de familias que huyeron de al menos 20 pueblos del centro y sur del estado para asentarse en cabeceras municipales de Mazatlán, Sinaloa de Leyva y Badiraguato. De acuerdo con autoridades locales, más de 2 mil 300 familias han dejado sus hogares, ranchos y ganado para huir a los municipios grandes en busca de seguridad”.
Así que Sinaloa ni pensarlo.
Pero, mi estimado, si se piensa en Veracruz, Tamaulipas, Nuevo León o Morelos, la cosa tampoco parece viable. La semana pasada asesinaron a cuatro periodistas veracruzanos, con los que van ocho en año y medio, sin castigo a los culpables. Y el viernes, en Nuevo Laredo, 23 personas fueron asesinadas: nueve fueron colgadas de un puente y 14 decapitadas.
En Monterrey, los criminales bajaron a los propietarios de tres vehículos, mismos que incendiaron para obstaculizar a la policía. Y acaban de lanzar el “Morelos Seguro” porque allá hay muertos casi a diario. Son ríos de color púrpura los que corren por el país. Usted, mi estimado, ¿cree que el susodicho se quede, y tras perder las elecciones?