La impunidad del jeque petrolero
Augusto Corro jueves 25, Jul 2019Punto por punto
Augusto Corro
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) presentó dos denuncias contra el líder petrolero Carlos Romero Deschamps y su familia.
Las acusaciones fueron ante la Fiscalía General de la República (FGR) por los delitos enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.
La noticia se conoció en la mañana. En la tarde, el líder sindical tenía en la bolsa un amparo contra cualquier orden de aprehensión. En consecuencia, las autoridades no pueden detenerlo a menos de que se le acuse de algún delito que merezca la prisión preventiva de oficio.
Logró, pues, el jeque petrolero superar el sobresalto matutino.
La pregunta obligada: ¿cuándo decidirán las autoridades castigar a Romero Deschamps? En la Cuarta Transformación (4T) ningún corrupto se encuentra en prisión.
Los “peces gordos” no huyen, al contrario, se les ve reunidos en fiestas, donde hacen gala de la impunidad que disfrutan.
Durante una parte del día, la opinión pública festejó el asunto de las denuncias contra el jeque petrolero y su familia. Luego el ánimo se apagó cuando se supo que un juez lo protegía contra posibles detenciones. El gozo se fue al pozo.
La gente quiere ver en la cárcel a esos personajes que hundieron a México; pero las autoridades se niegan a escuchar el clamor de castigo a los depredadores. Por cierto, en estos días se encuentra a revisión el contrato colectivo del sindicato petrolero con Pemex.
¿Las denuncias contra Romero Deschamps y su familia fueron una amenaza, un amago o un chantaje para “ablandar” al dirigente?
No olvidar que el 31 de julio vence el plazo para que empresa y sindicato lleguen a un acuerdo.
Por otra parte, todo mundo sabe de la riqueza de Romero Deschamps, el mismo y sus hijos se encargaron de exhibirla desde hace varios años.
Es tan rico, que según sus detractores, ni siquiera él tiene idea del tamaño de su fortuna en bancos, yates, coches y mansiones.
EL SECUESTRO DE MAURO
Incontenible la ola de violencia en la Ciudad de México, donde los secuestradores no tienen límites en sus acciones criminales.
Ayer fue liberado el niño Mauro, de 3 años, quien se encontraba en poder de una banda de plagiarios desde el pasado 14 de julio. No presentaba daños físicos. El menos fue abandonado por sus secuestradores la madrugada del martes en la colonia San Bartolo Ameyalco, alcaldía Álvaro Obregón. El pequeño viajaba con sus padres en un coche cuando fueron interceptados por los delincuentes, quienes se llevaron a Mauro para exigir un rescate. A cambio de la libertad del menor, sus progenitores entregaron una cantidad determinada de dinero, el lunes por la noche. Tras diez días de cautiverio, Mauro volvió al hogar.
El plagio a un menor es un crimen deleznable por su propia naturaleza.
La violencia crece en la Ciudad de México ante la impotencia de las autoridades para frenarla. Homicios, feminicidios, asaltos, secuestros, extorsiones, narcomenudeo, etc., toda una lista de delitos en una urbe sin ley.
Por ejemplo, en días recientes, los taxistas, amparados en la oscuridad, secuestran a las pasajeras. Esos conductores gozan de impunidad total.
¿Alguien sabe si alguno de esos taxistas criminales se encuentra en prisión? Aún se encuentra fresco el intento de plagio que sufrió Montserrat Serralde, una diseñadora de 31 años.
Para evitar el secuestró, la joven se arrojó del taxi en movimiento, ante la amenaza del hombre que pretendía privarla de la libertad.
La diseñadora fue localizada en un hospital con lesiones graves en la cabeza al golpearse contra el pavimento.
A raíz de esa serie de plagios, las autoridades volverán a empadronar a los conductores de taxis, para un mejor control de quienes prestan sus servicios en los coches de alquiler. Será interesante saber, cómo se actuará en el caso de los cientos de taxis “pirata” que circulan en la Ciudad de México.
EL DRAMA DEL DÍA
Una fotografía se hizo viral en las redes sociales por el profundo dramatismo: una migrante guatemalteca llora, inconsolable, junto a su hijo ante un elemento de la Guardia Nacional (GN), en la frontera norte de México.
La imagen fue tomada por el fotógrafo de Reuters, José Luis González, el lunes 22 de julio. La escena conmovió hasta el más duro de los corazones. Una historia más de las atrocidades del presidente Donald Trump y su odio a los migrantes. Esa foto de profundo dolor humano se repetirá continuamente, porque son miles de centroamericanos que pretenden internarse en Estados Unidos.