Cambios, cuando se requieran
Ramón Zurita Sahagún miércoles 24, Jul 2019De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Siempre hemos considerado que en un sistema político como el nuestro, los presidentes tienen el derecho de decidir en qué momento cambiar a sus colaboradores (así lo establece la Constitución), mientras que ellos tienen que renunciar en el momento que lo consideren así.
Los cambios en los gobiernos se derivan de causas diferentes, que van desde pérdida de confianza, hartazgo, enfermedad, enfrentamiento o por no dar el rendimiento adecuado a sus tareas.
A nadie debe sorprender el que el Presidente de la República en turno decida cambiar a sus colaboradores y lo haga sin mayores miramientos o que éstos presenten su renuncia en el momento que creen oportuno, como sucedió con Carlos Urzúa, Josefa González y Germán Martínez Cázares, renunciantes entre otros, o que sean relevados como ocurrió con Gonzalo Hernández Licona.
Los rumores sobre eventuales cambios y renuncias en distintas dependencias son constantes y algunos hasta se atreven a vaticinar una crisis de gabinete, si es que éstos se dan en forma masiva, motivados principalmente porque varios de ellos no lograron solventar las responsabilidades que les fueron endosadas.
Y es que son pocos los funcionarios que se considera cumplen con su encargo, ya que sus responsabilidades les han sido escamoteadas y, en algunos casos, solamente sirven como florero, de adorno en las oficinas que encabezan.
Es cierto que algunos de ellos se multiplican en sus funciones y tienen tareas extenuantes, mientras otros transitan por la vida, sin mayores problemas, devengando un salario, que si bien fue recortado, es sumamente redituable.
La constante exposición del presidente López Obrador le ha robado reflectores a muchos de sus colaboradores, lo que provoca que el gabinete actual sea uno de los más descoloridos de la historia, donde la mayoría de los ciudadanos no sabe siquiera el nombre de los titulares de las áreas.
Existe una gran inquietud sobre quienes podrían ser relevados de sus cargos y los que, eventualmente, los suplirían, aunque serían, posiblemente, parte de los mismos personajes que hoy ocupan otras áreas.
La apuesta principal radica entre quién será el próximo secretario en ser relevado de su encargo y los nombres más mencionados son los de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, aunque también suenan con insistencia los de Jorge Alcocer, titular de Salud y Víctor Villalobos, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural.
Son varios los de perfil bajo que prefieren mantenerse, como Román Meyer Falcón, de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano; María Luisa Albores, de la Secretaría de Bienestar; Alejandra Frausto, de Cultura, y Rocío Nahle, de Energía, quien prefiere mantenerse así, ante tanto descolón sufrido en tan poco tiempo.
Por lo pronto, Julio Scherer, Alfonso Romo, Ricardo Monreal y otros más se encuentran listos para tomar la estafeta de los probables cambios.
Qué pasa en las áreas de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación y del IMSS, donde mantienen encargados de la dirección, sin atreverse a designar a los que ocuparán esos sitios. El que ya lo hizo fue Alfonso Durazo en Seguridad y Protección Ciudadana, siendo César David Reyes el nuevo titular de esa oficina.