Raza de bronce
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 18, Jun 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Esto es casi como haberse sacado unas radiografías para saber cómo andamos por dentro los mexicanos.
Me refiero a estudios sobre nuestro comportamiento y pensamiento que ya son del dominio público: una encuesta del INEGI sobre la corrupción, un sondeo del Instituto Nacional Electoral en torno a la calidad de la ciudadanía y un análisis de la prensa española acerca del comportamiento de nuestros hinchas que fueron a Brasil.
Por una parte, para la prensa española, la afición mexicana de fútbol es quizá la mejor del mundo con presencia en el Mundial de Brasil. Así, al bote pronto, se dijo que la selección mexicana llegaba confiada en su juego a enfrentarse a Brasil, pero sobre todo apoyada por la legión de seguidores más nutrida que se haya movilizado a aquel país, seguida de la de Colombia.
Se dice que con datos facilitados por la embajada mexicana, son unos 50 mil los mexicanos que hacia allá se lanzaron para vivir de cerca los partidos.
El columnista deportivo llamado Felipe Monforte expuso que los aficionados mexicanos “han vivido penurias y varios ridículos siguiendo al TRI, pero sin embargo lo aman y son fieles hasta la muerte”.
(Aquí cabe incluir ls extravagantes serenatas que los aficionados han llevado en su refugio a nuestros ratones que a veces juegan como nunca)
Aquí el rotativo Marca resaltó que el hecho de ser el grupo más numeroso en este Mundial o los sacrificios que han tenido que hacer para estar allí, no es la principal seña de identidad de estos “maravillosos” aficionados.
El mayor activo es que son los más alegres, ruidosos y apasionados. “Son los fans más enloquecidos, enfervorecidos y amantes de sus colores sin parangón con otras aficiones”.
Por otra parte está lo del INE, que revela que en México, siete de cada diez ciudadanos sostiene que no se puede confiar en la mayoría de las personas; 75 por ciento no conoce a alguien que le pueda ayudar a defenderse ante una injusticia, y 66 por ciento sostiene que las leyes se respetan ‘‘poco o nada’’.
Para el presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, los resultados de este Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía “son alarmantes” y enfrentar esta realidad dependería de una profunda revolución cultural. Son altos, se concluye, los niveles de desconfianza ‘‘en el prójimo y en la autoridad’’.
Algo que destaca en ese estudio es el desencanto por los resultados que ha tenido la democracia. Muestra de ello es que ‘‘los mexicanos no se sienten representados, no tienen confianza en los actores clave de la democracia, ni en las instituciones más cercanas y visibles del Estado. ¡Zaz!
Y muy en concordancia con esto último está la Encuesta de Calidad e Impacto Gubernamental 2013, del INEGI, que revela que uno de cada cuatro trámites realizados por ciudadanos el año pasado fue objeto de prácticas deshonestas por parte de autoridades de gobierno.
Se encontró que 12 de cada 100 habitantes tuvo una experiencia de corrupción con un servidor público durante el año pasado.
Y se muestra que 89.7 por ciento de la población percibe a los policías como el sector donde más corrupción hay, seguido de los partidos políticos con 84.4 por ciento y el Ministerio Público con 78.4 por ciento.
De este cruce de información, cada quien podría sacar infinidad de conclusiones sobre los resortes internos que mueven a los mexicanos.
Es posible ver ciertas influencias como la de la religión, la televisión, la familia, el poder: tenemos a la persona agraviada, defraudada, que sin embargo perdona aunque quién sabe si olvide. En todo caso es alguien que se siente solo, pero de mentalidad sana, con un mecanismo de defensa que lo orienta a tratar de disfrutar su deporte nacional.











