A pesar de todo, el Banco de México defiende su autonomía
Miguel Ángel Rivera viernes 20, Ago 2021Clase Política
Miguel Ángel Rivera
El matrimonio integrado por Graciela Márquez Colín y Gerardo Esquivel Hernández resulta ejemplar por diversos motivos, pero sobre todo por el éxito profesional que han alcanzado estos dos destacados profesionales de la economía, que los han llevado a los más altos niveles de la economía nacional y de la conducción del país.
Los dos están identificados con la necesidad de que el desarrollo económico se complemente con una distribución más equitativa de la riqueza y eso los llevó a acercarse al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en reconocimiento a su capacidad profesional les confirió dos cargos muy importantes en el gobierno de la llamada Cuarta Transformación.
Márquez Colín apareció en primera línea, como secretaria de Economía, mientras que su esposo quedó en un nivel abajo, como candidato a subsecretario, pero de la poderosa Secretaría de Hacienda. Sin embargo, este nombramiento no se concretó, pues el entonces titular de Hacienda, Carlos Urzúa, lo recomendó para ocupar una vacante de subgobernador del Banco de México (Banxico), sugerencia que aceptó el presidente López Obrador, quien desde antes de tomar posesión -como presidente electo al que el mandatario saliente, Enrique Peña Nieto, le dejó todo el espacio- lo propuso para Banxico, junto con Jonathan Heth.
Los dos nombramientos fueron ratificados por el Senado y ambos se desempeñan actualmente como subgobernadores del banco central.
Estos fueron los momentos estelares. Después vinieron los momentos difíciles, pues al parecer ninguno de los cónyuges, ni Márquez Colín ni Esquivel Hernández lograron consolidarse en el círculo cercano del líder y guía de la llamada Cuarta Transformación o, por lo menos, eso no se reflejó en público.
Cuando las negociaciones para modificar el nuevo Tratado de Libre Comercio con Canadá y los Estados Unidos, el llamado T-MEC, impuestas por el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, la Secretaría de Economía mexicana -a cuya dependencia le corresponde poner en práctica los acuerdos- fue relegada a un segundo plano, mientras que descollaba el principal negociador, el entonces subsecretario de Relaciones Exteriores y ahora embajador en China, Jesús Seade.
Después de concederle pocos espacios para el lucimiento, el presidente López Obrador finalmente anunció que Márquez Colín dejaba el cargo, sustituida por la diputada Tatiana Clouthier, quien acaparó los comentarios elogiosos del mandatario, junto con Galia Borja Gómez, quien dejaría el cargo de tesorera de la federación, para ser nominada subgobernadora de
Banxico, con lo cual la llamada Cuarta Transformación ya tiene tres de los cinco integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México, cuyo control ha buscado desde el primer momento. La secretaria saliente, sólo recibió un tibio reconocimiento, aunque se le aseguró un buen futuro, pues será propuesta para encabezar el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), otro organismo autónomo sobre el que desea tener mayor control la llamada Cuarta Transformación.
Borja Gómez, cabe destacar, integra otro exitoso matrimonio de la 4T, pues es esposa del ex secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, quien por su parte fue relevado por Rogelio Ramírez de la O, para ser propuesto gobernador del banco central, en sustitución de Alejandro Díaz de León Carrillo, quien llega al término de su mandato.
Ese decir, los cónyuges trabajarán en la misma institución y se puede dar el hecho insólito de que los dos tomen posesión al mismo tiempo, pues Borja Gómez, sustituye a Javier Eduardo Guzmán Calafell, quien concluye su periodo como subgobernador el 31 de diciembre del presente año, la misma fecha en que termina el mandato de Díaz de León, quien será relevado por Herrera Gutiérrez.
A pesar de todo, parece prevalecer la autonomía del Banco de México
El presidente López Obrador, cuyo “pecho no es bodega”, no ha ocultado nunca su interés de tener mayor control o de orientar el funcionamiento del Banco de México, organismo que considera una de las herencias menos apreciadas de los anteriores gobiernos conservadores y neoliberales.
Hasta ahora, sin embargo, sus intentos de control no han fructificado y la Junta de Gobierno ha actuado conforme a lo que dicta la Ley Orgánica del banco central, lo que se ha traducido en el control de la macroeconomía, logro sobresaliente en la situación de crisis acentuada por la pandemia de Covid-19.
Además de colocar en la Junta de Gobierno al mayor número de allegados posible, los legisladores incondicionales de la 4T intentaron reformar la Ley Orgánica de Banxico, supuestamente para beneficio de los trabajadores migrantes que envían remesas por miles de millones de dólares cada año a nuestro país.
Con fuertes resistencias, la iniciativa se aprobó en el Senado, pero debido a la oposición, quedó detenida en la Cámara de Diputados.
Los presidentes de las Juntas de Coordinación Política de ambas Cámaras, Ricardo Monreal e Ignacio Mier, explicaron mediante comunicado conjunto en redes sociales, que dada la trascendencia de las reformas propuestas y la necesidad de ampliar la deliberación de la misma, acordaron conformar una comisión bicameral de trabajo durante las dos primeras semanas de enero, en la que podrán participar el Banco de México, la Secretaría de Hacienda, la Asociación de Bancos de México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y “quienes deseen hacerlo como institución”.
En asunto de fondo es la autonomía del Banco Central
Lo notable es que entre las declaraciones en contra de la reforma destacaron los dos sub gobernadores propuestos por el presidente López Obrador, Jonathan Heath y Gerardo Esquivel, quienes negaron que los cambios beneficiarían a los migrantes, cuyas remesas se hacen casi totalmente por vía electrónica, mientras que obligar al Banco de México a comprar dólares en efectivo lo ponía en riesgo de “lavar dinero” proveniente de actividades ilegales.
“Uno de los (argumentos) más importantes es que no se debe reformar una ley para favorecer a una sola empresa, especialmente con un historial negativo con la SEC (Securities and Exchange Commission) en Estados Unidos”, escribió Heath en Twitter.
Por su parte, Esquivel dijo que esas reformas podrían en riesgo las reservas internacionales del país, pero sobre todo destacó lo que es el punto central de la controversia: los cambios propuestos atentan contra la autonomía del banco central.
Ese no fue el único desencuentro del presidente López Obrador y la llamada Cuarta Transformación contra la Junta de Gobierno del Banxico.
Otro disgusto para el primer mandatario se generó por la decisión de los funcionarios del banco central de no entregar este año, porque no los hubo, remanentes o utilidades por sus operaciones en el mercado cambiario en el ejercicio de 2020, dinero que esperaba la 4T para reforzar las débiles finanzas nacionales. debido a una apreciación del peso en la segunda mitad del año. …24 abr. 2021
Pero el jefe del Ejecutivo no ha desistido de tratar de orientar la actuación de Banxico.
Hace unos días, el Fondo Monetario Internacional anunció una emisión especial de Derechos Especiales de Giro (DEG) equivalente a 650 mil millones de dólares, la más alta en la historia del fondo.
En total se van a otorgar créditos a tasas bajas por 650 mil millones de dólares, de los cuales a México le corresponden alrededor 12 mil millones de dólares.
El presidente López Obrador propuso que ese dinero se utilizara para el pago de deuda externa, pero los integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico recordaron que deben ser para reforzar las reservas.
Esta vez, la ira del presidente se dirigió particularmente contra el subgobernador Gerardo Esquivel, a quien se presume proclive a la 4T. El primer mandatario dijo lamentar que este economista, que fue uno de sus principales asesores, se convirtió en “ultratecnócrata” y lo sumó al repudiado grupo de economistas formados en el extranjero en escuelas para defender grupos de interés, no al pueblo, y de pasó les dijo “cuadrados”.
A pesar del disgusto presidencial, lo que queda de este conflicto es la convicción de que se mantiene la autonomía del Banco de México, que se maneja, como debe ser, bajo criterios estrictamente profesionales y no por consignas políticas.