De olvidos y redimidos en Guerrero
Ramón Zurita Sahagún martes 25, Ene 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La publicación de una encuesta favorable al candidato de la coalición Guerrero nos Une, Ángel Heladio Aguirre Rivero, aumentó la tensión en la entidad unos cuantos días antes de la elección que tendrá lugar el próximo 30 de enero.
Y es que según las cuentas alegres de algunos, los pronósticos eran reservados y algunas casas encuestadoras daban hasta 2 o 3 puntos de ventaja al abanderado de la coalición Por Tiempos Mejores para Guerrero, Manuel Añorve Baños.
Sin embargo, la encuesta levantada por el diario El Universal sitúa en las preferencias al ex priísta Aguirre Rivero hasta siete puntos por encima de su pariente y ex compañero de lides, Manuel Añorve Baños.
La elección de Guerrero es la primera de las varias que habrá durante el presente año (Baja California Sur, Estado de México, Nayarit, Michoacán y Coahuila) y conlleva una significación especial, ya que de nueva cuenta la oposición al PRI pretende ganarle con un disidente del partido.
No se trata de un político que como Marcelo Ebrard, Andrés Manuel López Obrador o Porfirio Muñoz Ledo, viene bregando desde la oposición, después de militar por largo tiempo en el partido tricolor, sino de un político trapecista y chaquetero, como se les conoce en el argot a los que cambian de casaca.
El caso de Aguirre Rivero es parecido al de otros priístas que molestos por no haber sido designados candidatos por su partido se cambian con el que les ofrece la candidatura y muestran que contaban con el aval suficiente para ganar una elección.
La situación es similar a la de Ricardo Monreal Ávila (cuya deserción provocó que este tipo de situaciones fueran conocidas como el “monrealazo”), Alfonso Sánchez Anaya, Leonel Cota Montaño, Mario López Valdez, entre otros políticos priístas que cambiaron de bando escasa semanas antes de la elección.
Otros no han corrido con la misma suerte, aunque se espera que Aguirre Rivero salte ese muro que separa a unos de otros y se integre al grupo mencionado con anterioridad.
El caso del ahora candidato del PRD, Convergencia y PT, es singular, ya que fungió como gobernador interino, lapso en el que fue acusado por sus ahora apoyadores de represor, entre otras lindezas.
Hoy, eso parece olvidado por sus antiguos detractores y el candidato de la izquierda es visto desde otra perspectiva y se le encuentran una serie de virtudes de las que carecía en su paso por el partido tricolor.
La historia de San Pablo (Saulo) parece reeditada en la persona de Ángel Heladio, quien sufrió una mutación similar, de tal manera que convenció a sus detractores del pasado.
De los arrepentidos será el reino de los cielos, reza la sentencia bíblica que Aguirre Rivero hace suya, ya que unos y otros (él y sus detractores) se arrepienten de su pasado.
Y es que hace poco más de cuatro años, el hoy candidato de la izquierda resultó vencido en las urnas por los candidatos de los partidos que hoy lo respaldan.
La dupla compuesta por Lázaro Mazón y David Jiménez Rumbo barrió en las urnas a la que encabezaba Ángel Aguirre Rivero, con lo que el hoy abanderado de la izquierda se convirtió en senador de primera minoría.
Con todo y ello, ninguno de los vencedores fue propuesto como candidato de su partido y se buscó al que derrotaron en las urnas, como antídoto para refrendar el gobierno del estado.
De ganar Aguirre Rivero se convertirá en el segundo triunfo consecutivo del PRD en esa entidad, en la que, por azares del destino, su militancia no le garantiza la posibilidad de triunfo y tienen que recurrir a candidatos externos.
Y aunque la encuesta publicada ayer lunes por El Universal posiciona al candidato de la coalición PRD, PT y Convergencia, muy por encima de su ex partido, los priístas mantienen viva la esperanza de rescatar la entidad de manos de la izquierda que no gobierna, pero hace valer la posición como suya.
La presencia de gobernadores, diputados y la dirigencia nacional del partido en la entidad los envalentona y hace respirar confianza en sus posibilidades a su abanderado Manuel Añorve Baños, el que considera tener los atributos y apoyos suficientes para ganar en las urnas.
Los siete puntos abajo con que es señalado en la encuesta publicada el lunes parecen ser el acicate que requerían los priistas que buscan reaccionar en los escasos días que quedan antes de la elección y motivar al electorado para revertir esas tendencias.
Sin embargo, la elección de Guerrero se vislumbra con un escenario riesgoso, en medio de acusaciones y descalificaciones de uno y otro bando en disputa.
La violencia política se suma a la cotidiana, donde la delincuencia organizada sentó sus reales desde hace varios años y se advierte que antes y durante la elección puede hacer crisis.
Y es que las versiones sobre la presencia de elementos extraños al estado y con fama de violentos se multiplican por todos lados, en uno y otro de los partidos que buscan el triunfo electoral.
Elementos del Distrito Federal, Baja California, Zacatecas y Michoacán, entre otros, son vistos con recelo, ya que se les señala como los posibles provocadores para que el proceso electoral derive en una batalla campal y justifique a unos y otros que acusan sobre el posible estallamiento de una violencia extrema.
*Lo máximo que puede garantizarle a su partido Marcos Efrén Para Gómez, el candidato del PAN al gobierno de Guerrero, es conservarles el registro, ya que su aportación a la causa blanquiazul es, simplemente, escasa.