Cifras lamentables
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 2, Oct 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Según cálculos del INEGI, el año pasado se cometían en este país un secuestro cada cinco minutos. O sea, 290 secuestros al día.
De tal forma, que en ese 2012, el último lóbrego año de Felipe Calderón, se perpetraron en México más de 105 mil 600 secuestros. La cifra es una barbaridad. Esa es la seguridad que dio al país este tipo al que hospedaron en Los Pinos el sexenio pasado.
La cifra es 79 veces superior a las denuncias registradas por este delito en el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que sólo ascendieron a mil 317 el año pasado. Eso da una idea de la manera increíble cómo se le ocultaron las cosas a los mexicanos.
El cálculo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), proviene de un trabajo exploratorio sobre la magnitud de este delito y la desaparición forzada, realizado por primera vez en México, en consideración “a la demanda de información de autoridades, organizaciones de la sociedad civil y de expertos en temas de seguridad pública y justicia”.
¿Habrá cambiado mucho la situación actualmente? ¿Habrá disminuido ese ritmo de secuestros? Apenas anteayer se informó que la Policía Federal rescató a 73 personas que permanecían secuestradas en una casa de seguridad en Reynosa, Tamaulipas, y arrestó a tres hombres, presumiblemente relacionados con los plagios. Las víctimas eran de diversas nacionalidades y vivieron el horror del cautiverio. Adentro de esa casa había 32 hombres y cinco mujeres de nacionalidad mexicana; nueve hombres y 10 mujeres hondureños; 12 hombres y dos mujeres guatemaltecos, además de tres salvadoreños. Entre ellos había seis menores de edad.
Las víctimas habían sido interceptadas a bordo de autobuses o en centrales camioneras para llevarles a esa casa de seguridad, donde habían permanecido en cautiverio entre cuatro días y hasta cuatro meses.
Desde ahí, los secuestradores realizaron llamadas a sus familiares para exigir ciertas cantidades de dinero a cambio de su liberación, además que algunas de las víctimas manifestaron haber sido agredidas o abusadas sexualmente.
Otro cálculo del INEGI: el año pasado se cometieron 25 mil 583 homicidios en el país, en tanto que el número de defunciones por homicidio con registro en 2012 fue de 26 mil 37. Una diferencia de 1.7 por ciento.
Recuerdo que Calderón bajó la cortina a medio año de 2012 y ya no quiso contar los muertos que dejaba su fracasada o simulada guerra a las mafias del narco. Mientras, cierta prensa se esmeraba en decir que había una tendencia firme a la baja en el número de esos muertos. Y claro, venía la elección presidencial.
Hace unos días se informó que las 733 ejecuciones ocurridas en septiembre pasado son el registro mensual más bajo desde noviembre de 2009, cuando se dieron 682 casos. Y claro, el mismo tipo de prensa ahora habla de otra “tendencia firme” a la baja de estos crímenes. Ojalá no hubiera equivocaciones como la vez anterior.
Porque esa es la cuestión: la horrible realidad no tiene cabida en tiempo real en buena parte de la gran prensa. Ahí está otro dato del INEGI, igual de agobiante, con relación a las desapariciones forzadas. Se calcula que fueron 4 mil 7 personas las que en 2012 fueron víctimas de este grave delito, perpetrado “a manos de quien sea” entre delincuentes y cuerpos policiales y militares. O sea, quién sabe dónde estén.











