¡Fuera Lopez-Gatell!
Armando Ríos Ruiz miércoles 5, Ago 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
No lo van a lograr, pero sí pudieron hacer patente su descontento por la forma como se ha manejado desde el principio, el problema de la pandemia, a tal grado, que podría señalarse de genocidio el modo visiblemente desatinado de anunciar el comportamiento del moderno jinete del apocalipsis.
Nueve de 10 gobernadores alzaron la voz para pedir la renuncia del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, designado por el Presidente para hacerse cargo de informar todos los días lo que se relaciona con el virus mortal. Desde el principio comenzó a hacer vaticinios equivocados, de los que nadie se dio cuenta porque aún era temprano.
Más tarde, inició una competencia con el Presidente, en la que parecía que ambos se esforzaban por confundir a los mexicanos. Mientras uno decía que habría grandes problemas, el otro aseguraba que ya estábamos al final del túnel, en donde se veía la luz del otro lado.
López-Gatell aprendió a aplanar la curva cada vez que le venía en gana, para inmediatamente desdecirse y volver a hacer un vaticinio diferente. A veces minimizaba el asunto y otras lo magnificaba. El caso es que siempre se ha visto irresponsable, torpe e ignorante.
También salir a cuadro todos los días provocó un inflamiento a su figura. Comenzó a sentirse artista de cine y con sapiencias muy por encima de científicos probados. Contradecía con una supina pobreza de conocimientos a quienes decían que sus números no correspondían con la realidad y en suma, se mostraba molesto ante opiniones diferentes a las suyas.
Hace unas tres semanas reveló el semáforo nacional. Los gobernadores identificaron que operaba de manera desfasada, porque era alimentado con cifras atrasadas, con la convicción de que era fácil engañar. De hecho, no ha podido jamás mentir a otras instancias que siguen estrictamente el comportamiento del virus, como la UNAM, que ha presentado cifras contrarias.
Acabó por rayar en el ridículo, cuando amenazó con imponer castigos administrativos, civiles y hasta penales a quien no obedeciera los colores de su semáforo. Pero nueve gobernadores, desde Michoacán hasta el Norte, exigieron su renuncia y que en su lugar operara un académico experto, conocedor de los temas de salud y además serio.
Que el Presidente se niegue -hasta por respeto a sus gobernados- a usar el cubrebocas, pasa. Muchos conocemos su necedad. Su manera de comportarse, siempre a contracorriente. Pero que un funcionario le haga coro y hasta asegure que la fuerza de su jefe no es de contagio, sino moral, resulta desastroso.
Por eso mismo, millones de mexicanos, desconfiados de nuestros guías, hemos adoptado las mejores reglas. No es difícil hacer caso a las normas internacionales y utilizar todo lo que hasta hoy sabemos, sirve para mantenernos a salvo del contagio, en la mayor medida de lo posible.
No es difícil ponerse un cubrebocas, si científicos inteligentes lo recomiendan. No es difícil realizar operaciones de asepsia a cada rato, si eso sirve. No es difícil utilizar gel, alcohol y otros artículos desinfectantes, para procurar nuestra propia salud. Difícil es hacer caso a dos personajes que se empeñan en complicar la vida de sus semejantes con consejos notoriamente absurdos.
Era de esperarse que como contraparte, el mismo mandatario y otros funcionarios salieran en defensa del futuro actor de telenovelas e hicieran publicar peticiones de renuncia a los gobernadores, “porque están haciendo politiquería en vez de gobernar”. Como que se mordieron los labios. Hoy, son incontables los que critican que el mismo Ejecutivo, esté en plena campaña y haya cumplido ya 20 meses desgobernando un país al que aún no se le conoce rumbo.
Censuran que haya dejado a la gente a merced de la pandemia, mientras él se dedica a visitar diversas entidades, para recuperar el voto alado y en las cuales ha recibido un rechazo revuelto con una enorme irritación.