Historias de humillación
¬ Augusto Corro lunes 14, Oct 2013Punto por punto
Augusto Corro
Recientemente se puso de manifiesto la poca atención que reciben las mujeres indígenas mexicanas cuando van a dar a luz en hospitales públicos. Por segunda ocasión, una mujer parió en sala de recepción del Hospital de la Mujer en Tehuacán, Puebla.
La primera vez, una mujer indígena mazateca dio a luz en el jardín de un nosocomio en Oaxaca. Como en las épocas primitivas las parturientas tienen que valerse por sus propios medios para efectuar el alumbramiento.
Son varios los factores que coinciden en los casos mencionados y que pusieron en peligro la vida de las dos indígenas.
Sin embargo, uno de los factores más importantes es el de la discriminación. Por su origen étnico y su pobreza las mujeres no reciben la atención que se brinda a otras personas de mejor posición económica. Han pasado siglos desde la conquista española y para los indios continúa la misma situación de desprecio hacia ellos.
Los hechos que señalamos tuvieron su impacto mediático, pero los problemas no crecerán. Cuando mucho, los encargados de los hospitales serán echados de sus puestos y todo pasará al olvido.
En Oaxaca, no se puede exigir al gobernador Gabino Cué una mayor atención de los servicios médicos a la población. El mandatario apenas si puede con el paquete de los maestros de la sección 22. Desde que asumió el poder no ha sabido gobernar y todos los problemas le estallan en las manos.
Oaxaca es uno de los estados más pobres del país y las consecuencias de esa situación miserable afecta a los indígenas. Así ha ocurrido desde hace mucho y tiempo y seguramente así seguirá. Con gobiernos ineptos como el de Cué no se ve alguna esperanza de mejores tiempos para los oaxaqueños. Irma López Aurelio, la indígena mazateca, tuvo que resolver el parto de acuerdo a sus instintos.
A pesar de que no recibió la atención médica oportuna, la mujer fue ingresada al Centro de Salud de Jalapa de Díaz, donde tuvo que pagar la atención de postparto. Con el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, la historia de ineptitud es la misma de la que hace gala Gabino Cué.
Aunque, el poblano aprovecha más los reflectores de la propaganda para hacer creer que se trata de un mandatario capaz. Y para darle brillo a su administración ordenó la instalación de la rueda de la fortuna más grande de México para tener contentos a sus paisanos.
El dinero que se invirtió en algo tan banal debió canalizarse a los hospitales para mejorar los servicios.
No ocurrió así y la población de Puebla tiene un excelente parque de diversión, aunque en sus hospitales no se atienda a los pacientes.
Gracias a las imágenes que suben a internet se conoció la situación de ambas mujeres indígenas que dieron a luz fuera de la sala de partos.
En Tehuacán, Puebla, fue cesado José Hassan Chaliní, quien fungía como director del Hospital de la Mujer. Seguramente se puso punto final al caso. En el fondo, no se trata de echar a la calle a los funcionarios venales, sino de establecer una política de mayor atención a los indígenas y a los pobres. Se requiere una atención médica sin la discriminación que se práctica en los nosocomios de Oaxaca y Puebla.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) debe sacudirse esa pasividad y convertirse en una institución protectora y vigilante para todas aquellas que van a los Hospitales de la Mujer a dar a luz. Los tratos indignos hacia las indígenas deben superarse. Alguien tendrá que ocuparse de que la discriminación desaparezca. No se vale tanta humillación.











