Trump, ¿sin castigo?
Augusto Corro martes 12, Ene 2021Punto por punto
Augusto Corro
El aún presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dejará el cargo en unos cuantos días y todo parece indicar que sus numerosos errores y abusos no serán castigados.
Cuatro años de primer mandatario que tuvieron al mundo en incertidumbre debido al estado mental del magnate de la construcción, que actuaba conforme a su estado de ánimo.
Cierra su presidencia un sujeto desequilibrado, ambicioso de poder, que convocó a sus huestes de extremistas a vandalizar el Capitolio, como sucedía en los países calificados como bananeros. El saldo de esta acción fue de cinco personas muertas.
Como señalamos en este espacio, las hordas de fanáticos disfrazados de payasos mostraron al mundo la debilidad de una democracia estadounidense que vivó días de crisis política, de caos.
A pesar de las innumerables muestras de esquizofrenia del presidente Trump, no hubo poder humano que lo echara de la Casa Blanca. Seguidores y adversarios del mandatario anaranjado dejaron que gobernara a sus anchas.
Las agresiones contra propios y extraños preocuparon a los gobiernos de diferentes países que fueron amenazados con la guerra o con afectaciones a sus economías. México estuvo en esa lista de perjudicados.
Al gobierno mexicano le llegaron advertencias de afectaciones a su economía, es decir de que Trump le aumentará los aranceles de importación si no controlaba el flujo de migrantes.
A México no le quedó otro camino que obedecer las órdenes del poderoso gobernante. Con la fuerza pública fueron cerradas las fronteras mexicanas. La Guardia Nacional (GN) creada para otras funciones tuvo que hacer el papel de patrulla fronteriza.
En materia de seguridad, el funcionario anaranjado no movió un dedo para que su gobierno controlara el contrabando de armas. Millones de pistolas, granadas, rifles de alto poder están en manos de la delincuencia organizada.
Esa manera de cerrar los ojos ante el comercio ilegal de armamento es una de las principales causas del incremento de asesinatos en nuestro país. Ola de crímenes que sumados a los decesos por Covid-19 nos plantean un panorama espeluznante.
Además, Trump nunca se guardó sus opiniones groseras, por decir lo menos, hacia los mexicanos a quienes calificó de asesinos, narcos, etc., desde su precampaña presidencial. Nunca pidió disculpas.
Hoy martes, el todavía presidente de EU visitará el muro de la ignominia que mandó construir para satisfacer su ego racista y narcisista. Esa valla no servirá para detener las olas de pobres y de narcotraficantes.
No olvidar que en el vecino país se encuentra el mercado de drogadictos más grande del mundo y que los narcos no necesariamente cruzan la frontera mexicana con sus productos. Tampoco los miles de indocumentados llegan únicamente por nuestra zona fronteriza.
No conforme con su gobierno caótico, el magnate de la construcción decidió cerrar con hechos violentos que, seguramente, ni el mismo pensó las consecuencias ilegales que le provocarían.
Su país y el mundo contemplaron a las hordas invadir las instalaciones del Capitolio, en un intento más por marcar su línea de violencia e irresponsabilidad. Fuimos testigos de las acciones vandálicas de grupos de enfermos mentales que provocaron la muerte de varias personas. El adoctrinamiento de los seguidores de Trump se agudizó cuando el mandatario asumió el poder. Su conducta racista y homofóbica fue el eje de su política. Sembrado el odio solo era cuestión de tiempo para ver los dramáticos resultados.
El 20 de enero, Joe Biden asumirá el poder como presidente de Estados Unidos. No habrá tiempo para el anhelado juicio político contra Trump. Ni se ve que pudiera recibir algún castigo por sus errores, abusos de poder, etc.
Quizá la misma ley evite que lo juzguen por ser un sujeto que no estaba en sus cabales durante sus cuatro años de gobierno. El problema de Trump se agudizó porque tiene el control del llamado botón nuclear. que no es fácil manipularlo, pero que sí lleva a reflexionar sobre el poder que maneja una persona esquizofrénica.
De acuerdo con versiones de sus colaboradores, Trump tiene intenciones de otorgarse un indulto a sí mismo en los últimos días de su presidencia. La medida implicaría un uso de los poderes presidenciales extraordinario e inexplorado en la historia de Estados Unidos.
Los demócratas quieren destituir al presidente anaranjado. De ocurrir esta acción tendría que llevarse a cabo ya, porque no se cuenta con mucho tiempo para echar de la Casa Blanca a uno de los peores presidentes de Estados Unidos.
¿Usted qué opina amable lector?