AMLO, reprobado
Armando Ríos Ruiz viernes 7, Ago 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Sin querer, la pandemia puso a prueba la inteligencia y la responsabilidad de AMLO y… resultó reprobado.
Salvo México, hasta hoy, no hay científico en el mundo que cuente con cualidades de adivinación -ya ni siquiera científicas- o mago que disponga de una bola de cristal, para vaticinar que el coronavirus llegó a su máximum. Aquí sí hay un Presidente que puede pronosticar con extrema exactitud, el final de tan espantoso virus, sólo que con pequeñísimos yerros.
Cuando se conoció la aparición en China de un virus mutado, conocido con el nombre de coronavirus, de inmediato, nuestro mandatario vaticinó con aplomo, seguro de sí, de sus palabras certeras, que el mal terminaría de tajo, el 19 de abril. Por eso recomendó a todos desdeñarlo.
Sus corifeos de la 4T y los de afuera, los que creen en él, tanto como en la Virgen, celebraron que se tratara de un pequeño error de la naturaleza, o de algún laboratorio que se descuidó y dejó salir el virus, o de un pleito entre China y Estados Unidos, que crearon el mal para escarmiento del enemigo, aunque tuvieran que arrasar con todos los seres humanos.
Qué bueno que nuestro Presidente ya había decidido acabar con ese asunto, como acabó con la corrupción, con el “huachicoleo”, con el narcotráfico, con el despilfarro del dinero público, con enfermedades como el cáncer y con otros muchos males. Esto, sólo en el regocijo de sus admiradores.
La verdad es que ha costado mucho a México el pequeñísimo error de vaticinio. Por menospreciarlo, estamos ya en la recta final, disputando a Estados Unidos y a Brasil, el primer lugar en contagios y en muertes. Para lo malo, somos muy buenos. Cuando estábamos en sexto o séptimo lugar, mi ciencia me permitió predecir que alcanzaríamos el primero. Con mucho esfuerzo, ahí vamos.
Pero no todo está perdido. Hace unos días, la Organización Panamericana de la Salud pronosticó el pico de la pandemia para este mes de agosto. Señaló que las medidas adoptadas por México y en todo el continente, “no han alcanzado hasta hoy la efectividad para controlar la transmisión”.
Aquí, el mal ejemplo viene desde el mismo gobierno. Tanto, el Primer Mandatario, como Lopez-Gatell, encargado de medir las consecuencias de la pandemia y de orientar a los mexicanos sobre este mal, se han preocupado más bien por desorientar y aconsejar las medidas que ningún mandatario del mundo se atrevería, porque sólo sirven para atiborrar los cementerios.
Seguramente, el subsecretario sabrá dar mucha luz, como lo ha hecho en México desde el micrófono vespertino, a la Organización Mundial de la Salud, como miembro de la lista de personas expertas que se encargarán de crear el Reglamento Sanitario Internacional de esa institución.
Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud, fue más cauteloso, cómo debe actuarse ante una situación tan delicada. Comentó que se espera que efectivamente, el pico llegue ya. Señaló:
“Cuando realizamos pronósticos tomamos casos que se basan en otros países que han tenido una situación como en las Américas. Por supuesto, nosotros esperamos que el pico sea en agosto, para que se puedan controlar la transmisión y el contagio, pero después tienen que ofrecer también sistemas de control de este pico”. Manifestó.
Dice que el patrón de la transmisión en este continente es diferente al europeo, entre otros países, en Italia, Alemania o Francia (en donde los gobiernos reaccionaron desde el primer momento e inclusive corrigieron las conductas de los habitantes). Señala que medidas como tomar la distancia, usar cubre boca, fueron muy efectivas para lograr, entre cuatro y seis semanas después, una tendencia de reducción de casos lamentables.
Aquí nos dijeron y nos dicen que eso no es científicamente forzoso.