Guerra de encuestas
Ramón Zurita Sahagún lunes 24, May 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Las encuestas electorales en diversos países del mundo sirven como método para conocer las preferencias que los ciudadanos tienen sobre los candidatos en disputa.
En México, eso no sucede y las encuestas son usadas como arma de presión para convencer a unos electores apáticos sobre el rumbo que debería seguir su voto.
De ahí, que en las campañas electorales aparezcan empresas al por mayor dedicadas a los sondeos y encuestas en los sitios en los que habrán realizarse procesos electorales.
Hay de todo en la viña del Señor, empresas serias y otras que no lo son tanto, unas que realizan trajes a la medida y otras que se abocan a las necesidades del cliente en turno.
También aquellas que enfocan sus cuestionarios hacia preguntas que puedan beneficiar al pagador de la encuesta.
El universo de las casas encuestadoras es amplio, por lo que, según las necesidades del cliente, todas encuentran acomodo en un mercado donde las tarifas son también dispares.
Por eso, las encuestas sobre un mismo proceso electoral resultan ser tan dispares y arrojan números sumamente distantes unos de los otros.
El inicio formal de las campañas electorales en 12 estados del país en los que se elegirá gobernador desató una nueva guerra de encuestas, principalmente en aquellas entidades en las que se esperan comicios sumamente disputados por las alianzas establecidas entre los partidos de izquierda y derecha.
Oaxaca, Sinaloa, Hidalgo, Puebla y en menor nivel Durango, abrieron ya su frente de batalla electoral, diseminando encuestas al por mayor y a conveniencia de los interesados.
El estado que gobierna todavía Ulises Ruiz Ortiz es el más bombardeado por estos sondeos de las preferencias ciudadanas, donde los dos principales candidatos en contienda, Eviel Pérez Magaña de la alianza PRI-Verde, y Gabino Cué Monteagudo, de la coalición PAN-PRD-PT-Convergencia, son ubicados, según la encuesta de sus preferencias, al frente de los números.
Unas sitúan al priísta y otras al convergente como principal referente ciudadano, pero en varias de ellas se advierte carga emocional, tanto para uno como para otro.
Es cierto que en Oaxaca se espera una batalla épica por el gobierno estatal, ya que esa entidad representa el estandarte de las coaliciones opositoras al PRI -es la única en la que convergen todos los partidos de izquierda, en alianza con el PAN- y un triunfo de éstas, sin importar el resultado de las demás justificaría su sentido.
Pero si Oaxaca es la más importante de las coaliciones ajenas al PRI, Sinaloa es el laboratorio donde se cocina el método para derrotar al partido tricolor con sus propias armas.
Mario López Valdez fue priísta hasta unos días antes de ser postulado y según las propias encuestas, se ubicaba muy por encima de su adversario interno Jesús Vizcarra Calderón en cuanto a preferencias y conocimiento de los electores.
Se le cerraron las puertas a una posible candidatura tricolor y López Valdez optó por encabezar una coalición opositora para intentar arrebatar la victoria al PRI.
Y esas mismas encuestas que situaban a López Valdez por encima de su adversario interno Vizcarra Calderón se revirtieron y en las más recientes, el priísta rebasó al candidato opositor por varios puntos, incluso en las que levantan algunos de sus promotores.
Hidalgo da cuenta de una reciente encuesta en la que la Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata de la alianza PAN-Convergencia-PRD, se ubica a menos de cinco puntos del candidato priísta Francisco Olvera Ruiz, levantada por una casa encuestadora que no es de las más conocidas, aunque se dieron vuelo en su difusión.
Otras encuestas más sitúan al priísta en un margen de dos a uno en relación a las supuestas preferencias de los electores con vistas al proceso electoral que habrá de celebrarse el cuatro de julio próximo.
Es tanta la confianza de los priístas en obtener el triunfo y en la aparente diferencia que existe entre uno y otra que Hidalgo fue el estado que tardó más en elegir candidato y en la designación de su abanderado lejos estuvo de seleccionar al mejor posicionado.
Rafael Moreno Valle es el candidato de una más de las alianza entre derecha e izquierda, aunque no lleva el aval del PT, el que le fue retirado luego que este partido decidiera solamente respaldar como alianza entre derecha e izquierda la candidatura del oaxaqueño Cué Monteagudo.
Ex priísta, Moreno Valle empezó por debajo de su adversario priísta Javier López Zavala y según un boletín emitido por ellos mismos, el senador panista con licencia redujo en 20 puntos porcentuales la diferencia existente.
Cierto es que López Zavala no es el más carismático de los priístas poblanos, pero, según otras encuestas, se ubica todavía bastantes puntos por encima del nieto del general del mismo nombre.
En Durango prefirieron hacer de lado las encuestas, ya que en las primeras mediciones el priísta Jorge Herrera Caldera sacaba amplia ventaja al ex priísta y abanderado de la coalición de derecha e izquierda -sin PT- José Rosas Aispuro.
Y aunque existen siete entidades más en las que habrá procesos electorales similares para elegir gobernadores, la disputa no se hace tan intensa o no resulta de tanto interés para los encuestadores, aunque también levantan sus sondeos.
Con poco más de 40 días de campaña por delante, el campo se encuentra abierto para que los encuestadores hagan su agosto y los electores tomen la decisión correcta en la emisión de su voto.
*El sábado fue un día de fiesta para la militancia panista con la elección de sus nuevos consejeros nacionales, los que en diciembre próximo decidirán sobre el nombre de su presidente nacional, donde podría darse una ratificación de César Nava Vázquez, cuya prórroga se encuentra sujeta a los resultados electorales del cuatro de julio.