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Armando Ríos Ruiz lunes 27, Jul 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Las fuerzas armadas se han convertido en el comodín de las instituciones que conforman la administración actual. ¿Qué tarea estará pensando ya el Presidente encomendarle de nueva cuenta, sin conocer de manera aunque sea mínima, la forma de ejecutarla?
Primero ideó incorporar a un buen número de elementos a la Guardia Nacional, para coadyuvar en las tareas de persecución del delito, que finalmente aterrizó en perseguir a los migrantes centroamericanos, para satisfacer un capricho de nuestro excelente vecino, Donald Trump y ayudarlo a formar el muro que tanto anunció en campaña, no sólo del lado norte de nuestra frontera común, sino también en la del sur de nuestro territorio.
Después ideó emplearlos como constructores en el aeropuerto de Santa Lucía, en la repartición de libros de texto y medicamentos y apenas hace unos días los convirtió en aduaneros, cuando para eso es necesario utilizar personas expertas en el asunto de esta competencia, como consultoría en comercio exterior, trasiego internacional de mercancías y en otros menesteres.
Hace unos meses los tenía convertidos en la burla de delincuentes en diferentes rincones del país, en los que eran vejados, ninguneados, inclusive golpeados con palos, retados, porque sabían que gracias a una orden dictada por mandos superiores, no podían responder a las agresiones.
Fue necesario que se alzaran voces de militares de rango bastante encumbrado, que protestaron ante este trato vejatorio, para que se advirtiera al fin, que no había razón para permitir las humillaciones de que eran objeto; los insultos, las ofensas repetidas de imbéciles envalentonados por la negativa a defenderse, contra su propia voluntad.
El Presidente tuvo a bien enviar a marinos y soldados a realizar trabajos aduanales, debido a haber encontrado un mundo de corrupción en ese medio. Con la ligereza que caracteriza, dijo que “No es un asunto sólo de capacidad de profesionalismo, es un asunto fundamentalmente de honestidad. Ni modo de que sea tan complicado saber la importancia que tiene el comercio exterior y cómo recaudar impuestos”.
Para él no es necesario estudiar, tal vez porque a él le costó demasiado trabajo terminar una carrera, aunque el cargo que hoy ocupa demande conocimientos bastante profundos en diferentes materias. Cualquiera hace una casa aunque no sea arquitecto. Cualquiera puede hacer el trabajo que sea, sin necesidad de estudiar, mencionó en una ocasión.
Pero además de otras tareas, nuestras fuerzas armadas deben realizar la de perseguir narcotraficantes, en donde han encontrado una muralla que ha resistido todos los embates, desde los tiempos en que el país fue gobernado por Felipe Calderón. Los criminales han respondido con el armamento más sofisticado y letal y no sólo permanecen dispuestos a aceptar cualquier reto, sino que se han multiplicado más que el coronavirus en el mundo.
Lo que es peor, nuestro mandatario destina menos de un punto del Producto Interno Bruto, a las tareas de salvaguardar los intereses del país con Ejército y Marina, lo que resulta ridículo, cuando en otros países , el gasto por esta causa está muy por arriba.
Sólo falta que ahora emplee a los mismos en sustituir a sus colaboradores contra los que pesan diferentes señalamientos de corrupción y que permanecen con sus vidas inalterables. Verbigracia, la secretaria de la Función Pública, quien obviamente, no se hubiera atrevido a auto investigarse y si lo hubiera hecho, seguramente también se habría auto exonerado. Además, la tónica es perseguir a los anteriores, a los que denomina neoliberales. No a los suyos.
¿Cuál es su idea? ¿Dejar sin defensa a México? ¿O dejar de plano de perseguir a la delincuencia, para que sean los abrazos y las acusaciones a éstos con sus mamacitas, los que se encarguen de aniquilarla?