Vivimos de inercia
¬ Juan Manuel Magaña lunes 3, Feb 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Para México, el camino por recorrer aún es largo y sinuoso. Por lo pronto, dependemos de un comportamiento inercial, apenas suficiente para que en 2014 la economía crezca 3.3 por ciento. Si bien nos va.
Más o menos eso dijeron que íbamos a crecer en el 2013 y a duras penas superamos el uno por ciento, 1.3 oficialmente.
La penuria a que me refiero es descrita por el famoso Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, mismo que ve que será hasta el 2015 cuando las reformas estructurales comiencen a rendir frutos. En su observación deja ver su malestar por la reciente reforma fiscal a la que “hay que reformar”, si se quiere consolidar el estímulo a la inversión, el empleo y el crecimiento de la economía.
Para este organismo, el impulso en este año no será tan marcado como en otras ocasiones, pues el desempeño de la actividad productiva de Estados Unidos no está totalmente asociado con sectores relacionados con la producción mexicana. Sus consideraciones sobre esto son interesantes.
Indicó que actualmente los principales avances están más relacionados con la nueva revolución petrolera y del gas shale que vive Estados Unidos, lo que le ha permitido elevar significativamente su productividad, al grado de que recientemente ha superado como productor de crudo a Arabia Saudita.
Señaló que este proceso se aceleró rápidamente después de la crisis de 2008, lapso en el que por el contrario, México ha mantenido una caída en la extracción de crudo, lo que para el CEESP refleja la necesidad de apresurar la reforma energética que le permita ser más competitivo y mantenerse como un importante proveedor de Estados Unidos.
Precisó que sectores como el automotriz, de producción de equipo de computación y productos electrónicos y de producción de equipo eléctrico y sus componentes, con mayor integración a la producción mexicana, comienzan a mostrar resultados más favorables y en los meses siguientes podría observarse un mayor dinamismo de la actividad productiva nacional.
Pero este es el entorno que sigue reflejando nuestro movimiento inercial. Con el agregado de que “la estabilidad macroeconómica, que ha sido el principal factor sobre el que se sustenta el éxito de los cambios estructurales, no necesariamente es tan robusta como se piensa”.
Según los resultados más recientes del World Economic Forum, México ocupa el lugar 49 en materia de estabilidad macroeconómica, y pese a ubicarse en la primera mitad de la tabla, aún está lejos de países como Chile (17), Perú (20), Colombia (33) y Ecuador (44).
Hay incluso otros temas en los que México mantiene una posición muy baja en la clasificación mundial y salir de ese entorno implica no sólo eficiencia total de las leyes que se aprueban en el Congreso, sino de las instituciones que las aplican.
En su opinión, se debe lograr una política económica que permita al país avanzar en todos aquellos aspectos en los que hasta ahora ha mostrado rezago, la cual debe estar avalada por una reforma hacendaria que contemple un sistema tributario y una política de gasto eficientes y con transparencia. Así, añadió, se generaría un ambiente propicio para la inversión, que es fundamental para establecer una política industrial que fortalezca la capacidad y la innovación del aparato productivo del país.
Casi nada. Por eso, el CEESP ve que mientras la economía mundial recupera terreno, nosotros somos una hoja que mueve el viento. Si es que hay.