Diplomáticos, el antes y el ahora de México
Opinión, Ramón Zurita Sahagún lunes 23, Jun 2025
De frente y de perfil Ramón Zurita Sahagún
Durante muchos años, México se distinguió por su servicio diplomático.
Grandes recuerdos y reconocimiento a nivel internacional se ganaron distinguidos personajes que fungieron como representantes de México en el exterior.
Papel significativo tuvieron Gilberto Bosques, en Francia, y Gonzalo Martínez Corbalá, en Chile, en momentos de gran apremio.
El papel desempeñado por Bosques durante la segunda guerra mundial y la ocupación de los alemanes en París fue sumamente destacado, no solamente para los mexicanos, sino también para los españoles y de otras nacionalidades que obtuvieron salvoconductos otorgados por el cónsul mexicano.
A Martínez Corbalá le tocó desempeñar el papel de embajador de México en Chile, durante el golpe de Estado de Augusto Pinochet, otorgando asilo a cientos de chilenos que se refugiaron en la embajada mexicana en Santiago, donde logró que México les otorgara asilo político.
Los dos personajes, uno poblano y otro potosino, son recordados por sus grandes logros a nivel diplomático.
Sin embargo, no son los únicos. México por décadas destacó en el concierto internacional por su política diplomática.
Alfonso García Robles, quien fue secretario de Relaciones Exteriores, fue Premio Nobel de la Paz, por su intervención como promotor destacado de los Tratados de Tlatelolco. Impulsó la desnuclearización en la región: La idea era asegurar la prohibición de los armamentos nucleares y que esta parte del mundo no estuviera implicada en ningún conflicto entre las grandes potencias rivales. “En octubre de 1982 obtuvo el premio Nobel de la Paz por su magnífico trabajo en las negociaciones de desarme de las Naciones Unidas, distinción que compartió con la diplomática y escritora sueca Alva Reimer Myrdal.
Otro personaje mexicano destacado internacionalmente por su trabajo en el mundo diplomático fue Genaro Estrada (fue secretario de Relaciones Exteriores), creador de la “Doctrina Estrada”, que establece la no intervención de México en asuntos extranjeros. De acuerdo con ella México no se inmiscuye en situaciones internas en otros países. Al día de hoy se mantiene vigente, aunque en las últimas décadas parece haberse olvidado También algún tiempo se usó la diplomacia como pretexto para que políticos no agradables al régimen en turno salieran con sendos nombramientos al extranjero.
Luis Echeverría, en las Islas Fidji; Augusto Gómez Villanueva, en Italia y Nicaragua; y Porfirio Muñoz Ledo, en la ONU, son algunos casos destacados.
Sin embargo, actualmente la diplomacia ya no se practica de carrera, sino se usa para premiar deslealtades de políticos trapecistas, que como las ratas abandonan el barco ante el naufragio de los organismos políticos en los que militaron durante años, para sentirse a salvo, sin cargos de conciencia.
De esa forma, desde el arribo de la 4T se procura atraer con el señuelo de la zanahoria a políticos que deseen hacer el cambio de siglas.
Si durante la administración de Andrés Manuel López Obrador se atrajo a los ex gobernadores de Sinaloa, Quirino Ordaz; Sonora, Claudia Pavlovich; Campeche, Carlos Aysa; Quintana Roo, Carlos Joaquín (ex priista) e Hidalgo, Omar Fayad, entre otros priistas distinguidos para subirse al nuevo carro de la poderosa locomotora en que está convertido el Movimiento de Regeneración Nacional, ahora, con la de Claudia Sheinbaum, se tienta de la misma forma a políticos sin experiencia diplomática para que acepten un consulado, principalmente en Estados Unidos.
Marco Antonio Mena, ex gobernador priista de Tlaxcala; Carlos Iriarte, ex diputado federal del PRI y ex alcalde priista de Huixquilucan, y Luis Rodríguez Bucio, ex comandante de la Guardia Nacional, son algunos de los futuros cónsules.











