Pandemia y realidad
Augusto Corro jueves 23, Abr 2020Punto por punto
Augusto Corro
Los mexicanos ya no quieren escuchar discursos. Quieren que las autoridades resuelvan los problemas con hechos, plantarse en la realidad. ¿Se podrá?
Por ejemplo, debido a la invasión del coronavirus, el gobierno se vio obligado a aplicarse a fondo para enfrentar la pandemia.
No ha sido suficiente el discurso de los políticos para darle confianza a una sociedad mexicana que vive estresada y aterrorizada.
Las medidas elásticas que sugieren a la población llevar a cabo para controlar la pandemia no la cumplen todos.
Aunque una mayoría sí decidió encerrarse en sus casas, muchos son los que, por indolencia o cerrazón, no lo hacen.
El discurso, la exhortación de las autoridades es suave, tan amable, que más bien parece una exhortación a no obedecer las medidas sanitarias.
Basta con ver a la gente en las calles sin tapabocas y con el propósito negativo de sumarse a los grupos de personas que viajan en el Metro o en el transporte público.
Quizá algunas personas tienen la necesidad de salir a la calle, ¿pero cuántas lo hacen por necesidad o ignorancia?
Ahora que entramos ya a la Fase 3, parece ser que las medidas para atajar el virus empiezan a ser más estrictas.
Pero las autoridades no quieren o no pueden ejercer su autoridad para meter en cintura a aquellos ciudadanos que no quieren acatar ninguna ley.
Hay cadenas de tiendas que no bajan la cortina, porque los dueños no quieren perder una sola venta.
O propietarios de fábricas que ponen en riesgo la vida de sus trabajadores.
En la Ciudad de México anunció que se vigilará para que se cumplan las medidas sanitarias, ojalá. Esto debió hacerse hace varias semanas.
El sistema de salud
Debido a la presencia del coronavirus, en muchos países se exhibió la carencia de verdaderos sistemas de salud.
En algunos casos se conjugó la deficiencia en la atención médica como la voracidad de los empresarios de no parar las fábricas.
En Italia pudo más la voracidad por el dinero que la protección de las vidas humanas. Los trabajadores no descansaron y fueron contagiados.
Una de las zonas más afectadas por el virus fue la zona de fábricas en el norte de Italia.
Aquí en México también el caos se presentó y pocos respetaron las medidas sanitarias. Apenas entramos a la Fase 3 y se agudizó la incertidumbre de lo que viene.
Las autoridades informaron que se tiene lo suficiente para enfrentar el coronavirus, como son camas suficientes en los hospitales para atender a los enfermos.
Sin embargo, es necesario hacer notar que el sistema de salud mexicano se encuentra en condiciones críticas, pues varios sexenios los presupuestos para la atención médica fueron desviados para enriquecer a funcionarios corruptos.
Casi quedó desmantelado todo lo relacionado con la atención a la salud pública: falta de médicos y medicinas, así como hospitales a medio construir fueron la herencia de gobiernos anteriores.
En el presente, ante el Covid-19, esperamos que la respuesta del sistema de salud responda positivamente al reto. Porque nadie duda de la improvisación para atender a miles de personas contagiadas.
Desafortunadamente la pesadilla apenas empieza.
El otro virus
La economía de México estaba muy mal antes de la llegada del coronavirus. Se encontraba en pleno retroceso.
A ese problema ahora se le deben agregar los problemas derivados de la suspensión de labores en todas partes: escuelas, fábricas, comercios, etc.
Las autoridades federales anunciaron la ayuda millonaria para las pequeñas y medianas empresas afectadas por la crisis económica.
Seguramente funcionará, pero en el presente solo vemos puras promesas.
¿Será suficiente el mencionado apoyo para sacar del atolladero a millones de personas? Lo dudo.
Por otra parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció ayer miércoles un plan para atender crisis sanitaria y económica, que incluye el blindaje a programas sociales.
Como se sabe, la situación de la economía en México es más que difícil y se agravó con la caída del precio del barril de petróleo.
Seguramente, habrá inversiones multimillonarias para salvar a las medianas y pequeñas empresas, pero los beneficios de la ayuda no alcanzarán a todas. En términos generales el futuro se presenta incierto.
La ayuda económica no alcanzará para rescatar a miles de pequeñas empresas que desde hace dos años viven angustiadas por falta de recursos económicos.
Los planes económicos del gobierno van y vienen y la miseria sigue anclada en los núcleos de gente pobre, de pequeños empresarios y de comerciantes informales.