Papelazo presidencial
Alberto Vieyra G. martes 21, Jul 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El pasado viernes, en Colima, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana federal, Alfonso Durazo, quien por lo visto no ha aprendido más que a cargar portafolios variopintos de sus jefes, protagonizaron un “papelazo”.
En las primeras horas del viernes arribó procedente de España a México Emilio Lozoya Austin, quien nunca perteneció al PRI, pero que fue usado por el gobierno priista para hacer muchos trinquetes sexenales. De acuerdo con reportes de la justicia y medios de comunicación españoles, Lozoya Austin salió perfectamente bien de salud hacia México, pero sospechosamente al llegar al Aeropuerto Internacional Benito Juárez le detectaron anemia, problemas en el esófago y debilidad general. El miedo no anda en burros y es que la deshonra para su familia y para la corrupta clase política mexicana debió convertirse en una aplastante neurosis que terminó por mandarlo al hospital. Toda una caravana de 16 vehículos con policías y medios de comunicación llegarían hasta el Reclusorio Norte supuestamente llevando a Emilio Lozoya, quien se presume pudo haber sido sacado por una puerta trasera del hangar de la Fiscalía General de la República para trasladarlo a algún sitio inconfesable.
Cuando López Obrador inicio su mañanera en Colima, a los 11 minutos, la Fiscalía que comanda Gertz Manero envío un comunicado a los medios de comunicación diciendo que Lozoya Austin había sido internado en un hospital, pero lo chistoso es que el Presidente de la República, el hombre que se supone debe ser el más informado del país no lo sabía y engañó a la prensa asegurando que ya estaba en el Reclusorio Norte y que al mediodía se iniciarían las “diligencias de rigor”. A las 7:11 minutos, muchos comunicadores dieron cuenta del boletín de la Fiscalía General de la República, entre ellos Ciro Gómez Leyva. A los 7:55 de la mañana saldría en red nacional Alfonso Durazo a malabarear, diciendo que “quizá… según me informan, pero todavía no está corroborado que Lozoya haya sido internado en un hospital”, al tiempo que buscaba desesperadamente algún dato en su celular. En ese instante, el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas le entregó el boletín de la Fiscalía de Gertz Manero.
¿Cómo es posible que ni el Presidente de la República, los principales mandos castrenses y Durazo carezcan de una información privilegiada? Las pifias esgrimidas en el circo Lozoya ofenden el sano juicio de la gente pensante y hasta de los niños y obligan a preguntarse si ¿esa misma ignorancia existe de lunes a viernes en las reuniones del gabinete federal de seguridad, encabezadas por AMLO? ¿Será el mismo cruce de señales y la misma desinformación? ¿Pará qué se reúnen entonces, solamente a tomar café o para taparle el ojo al macho, haciéndonos creer a los mexicanos que se trabaja arduamente para conseguir “la paz” mediante los “abrazos y no balazos”? ¿Con tal simulación circense se pretende hacer creer al pueblo que ahora sí hay independencia entre el Presidente de la República y la ex PGR, que sigue siendo la misma gata solo que revolcada? ¿Dónde queda el señor agente del Ministerio Público de Palacio Nacional que todo lo sabe y que todo lo adelanta sobre el caso Lozoya? ¿Estamos ante un combate real a la corrupción del pasado político o del actual sexenio? ¿El caso Lozoya es solamente para deshonrar al sistema político previo a la purificación de la democracia con AMLO o solamente estamos ante una bandera de lucro político-electoral? Miguel de la Madrid enarboló la misma bandera de la corrupción y la moralización de la sociedad. ¿Qué pasó? Nada. Sólo fue eso, una bandera de simulación y lucro político. ¡Qué triste circo ofrece el Presidente!