Las tres cartas y el gobierno de AMLO
Alberto Vieyra G. martes 23, Jul 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El politólogo, Luis Estrada, que lleva todo un récord sobre las mañaneras de Andrés Manuel López Obrador desde Palacio Nacional, le contabiliza al Presidente de la República 216 mentiras que ha pronunciado en los siete meses de esta administración y la mayoría de ellas ha sido en momentos en que AMLO se ha visto envuelto en severos aprietos políticos, económicos y por problemas sociales, como el desabasto de medicamentos en el Sector Salud, la cancelación del aeropuerto de Texcoco, el retiro del presupuesto a más de 9 mil estancias infantiles, la crisis del huachicol y tal y tal.
Este átomo de la comunicación desconoce si el llamado mesías de Macuspana es afecto a la lectura o a escuchar a politólogos, periodistas y sabelotodo que suelen contar anécdotas que no tienen desperdicio y que los presidentes de la República en turno deben saber al pie de la letra para capotear los vaivenes y crisis por las que atraviese su gobierno. Tampoco creo que tenga noción sobre la histórica herencia de tres cartas, que heredan de sus antecesores, pero lo cierto es que con mentiras y al más puro estilo de las malas parteras, cuando son inexpertas, Andrés Manuel López Obrador ha salido airoso, echándole la culpa de todos sus males a los regímenes que le antecedieron, bajo la socorrida salida a la torera de: “nos dejaron un cochinero”.
¿Pero cuáles son esas tres cartas de las que habla la anécdota política?
El anecdotario político mexicano es pródigo en reglas de oro no escritas, que muchos Presidentes de la República suelen pasar por alto, ya sea por soberbia o ignorancia.
Una de estas reglas de oro no escritas del sistema político mexicano, tiene que ver con que el presidente saliente deja a su sucesor tres cartas en un cajón del escritorio.
La primera carta dice: “Cuándo tu gobierno pase por una crisis, échame a mí la culpa”. La segunda: “échale la culpa a la crisis en general; di que es tan intensa, que a pesar de las acertadas medidas que tomas para enfrentarla, las soluciones aún tardarán en llegar y haz los cambios necesarios en tu gabinete, para que se crea que no se crea que tú eres el problema”. La tercera, era extraordinariamente escueta y rezaba: “prepara tres sobres”.
¿Tienen las tres cartas algún parecido con el gobierno de AMLO o es mera coincidencia que las crisis que lo han zarandeado y han hecho que sus preferencias de aprobación se hayan desboronado en los últimos tres meses, hasta caer de un 80% a 54% de las preferencias de los mexicanos?
Pareciera que AMLO ya abrió las dos primeras cartas, pero lo cierto es que comenzó, y muy pronto, a hacer los inesperados relevos en su gabinete, entre ellos el de Germán Martínez Cázares al frente del IMSS, que evidenció rudos enfrentamientos entre el entonces titular de Hacienda, Carlos Urzúa y otros miembros del gabinetazo.
Vendría después el relevo de la titular de Semarnat, Josefa González Blanco, “quien por órdenes presidenciales” fue capaz de detener un avión comercial en Baja California, hasta que pudiera despegar con ella a bordo y sin faltar, la temprana renuncia de Carlos Urzúa como titular de las finanzas del país.
La inestabilidad hacia el interior del gabinete de AMLO tiene que ver principalmente porque el presidente no los deja ser y quiere concentrar todo el poder unipersonal en él, que es un signo característico de los tiranos y dictadores como Porfirio Díaz. El archicondecorado general oaxaqueño solía concentrar todo el poder de la nación en un solo hombre y mantenía a su gabinete peleado permanentemente, con el fin de evitar la conformación de grupos políticos y económicos que el día menos pensado le arrebataran el gobierno.