El conflicto en la UNAM
Augusto Corro miércoles 24, Abr 2013Punto por punto
Augusto Corro
Da pena ajena lo que ocurre en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Desde el viernes pasado, 20 jóvenes encapuchados ocuparon de forma violenta la Torre de Rectoría para exigir la reinstalación de cinco alumnos expulsados del CCH Naucalpan por agredir a trabajadores.
Los sujetos con el rostro cubierto rompieron vidrios y optaron por manifestarse violentamente, sin restricción alguna. Los videos registraron a tipos decididos a destruir lo que estuviera a su alcance.
A la hora de escribir estos renglones (08:00 horas del martes 23 de abril) las actividades en la mencionada torre estaban suspendidas y por lo mismo, alteradas o canceladas un sinnúmero de actividades.
¿Qué hacer frente a la violencia de grupos de seudoestudiantes? Pues aplicar la ley, sin demora alguna.
No es posible que unos cuantos que se dicen afectados en sus intereses pongan en jaque a toda una institución como la UNAM.
Por el momento, los encapuchados frenaron miles de trámites relacionados con los estudiantes y los pagos a proveedores, académicos y administrativos, así como el funcionamiento del Consejo Universitario. En conferencia de prensa, el rector José Narro señaló que con dichos actos no sólo se afectan las tareas fundamentales de la UNAM, sino que proyectan una imagen que no corresponde con la realidad de la institución.
Los estudiantes, dijo, o actúan en el anonimato, encubiertos. Por ello, también los retó a que no se atrevan a saquear la UNAM. Los responsabilizó de la integridad de los bienes, de la información y los archivos resguardados en las oficinas y de la violencia que propician.
Visiblemente molesto, el rector Narro aseguró que en este caso no habrá impunidad y se seguirá actuando a fondo con apego a la legislación.
Recalcó que en breve, la UNAM dará nombres y apellidos de quienes participan en la toma, y con ello afectan labores sustanciales de la institución. Informó que los casos de 15 estudiantes que participaron en los actos violentos del CCH Naucalpan ya han sido revisados por el Tribunal Universitario. Concluyó que a dichos jóvenes se les abrirán nuevos procesos ante la conducta tomada.
LA AUTONOMÍA
“La autonomía no es para proteger delitos: es para defender la libertad de cátedra, de pensamiento, de ideas, pero no significa extraterritorialidad”, dijo el ex rector José Sarukhán Kermez.
Si se trata de resolver el conflicto universitario, las autoridades deben actuar rápidamente. Por el momento, tienen el apoyo de la opinión pública que criticó la toma de la Rectoría. No es posible que el vandalismo se apodere de nuestra máxima casa de estudios.
Las propias autoridades escolares señalaron que tienen identificados a los agresores. Entonces, ¿qué esperan para detenerlos?
No fue cualquier cosa la actuación de los vándalos en Ciudad Universitaria. A todas luces se trata de una acción delictiva que debe atenderse por las autoridades correspondientes. No actuar a tiempo y con apego a la ley sólo producirá más problemas.
Todo mundo tiene claro que la autonomía no es para proteger a los delincuentes. En consecuencia, no se debe permitir la solución de conflictos internos a través de la presión, la violencia y la impunidad.
En el problema universitario únicamente se ha visto la violencia por parte de los embozados. Le toca el turno a las autoridades de la UNAM mostrar que tienen la inteligencia suficiente para contrarrestar las agresiones.
No es posible que una minoría rijosa atente contra los derechos de la mayoría empeñada en estudiar. Al rector José Narro no debe temblarle la mano para mandar a la cárcel a los delincuentes. La violencia no tiene ninguna relación con la cátedra.