Incongruencia política
Alberto Vieyra G. martes 1, Ago 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“Gobernaré con entrega total a la causa pública, dedicaré todo mi tiempo, mi imaginación, mi esfuerzo a recoger los sentimientos y a cumplir con las demandas de la gente. Actuaré sin odios, no le haré mal a nadie, respetaré las libertades, apostaré siempre a la reconciliación, buscaré que entre todos y por el camino de la concordia, logremos la Cuarta Transformación de la vida pública de México”.
He vuelto a escuchar el discurso de toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador del primero de diciembre de 2018, en el que promete a los mexicanos gobernar con “humildad, sin odios y sabiduría”, procurando hacerlo dentro del marco de la concordia y la reconciliación nacional. Sin embargo, la realidad es otra porque la peligrosa división y confrontación a la que está llevando al país, no nos queda más pensar en que AMLO es de esos politicastros achimultrufiados que, así como dice una cosa, hace otra o dice otra. Los estudiosos le llaman a esa insana práctica incongruencia política.
Vemos a un López Obrador que abriga mucho odio y lo externa todos los días en las mañaneras usando todo el poder del Estado para agredir a opositores, críticos, periodistas, medios de comunicación y para pelearse incluso, con actores políticos extranjeros. Un Presidente soberbio que inventa complots en su contra, que diariamente ve moros con tranchete, que su populismo lo empuja a echar mentira tras mentira y ya lleva más de 102 mil mentiras. ¿Usted respetado lector o radioescucha ve algún sano juicio, pero, sobre todo, humildad en el Presidente de la República?
Recordaré que la humildad es una virtud de los seres superiores que tienen la capacidad de aceptar las propias debilidades y cualidades, y obrar en consecuencia. Por ejemplo: Admitir una equivocación, compartir los conocimientos aprendidos y ser agradecido.
Y por lo que se refiere a la sabiduría, debemos entenderla como una gran virtud de las personas que actúan con sano juicio y tienen el sello de la sabiduría. Ahora que, si hablamos de la reconciliación nacional y de la concordia, de la que ya le hablé en capítulo aparte, pues veremos que el señor López Obrador está haciendo todo lo contrario y pareciera que la división y confrontación que propicia contra la nación azteca es su principal bandera de lucro político. La sucesión presidencial debe conducirse por la vía civilizada para no propiciar una nueva barbarie como la de 1994 y para evitar despertar al México bronco.
AMLO lleva casi un mes enrareciendo el ambiente político-electoral de México. Y lo que necesita el jefe de las instituciones nacionales es serenarse y actuar con prudencia. México quiere ver a su Presidente como un jefe de Estado y no como un rufiancillo jefe de campaña electoral que agrede y denosta a sus opositores.
En el mismo discurso que he revisado, AMLO hace un reconocimiento a Enrique Peña Nieto por la pulcritud con que se condujo en la elección presidencial de 2018. Muy sano para la república sería que AMLO imite a Enrique Peña Nieto y Alfredo Del Mazo, que no metieron sus narices en las elecciones como hoy lo hace AMLO, protagonizando una elección de Estado y convertido en un foco de infección política.