Mujeres viven con miedo en la CDMX
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 4, Feb 2019Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Estado, en déficit con la igualdad de género
- Ley a corto plazo o a cuentagotas no sirve en delitos contra mujeres
“Cuando un crimen nos agobia en lo personal, la lógica de nuestras más irracionales, pero no por eso menos vigentes impulsos, nos lleva a desear que al autor le tuerzan el pescuezo, lo volteen al revés, lo estiren y lo encojan, le quiten una pierna, le corten una mano, lo hagan pedacitos, lo echen a una fosa, lo ahoguen en un río, le peguen, lo vejen, lo desaparezcan”. Ángeles Mastreta.
Miedo, esa es la palabra. Todos los días muchas mujeres sufren agresiones, violencia de género y lo más grave es que muchos de estos delitos derivan en “feminicidios” y éstos no son denunciados por miedo, miedo a los infractores, miedo a las autoridades, miedo a toda una sociedad que se resiste a dejar de ser machista.
Este fin de semana miles de mujeres salieron a las calles de la Ciudad de México para manifestarse contra ese miedo que las acompaña al salir de sus casas, al dirigirse a centros laborales, al ir a su escuela o simplemente al salir a distraerse. “Quiero ser libre, no valiente”, “más seguridad en el transporte público”, “ni una más, ni una más, ni una asesinada más”, son consignas que en mucho reflejan el miedo de vivir con el problema de la inseguridad y aunque la multitudinaria manifestación se realizó por el centro capitalino, este miedo también se siente y se percibe en las principales ciudades del país.
Datos recientes hablan de que en los alrededores de algunas estaciones del transporte público, llámese Metro, Metrobús, microbuses, o cualquier otro, se han incrementado el número de intentos de secuestros y que estos delitos, principalmente dirigidos a mujeres, no son expuestos ante la autoridad judicial “por miedo”, pero también porque son trámites burocráticos, que en lugar de ayudar o resolver un problema, se agravan, por no ser atendidos con perspectiva de género, es decir, que las autoridades judiciales incluso atribuyen culpabilidad a las agredidas por “andar solas”, por “salir de noche”, por “ser atractivas” o simplemente “por ser mujeres”.
Secuestros exprés, levantón, intento de secuestro, son acciones que deben tipificarse y castigarse junto a otros como el hostigamiento, presión, agresión física, psicológica y sexual, amenazas y feminicidio, porque todos ellos son delitos graves y así deben ser atendidos por la autoridad y sólo así se estará contribuyendo a salvaguardar los derechos de las mujeres en un sistema de justicia que habla de igualdad frente a los hombres.
La cita que hemos elegido para iniciar nuestro comentario, tomada del prologo del libro intitulado “Diente de León”, nos transmite un sentimiento que seguramente invade a las familias o amistades de las mujeres agraviadas, de las desaparecidas o asesinadas, pero la misma Ángeles Mastreta nos hace reflexionar al respecto y nos dice “la ley no está en manos de cada agraviado, sino en manos del poder público, del que hay que esperar prudencia, la imparcialidad, el espíritu de justicia y el conocimiento preciso de cada delito y de la pena que a éste le corresponde”.
Es cierto, el imperio de la ley es lo que esperamos en la mayoría de los casos donde hay un delito, pero ante el aumento de violaciones, secuestros y feminicidios nos preguntamos si ha llegado el momento para endurecer aún más las penas contra estos crímenes, porque si de justicia se tratara es un hecho que cualquier agraviado optaría por la justicia por propia mano en lugar de seguir esperando una justicia que quizá nunca llegue, sea a medias, torcida o corrupta.
El miedo, los gritos de desesperación y la ayuda solicitada, son expresiones de mujeres que se sienten desprotegidas en sus actividades diarias, y eso habla de un evidente déficit de nuestro Estado de derecho. Para ser más precisos, hay que decirlo, habla de la negligencia, indolencia, omisión y corrupción de una autoridad que no ha sido capaz de garantizar, por lo menos, la paridad e igualdad en nuestro sistema de justicia.
Al respecto, ante las denuncias hechas públicas de intentos de secuestro y violencia contra las mujeres en los alrededores de sitios de transporte público de la Ciudad de México, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, anunció una estrategia de emergencia con cinco puntos para atender las denuncias de estos delitos sucedidos en las estaciones del Metro, entre otros hacer una revisión de denuncias ante la procuraduría por casos similares, además de crear módulos de información, aumentar la vigilancia en varias estaciones y vincular a la Agencia Digital de innovación Pública con ciudadanas que han trabajado en el mapeo de los casos y la recolección de testimonios.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México agregó que si bien no existe mucha información sobre las manifestaciones públicas que circulan en redes sociales y pese que muchas mujeres no denunciaron estos delitos ante las autoridades, no se tomarán a la ligera los focos de alerta que ya se prendieron en algunas estaciones.
Qué bueno, ojalá, no sólo por ser mujer, sino porque además es autoridad, Claudia Sheinbaum en verdad haga algo al respecto, porque es un hecho que todos los días surgen testimonios donde el machismo, la misoginia y desigualdad de género son el pan de cada día de muchas mujeres.
En fin, de lo que se trata en este caso es encontrar soluciones para prevenir todo tipo de violencia contra las mujeres, porque hasta ahora las acciones tendientes a la atención y prevención de la violencia contra las mujeres no han sido suficientes por parte del Estado mexicano, y creo que para una gran mayoría hay claridad en la manifestación contra el miedo: Los largos plazos y medidas a cuentagotas o a la ligera no valen, no sirven, no ayudan, y hasta ahí porque como veo doy.