Presidente predecible
Armando Ríos Ruiz viernes 11, Nov 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Es tan predecible el Presidente, que desde hoy voy a dar la versión oficial de las noticias del lunes próximo. Los medios cooptados por el gobierno, exactamente como ocurría ayer y que tanto critica el Presidente, con “chayotes” generosos que se entregan de la misma forma, pero más abundantes, publicarán las acciones del domingo, ideadas por mexicanos preocupados por el desastre que vive el país, en manos de quien se hace llamar a sí mismo, su transformador.
¡Y vaya que deveras es transformador! En tiempo récord ha destruido todo lo que ha podido, que es bastante, pero no lo suficiente para apaciguar sus frustraciones y sus resentimientos. Necesita mucho más tiempo y para eso debe realizar cuantas reformas se le ocurran, incluida la de modificar el INE, para transformarlo en un organismo que sirva como su majestad merece.
Como le sirven, por ejemplo, instituciones otrora funcionales, no al 100 por ciento, pero funcionales, cuyos administradores hoy se arrodillan ante el amo y señor sin ocultar su veneración y su domesticidad, lo mismo que su incapacidad y su incompetencia. Verbigracia, sólo por poner algunos ejemplos, la Secretaría de Gobernación, La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el gobierno de la Ciudad y la que quiera usted imaginar.
Diversas voces han hecho llamados desde todas las tribunas concebidas, principalmente desde las redes sociales, para que los mexicanos asistan en todos los estados de la República a protestar contra el prurito presidencial de desaparecer el INE, con argumentos de que es demasiado costoso. ¿Por qué no dice lo mismo de sus mega obras, que son un verdadero fiasco y cuyos costos aumentan conforme pasan los días, al punto de ya nada tener que ver con los presupuestos originales?
Los verdaderos conocedores de estos asuntos comentan, a petición de un servidor que, por ejemplo, la refinería de Dos Bocas no estará lista ni al terminar el sexenio, por más que el Presidente ha exhibido un deseo incontenible de verla como uno de sus grandes triunfos ya puesto en marcha e inaugurarla desde julio pasado, como era su sueño. ¿De qué le sirven estos alardes ante la realidad? Sólo para que sus chairos le aplaudan, porque no tienen la mínima capacidad ni para informarse de lo que realmente hace su maestro y guía.
Respecto a la marcha del domingo próximo, ya no encuentra qué calificativos poner a los asistentes: les dijo “clasistas, anti juaristas, Gente sin autoridad moral, deshonestos. ¿Tanto como Bartlett, por ejemplo? ¿O muchos otros a quienes suele exonerar con sólo decir que él confía en ellos? Dijo Ildefonso Guajardo, secretario de Economía con Enrique Peña, en una entrevista, que la Presidencia actual es resultado de un pasado desastroso. Pero este resultado fue peor. Palabras más. Palabras menos.
Pero de pronto apareció la actitud benevolente del mejor Presidente del mundo, acompañada de la orden de conceder permiso a los manifestantes, de llegar al Zócalo para que actúen con toda libertad. Inclusive instruyó para que se adelante un evento relacionado con su deporte favorito: el beisbol, con el objeto de que la explanada permanezca libre para los inconformes. ¡Cuánta generosidad!
Aún con estos desplantes, su preocupación es notoria. Podemos preguntar: ¿qué le preocupa, cuando las encuestas lo ponen hasta arriba? ¿Acaso vuelve a la realidad y recuerda que las paga? ¿Qué le preocupa, cuando ha logrado hacerse de todos los poderes y tiene maiceado o comprado al mismo Ejército?
Pero quedamos en adelantar los encabezados de sus “chayoteros” incondicionales: Las páginas que hagan recuento de lo ocurrido en la marcha, dirán que fue deslucida. Que asistieron muy pocos o mucho menos de lo que los organizadores esperaban. Que no inquieta porque los mexicanos decidieron por el cambio. Por el progreso. Porque la 4T continúe su camino inalterable. No es necesario saber predecir el futuro. Este vaticinio es un ejercicio fácil, porque el señor que habita el Palacio Nacional es realmente predecible.