Los priistas, borrachos que no comen lumbre
Francisco Reynoso jueves 15, Sep 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Si había dudas, quedaron despejadas.
Morena y el presidente López Obrador se anexarán al Estado de México en las próximas elecciones. Así que más vale que los mexiquenses se hagan a la idea de que la maestra Delfina Gómez Álvarez será su próxima gobernadora.
Será la primera mujer que ocupe el trono del palacio de gobierno de Toluca.
Y es que los priistas, como los borrachos, no comen lumbre.
Puede decirse que está más claro que el agua de horchata. El Revolucionario Institucional se echó a los brazos del presidente López Obrador.
Los jerarcas del PRI que negociaron con López Obrador tienen diferentes razones.
Unos aceptaron hincarse ante el todopoderoso en defensa propia, en defensa de su libertad, de su patrimonio, de su reputación y en defensa de la tranquilidad de su familia.
Otros, con la esperanza de obtener un premio, a su buena conducta, a su abyección.
Alito ya se veía en la cárcel
Alejandro Moreno parecía muy gallito. Enfrentó a López Obrador y gritó que no lo doblegarían, que sólo muerto se rendiría.
Pero llegó Layda Sansores y con el fiscal Renato Sales le apretaron las tuercas.
Y a cada vuelta de rosca Alito se ponía más morado.
En su defensa gritaba que todo era falso, que era un perseguido político y hasta fue a la ONU para denunciar a los malosos de la cuatroté.
Pero lo cierto es que ya se veía en la cárcel.
La Fiscalía de Renato Sales le cerró el paso y lo acorraló.
Lo puso a tiro de piedra.
Y Alito podrá decir que es primo hermano de la madre Teresa de Calcuta y que López lo persigue porque él sí ama a México y a los mexicanos y los defiende con su propia vida. Podrá hacerse el mártir. O realmente serlo. Pero de entrar a la cárcel nadie lo iba a salvar. Y de permanecer en ella cinco o seis años en espera de juicio y sentencia.
Y nadie lo iba a librar de que sus propiedades fueran aseguradas y sus cuentas bancarias congeladas.
Alito Moreno ya veía a su esposa Christelle Castañón, quien ya está harta de tantos escándalos, perseguida como Karime Macías, ex esposa de Javier Duarte, uno de los grandes íconos de la corrupción priista.
Así que habría optado por negociar y formar el PRI-MOR. O el MOPRI, como corrigen algunos morenistas. Y ayudar en todo lo que se le venga en gana al presidente López.
Y que los priistas digan lo que quieran. Primero es el cuero que la camisa, faltaba más.
El Edomex, a la bolsa de morena
Así que, descaradamente para algunos, sin acordarse que gritaba que en Morena están los verdaderos traidores a la patria y que están moralmente derrotados, dio chaquetazo a panistas y perredistas. Y mandó al diablo a la coalición Va por México.
Porque Va por México no lo iba a librar de caer en la cárcel y ser compañero de crujía de Jesús Murillo y Emilio Lozoya. Y de los que vayan a llegar.
Alito Moreno negoció como seguramente lo hicieron, en 2021, Quirino Ordaz en Sinaloa; Claudia Pavlovich en Sonora; Alejandro Tello en Zacatecas; Héctor Astudillo en Guerrero; y Carlos Miguel Aysa, en Campeche.
Y como lo hicieron, en 2022, Omar Fayad en Hidalgo; y Alejandro Murat en Oaxaca.
Negoció como lo habría hecho Alfredo Del Mazo.
Y López Obrador no les pide mucho. Ni que hagan trampa ni que ayuden a sus candidatos. Sólo les pide que no metan su mano negra, que no aporten dinero público para las cochinadas del PRI.
Nada extraordinario pide López. Y todo dentro de la ley.
López no pide mucho
Simplemente pide que no metan las manos y que sea el pueblo sabio el que determine quién será su próximo gobernador o gobernadora.
Del Mazo tendría la obligación de partirse el alma para defender al PRI en su estado.
¿Pero, valdría la pena echarse un alacrán al pecho para que el tricolor no pierda el estado más importante, electoralmente hablando?
Hidalgo era otro de los grandes íconos del tricolor. Jamás lo había gobernado un partido diferente al PRI. Omar Fayad no se anduvo con chiquitas y se hizo a un lado. Entregó buenos resultados a la democracia.
En Oaxaca, Murat hizo lo propio. Y ahora, tanto Fayad como Murad, esperan su premio.
Esperan que la cuatroté, no la revolución, les haga justicia. Como ya se las hizo a Quirino, con la embajada de España, a Aysa con la de República Dominicana, a la Pavlovich con el consulado en Barcelona y recientemente al perredista-panista Carlos Joaquín González, ex embajador de Quintana Roo, con la embajada de Canadá.
Dios ayuda al que se ayuda
Los priistas como Alito Moreno son políticos pragmáticos. Aman a México y por ello, como dijo Porfirio Díaz, se hacen a un lado para evitar derramamiento de sangre inocente.
Y aman al pueblo pobre y sufrido, pero más se aman a sí mismos.
Se atienen a la sentencia de Esopo: “Dios ayuda al que se ayuda”. O lo que es lo mismo, ayúdate que Dios te ayudará.
Insistimos, los priistas son borrachos que no comen lumbre.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos