¿Regalo o victoria diplomática?
Alberto Vieyra G. viernes 20, Nov 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿La exoneración de 5 cargos contra el general Salvador Cienfuegos, fue una victoria diplomática de México o un regalo de Donald Trump a su “amigou” AMLO, a costa de hacer trizas las instituciones de justicia norteamericana? ¿Eran endebles las pruebas contra Cienfuegos o se trató de alguna inconfesable venganza de allá o de acá?
Ciertamente que el caso Cienfuegos era para México un asunto de soberanía y seguridad nacional, aunque el canciller Marcelo Ebrard nos diga que la exoneración del ex secretario de la Defensa Nacional “es un acto de respeto a México y a las fuerzas armadas”. ¡Ah caray, desde cuándo Estados Unidos siente respeto por el Ejército mexicano!, aunque de dientes pa´fuera dice que de ser necesario, se “aplicará la ley a Cienfuegos”.
Claro que eso no va a ocurrir en México, donde se asegura que se abrió una carpeta de investigación con la información que proporcionó la Fiscalía norteamericana y de lo cual la Fiscalía de México no informó nada. La lógica nos dice que, si el general Cienfuegos fue absuelto de los supuestos 5 delitos en Estados Unidos, pues en México no habrá delito que perseguir.
La ilegal detención de Cienfuegos en EU hace poco más de un mes fue a todas luces una traición del gobierno norteamericano contra México, nación con la que existen acuerdos secretos y reglas de oro no escritas sobre la intervención de la DEA norteamericana en supuesto combate contra el narcotráfico y también como informantes de todo lo que ocurre en la nación azteca y hoy, el caso Cienfuegos se ha convertido en todo un escándalo nacional en EU, pues los norteamericanos saben que la justicia yanqui es muy independiente del poder Ejecutivo que emana de la Casa Blanca.
¿Qué dio a cambio AMLO al gobierno norteamericano para que le perdonaran la vida al general Cienfuegos? ¿El perdón fue de oquis o fue de un garrafal error de Donald Trump para mellar las instituciones de justicia norteamericana? ¿O acaso se trató de un oscuro enjuague?
No olvidemos que tanto Donald Trump como AMLO son dos políticos populistas, uno de derecha y otro de izquierda amantes de la destrucción de las instituciones de la República y para muestra un botón, pues Donald Trump se dio a la tarea de desprestigiar y enlodar a las instituciones electorales y a regañadientes ha tenido que reconocer que perdió ante el demócrata Joe Biden, pero que le hicieron un fraude electoral. Ese sólo hecho desacredita mundialmente a las instituciones norteamericanas. ¿Quién le hizo el fraude electoral a Donald Trump, el Estado profundo o se lo hizo el mismo sólo para exhibirse como una víctima, como suelen hacerlo los populistas?
Por el lado mexicano, no hay duda de que AMLO estaba recibiendo fuertes presiones de los altos mandos del Ejército mexicano, temerosos de que ante la justicia norteamericana fuesen a salir actos inconfesables de las fuerzas armadas, como ya se presume que ocurrió en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, asunto que resulta sumamente peligroso para el deterioro de la institución castrense que está bajo metralla de la opinión pública nacional por la creciente militarización del país iniciada durante los regímenes priistas, panistas y profundizada por AMLO. No convenía por nada del mundo que el general Cienfuegos enfrentará un juicio en Gringolandia que salpicara al Ejército mexicano, cada vez más deteriorado por el uso y abuso de la clase política en asuntos que no le confiere a la institución.
El perdón al general Cienfuegos sienta además jurisprudencia en la justicia norteamericana y la lógica es que, si al militar de alto rango el gobierno norteamericano le otorgó tal canonjía, lo mismo ocurrirá con Genaro García Luna que, a diferencia de Cienfuegos, tiene un negro historial allá y acá.
Por ahora, todo parece indicar que Marcelo Ebrard consumó una gran victoria diplomática en México, pero sobre todo le quitó a AMLO una creciente presión del Ejército mexicano que dicho sea de paso sigue enojado porque a los militares no les gusta que los dictadores los echen por delante. El perdón al general Cienfuegos no gustó nadita a los demócratas norteamericanos y ese asunto parece traer cola.