Mara Lezama anuncia recuperación del Auditorio del Bienestar, en Cancún
Quintana Roo domingo 6, Jul 2025DERECHO DE REPLICA José Luis Montañez

La gobernadora Mara Lezama Espinosa anunció la recuperación y transformación del Auditorio del Bienestar.
- Será convertido en un verdadero epicentro de la cultura y del espectáculo
En cada ciudad hay estructuras que, más allá de su materialidad, encierran símbolos de lo que una sociedad ha sido y de lo que podría llegar a ser. El Auditorio del Bienestar, ubicado en el bulevar Colosio de Cancún, fue durante años una de esas heridas abiertas: una obra inconclusa, insegura y olvidada, que hablaba más de promesas rotas que de comunidad. Pero hoy, en un giro que trasciende lo arquitectónico, este espacio se perfila como el corazón vibrante de una nueva visión de ciudad.
Y es que cuando una administración recupera un espacio cultural caído en el abandono, está haciendo mucho más que restaurar paredes o butacas: está reconstruyendo confianza. Está reconociendo que el arte, la cultura y el encuentro comunitario no son lujos, sino derechos. Y aún más: son herramientas fundamentales en la lucha contra la violencia, la desigualdad y la exclusión social.
La gobernadora Mara Lezama Espinosa anunció la recuperación y transformación del Auditorio del Bienestar, una acción que forma parte del esfuerzo por devolverle al pueblo lo que le pertenece y cerrar el capítulo de corrupción y negligencia en torno a este inmueble.
“Ésta, que fue una obra que se realizó con dinero del pueblo terminó olvidada por años; un auditorio mal hecho en los procesos constructivos y con materiales de baja calidad, lo que debían ser paredes sólidas era simple tablaroca, sin las condiciones mínimas de seguridad, un riesgo inminente para la gente, será transformada” explicó la gobernadora.
Traza ruta hacia espacio funcional
La declaración no se queda en la denuncia. Lezama Espinosa plantea una ruta clara hacia un espacio funcional, moderno, accesible y seguro para todos. Se trata de un cambio estructural, pero también simbólico: transformar lo que fue un “elefante blanco” en un centro cultural es también redefinir qué se prioriza desde el poder.
“Les cuento… tenía un 40% más de butacas de las permitidas, sin espacio para pasar entre los asistentes, con el riesgo inminente de caer desde lo más alto del recinto, con miles de personas en euforia en un concierto sin suficientes salidas de emergencia, sin escaleras adecuadas para desalojar con rapidez ante cualquier contingencia y, bueno, ni siquiera pensaron en los estacionamientos, ni los requisitos mínimos para la accesibilidad universal o la cantidad de baños para la capacidad del recinto”, aseveró.
Ese nivel de detalle en la denuncia muestra la gravedad de la situación: lo que debía ser un espacio de esparcimiento, resultó ser una trampa para miles de posibles asistentes. La recuperación de este lugar no sólo tiene sentido técnico; tiene sentido moral. Porque al invertir en cultura también se invierte en seguridad, en cohesión social y en construir alternativas reales para los sectores más vulnerables.
Lezama Espinosa subraya que esta no es una acción aislada, sino parte de una política pública centrada en la dignificación del espacio común:
“Somos un gobierno honesto que combate la corrupción y con ello el dinero alcanza para más; por eso lo rescataremos y se transformará en un auditorio moderno, seguro, accesible, con aire acondicionado, que permitirá al público vivir una experiencia de primer nivel, que recibirá a las y los quintanarroenses y a quienes nos visiten desde todo México, América Latina y el mundo”.
Punto de encuentro para artistas
Esta declaración no sólo promete un centro funcional: promete un faro cultural para Cancún. Un punto de encuentro en el que artistas, estudiantes, niños, niñas, familias y turistas podrán convivir, emocionarse, aprender y construir identidad. Porque eso es lo que hace la cultura cuando se ejerce como derecho: empodera, educa y conecta.
La gobernadora también remite a otras experiencias de rescate exitoso de espacios públicos y culturales en la entidad:
Añadió que el rescate se hará como se hizo con el Poliforum de Cancún, hoy casa del equipo profesional de basquetbol “El Calor de Cancún”; con la rehabilitación de la unidad deportiva Bicentenario, abandonada por más de una década, y el gimnasio Nohoch Suku´n, ambos de Chetumal, que hoy están en condiciones óptimas.
El eje común en todas estas iniciativas es claro: donde antes hubo abandono, ahora hay vida. Donde antes hubo silencio y desuso, ahora habrá gritos de euforia en un concierto, aplausos al final de una obra, risas infantiles en un espectáculo. El cambio más profundo no es el estético: es el simbólico. Es volver a habitar lo común como algo valioso.
Este tipo de acciones también permiten visibilizar la importancia de acercar el arte y el entretenimiento a la niñez y la juventud. No podemos aspirar a una sociedad más justa y pacífica si no garantizamos que todas las personas, sin importar su colonia, su nivel socioeconómico o su origen, puedan disfrutar de la belleza, la creatividad y el diálogo que sólo los espacios culturales ofrecen.
No es un acto de ornamento
Construir desde el arte no es un acto de ornamento: es una política de futuro. Si queremos niñas y niños con imaginación, adolescentes con sentido crítico y jóvenes con aspiraciones amplias, necesitamos entornos que nutran esa posibilidad. Este auditorio renovado puede convertirse en uno de esos entornos fecundos.
Transformar el Auditorio del Bienestar no es un simple proyecto de infraestructura. Es un acto de restitución. Un signo de que Cancún no sólo se construye en hoteles y avenidas, sino también en teatros, foros y salas de espectáculo. Es aquí donde se teje una sociedad más conectada, más empática y más viva.
Herramienta clave para el desarrollo social de niños y jóvenes
En un mundo marcado por la incertidumbre, los conflictos sociales y la creciente exposición de la niñez y adolescencia a entornos de riesgo, el arte y la cultura emergen como alternativas poderosas para fortalecer la identidad, el pensamiento crítico y la empatía. Lejos de ser actividades marginales o elitistas, las disciplinas artísticas -como la música, la danza, el teatro, la literatura y las artes visuales- constituyen un vehículo esencial para el bienestar emocional, la cohesión social y la prevención de conductas autodestructivas.
Diversos estudios coinciden en que la participación activa en actividades culturales impacta positivamente en el desarrollo cognitivo y emocional de niños y adolescentes. Aprender a tocar un instrumento, participar en una obra de teatro escolar o acudir a talleres de artes plásticas contribuye a que las y los jóvenes desarrollen habilidades como la concentración, la disciplina, la expresión emocional, la creatividad y la resiliencia.
De acuerdo con datos de la Unesco, los programas de educación artística aumentan significativamente la autoestima y la capacidad de trabajo en equipo de los estudiantes. Esto es crucial, sobre todo en comunidades vulnerables donde el abandono escolar, las adicciones y la violencia marcan el día a día.
Cultura, como prevención y contención
Organismos como la Unicef y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) han documentado cómo los programas socioculturales pueden reducir la probabilidad de que jóvenes en situación de vulnerabilidad caigan en redes delictivas o desarrollen adicciones. Al ofrecer alternativas significativas de expresión y pertenencia, las actividades artísticas actúan como una forma de contención emocional y vinculación con entornos sanos.
Los espacios culturales también funcionan como entornos seguros, donde los jóvenes son reconocidos por su talento y no por los estigmas sociales que los rodean. Esto es particularmente importante en zonas urbanas donde la oferta de actividades deportivas y recreativas suele ser limitada o excluyente.











