El PRI, ¿en vías de extinción?
Augusto Corro viernes 21, Jun 2019Punto por punto
Augusto Corro
Renunció al PRI una de sus figuras importantes: el doctor José Narro Robles. El político también rechazó participar en las elecciones para cambios de dirigentes, “porque se trata de una simulación”. Criticó, además, la injerencia del gobierno federal en el PRI. Era uno de los aspirantes al liderazgo.
Las dos decisiones del ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud no se esperaban tan rápido a pesar de su descontento por las “grillas”, por lo que ocurría en el interior del Revolucionario Institucional.
Quizá lo que más molestó al doctor Narro Robles es el constante rumor de que el gobernador de Campeche, con licencia, Alejandro Moreno, ya tiene asegurada la presidencia nacional del PRI.
Y que además, cuenta con el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador. A Alejandro sus allegados le dicen “Alito” y sus adversarios políticos ya lo llaman “Amlito”. Uno de los pesos pesados de la política Manlio Fabio Beltrones, jerarca priista, manifestó que no votará el 11 de agosto, fecha en que se elegirá a los nuevos dirigentes tricolores. También renunció al Revolucionario Institucional la exdiputada Beatriz Pages Rebollar, porque “es inaceptable que se haya decidido entregar el partido a López Obrador”.
¿Seguirán más renuncias en el que por varias décadas fue un organismo político poderoso? Es posible. Aunque si realmente se trata de salvar al partido, la lucha intestina en nada ayudará.
¿Se busca sacar al PRI del abismo en que se encuentra o hundirlo más? La situación que se vive en el interior de esa organización política es muy compleja. Hacerla democrática será difícil.
La corrupción
Los gobiernos emanados del PRI, que mantuvieron por décadas el poder, se encargaron de producir camadas de millonarios.
Sus gobernadores y presidentes de la República, salvo sus contadas excepciones, aprovecharon los cargos públicos para enriquecerse.
Las primeras manifestaciones de la sociedad mexicana en contra de esas conductas negativas de los gobernantes tuvieron una respuesta en el 2000, cuando el panista Vicente Fox llegó a la Presidencia de la República.
El blanquiazul resultó un fiasco. Los cambios que anunció nunca se efectuaron y se dedicó a presenciar como gobernaba su esposa, Marta Sahagún.
El PRI logró subsistir. Le sucedió en el cargo el otro blanquiazul, Felipe Calderón Hinojosa, que compartió el poder con los tricolores.
Ya en el 2012, el PRI, encabezado por Enrique Peña Nieto, recuperó el poder y durante ese sexenio la corrupción alcanzó índices mayúsculos.
La participación en la vida colectiva de México de los medios de comunicación, principalmente los digitales, jugaron un papel muy importante para denunciar el saque al tesoro público por parte de los gobernantes. El desprestigio del partido tricolor debido a la conducta ilegal de sus representantes pasó la cuenta y sus candidatos siempre ganadores tuvieron que aceptar las derrotas.
En las últimas elecciones presidenciales, el Revolucionario Institucional sufrió la peor derrota de su historia. Con la idea de mostrar una cara diferente en la contienda electoral, el PRI participó con un candidato que no era priísta, un ex funcionario que sirvió en las administraciones del PAN y del propio tricolor. Hablamos de José Antonio Meade.
La derrota del improvisado priísta estaba anunciada. En los mencionados comicios, el partido tricolor también perdió gubernaturas y se redujo a casi nada el número de legisladores en la Cámara de Diputados y Senadores.
Los militantes
Una de las fortalezas del PRI fue su disciplina partidista. Los cuadros políticos sabían que el poder y sus beneficios tarde o temprano los alcanzarían. Si en determinada ocasión no conseguían algún cargo, lo que hacían era armarse de paciencia y esperar su turno.
Esa conducta ayudó al partido a mantenerse con vida alrededor de noventa años. Sus miles de militantes fueron sumisos. Los candidatos eran designados por las dirigencias. La supuesta democracia interna no era tal. Los electores eran controlados a través de dadivas y promesas.
Con un control férreo de la estructura partidista en todo el territorio nacional, el PRI no tenía manifestaciones de inconformidad; y si están ocurrían no representaban problema alguna.
En otras ocasiones, cuando algún gobernador se rebelaba, el poder centralista funcionaba para quitarlo y todo en paz. Claro que se registraron movimientos sociales de ferrocarrileros, maestros y estudiantes, pero el gobierno priista no dudo en aplicar medidas represivas que los mexicanos tenemos presentes. Una de las últimas fue la masacre de Tlatelolco.
A grandes rasgos esa es la historia del PRI-Gobierno que si bien es cierto que sus militantes en cargos de representación popular se enriquecían ilegalmente con los recursos públicos, la mayoría de mexicanos padecían un sinnúmero de carencias.
Hoy en México cerca de setenta millones de personas viven en la pobreza. Los partidos políticos podrán vanagloriarse de sus presidentes de la República, pero la verdad es que desde la silla del poder, pocos se acuerdan de atender los reclamos de una sociedad siempre necesitada de mejores condiciones de vida. Volvemos al tema de la renuncia del doctor Narro Robles que agitará las aguas en el Revolucionario Institucional que en la situación que se encuentra poco o nada lo afectará, pues el partido tocó fondo. Eso creo.
Feliz fin de semana.