Noche de Aquelarre en el séptimo concierto de la Orquesta Sinfónica de Minería
Espectáculos lunes 15, Ago 2016- Contó con la presencia del virtuoso pianista Jean-Yves Thibaudet, que desde que se posicionó tras su instrumento, regaló una cátedra de agilidad, precisión e impecable interpretación al público
Arturo Arellano
La Orquesta Sinfónica de Minería ya entró a la recta final de su tradicional temporada de verano en la Sala Nezahualcóyotl y con su séptimo programa ha dejado cautivado a todo su público, pues bajo la batuta del maestro y director Carlos Miguel Prieto interpretaron algunas de las más destacadas piezas del repertorio de autores como Henri Dutilleux, Camille Saint-Saëns y Héctor Berlioz, piezas breves, pero contundentes que siguen reafirmando la calidad sonora, técnica e interpretativa de esta Orquesta Sinfónica de Minería, orgullo de México.
El concierto arrancó de manera puntual con la llegada del director Carlos Miguel Prieto al emblemático escenario de la Sala Nezahualcóyotl, como es de costumbre con su calidez y carisma característico. Enseguida se dispusieron a tocar “Metaboles”, de Henri Dutilleux, del que destacan de entrada los vientos, flauta transversa y metales, bañados por una sutil percusión, que luego sería envuelta por violines, chelos y todo lo anterior detona en una magia que inspiraba misterio, pero después embarca en un viaje sonoro que enamora al oído, resultando en 17 minutos de completa majestuosidad.
A este punto la gente respondió con aplausos y golpes con los zapatos en el piso, tratando de corresponder a la perfección con la que la Orquesta Sinfónica de Minería ejecuta cada movimiento. Continuaron con el concierto para piano en Fa mayor, Opus 103, egipcio, obra del genio Camil Saint-Saëns y que a su vez está compuesto lo Allegro, andante y Molto Allegro. Para esta pieza se contó con la presencia del virtuoso pianista Jean-Yves Thibaudet, que desde que se posicionó tras su instrumento regaló una cátedra de agilidad, precisión e impecable interpretación al público presente. De entrada la pieza es una ola suave de sonidos de viento y cuerdas, que con el virtuosismo del hombre al piano hacían del ambiente algo estremecedor, cual sueño de paz en forma de magistrales sonidos, una rebelión de instrumentos en sincronía maravillosa.
Para terminar esta noche magistral, la Orquesta Sinfónica de Minería tenía una gran sorpresa con la ejecución de la sinfonía Fantástica op. 14 del maestro Héctor Berlioz. Esta pieza es conformada por “Ensueños y pasiones”, “Un baile”, “Escena en el campo”, “Marcha al cadalso” y “Sueño de una noche de aquelarre”. Se puede pensar que estos cinco momentos de la obra son un bloque entero, que como rebanadas juntan un gran pastel, sin embargo, cada parte por si misma podría imponerse a la otra de manera individual, por su composición tan completa y en este caso interpretación maravillosa. Desde el romanticismo de “Sueños y pasiones” hasta el contundente cierre con “Sueño de una noche de aquelarre”, un brillante homenaje de Berlioz al misterio que arranca con lúgubres campanas, metales graves que se endulzan contrastantemente con las flautas, que finalmente son vencidas por el estruendo de una orquesta completa en marcha evocando un verdadero aquelarre, en el que brujas y brujos se reúnen a danzar e invocar frente al fuego. Alguna vez el autor de esta obra explicó que en este quinto movimiento se describe y visualiza a sí mismo atormentado en medio de brujas y todo tipo de monstruos. No obstante, como transcurre la pieza se convierte en un entorno de danza, meramente para el baile demoniaco de los participantes en esta fúnebre fiesta.
La temporada de verano de la Orquesta Sinfónica de Minería continúa los fines de semana hasta el próximo 28 de agosto.
*Aquelarre: Reunión de brujas y brujos para practicar la magia negra en presencia de Satanás. El auge de este tipo de movimiento y reuniones se tuvo en la Edad Media, con mayor fuerza en el siglo XVIII.