Se vacían albergues en el norte de México Migrantes desisten del “sueño americano”
* Destacadas, Mundo martes 15, Jul 2025
- Familias vuelven a sus países de origen o se adaptan a México, que ya es país destino

Ante la mano dura del presidente Donald Trump contra la migración ilegal, miles de personas indocumentadas de Honduras, Venezuela, El Salvador o Cuba han emprendido ahora un viaje a la inversa, de regreso a sus países de origen o a otras ciudades dentro de México, que ha dejado de ser una zona de tránsito y ha pasado a convertirse en país de destino.
Las políticas de Trump han destrozado el mapa del flujo migratorio como se conocía hasta hoy. El cambio en el paradigma obliga a las organizaciones humanitarias a reorganizar sus esfuerzos y pone sobre la mesa la cuestión de cómo responderá el crimen organizado ante la pérdida del lucrativo negocio ilícito de la explotación de migrantes.
Los organismos internacionales y las ONG ya acusan un fenómeno inédito de migración del norte al sur en el continente americano. Las detenciones de migrantes en México y en la frontera de EU se han desplomado a mínimos históricos.
Por el tapón del Darién ya se registran cruces a contracorriente de Panamá a Colombia, y los migrantes han comenzado a ver en Brasil o Chile un destino prometedor, según Naciones Unidas.
El campamento en la ciudad fronteriza de Reynosa, Tamaulipas, bautizado como “Río Camp” por su cercanía al Río Bravo, que está a unos metros de distancia, llegó a albergar a unos mil migrantes provenientes de Centroamérica, Sudamérica y África. Hoy, no queda nadie.
En Matamoros, a una hora de distancia, está el albergue Pumarejo. En conjunto, llegaron a resguardar a 9,000 personas en los momentos de máxima ocupación, aún en la Administración de Joe Biden, según estimaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF), que da atención a las poblaciones en tránsito en esos albergues. Actualmente, quedan allí apenas unas 250 personas.
Destino final: México
Las escenas de campamentos vacíos se replican en Tijuana, Ciudad Juárez, Pachuca, Ciudad de México y Tapachula. Los migrantes, prácticamente, no están yendo al norte. “El mensaje de Trump fue bastante claro. ¿Para qué tomarían tanto riesgo en esta ruta migratoria si llegarán a una frontera cerrada?”, razona Emmanuelle Brique, vicecoordinadora del Proyecto Frontera Norte de México de MSF.
Las cifras confirman la nueva realidad de la migración. En México, las detenciones de personas en tránsito han caído 80% entre 2024 y 2025 (periodo enero-mayo), al pasar de 590,690 intercepciones a 113,612, según datos de la Secretaría de Gobernación. La reducción ha sido más notoria este año. Si en enero fueron detenidos 63,457 migrantes, en mayo fueron apenas 5,123 (una disminución del 92%).
La ONU ha registrado un aumento en los trámites migratorios hechos por las personas en tránsito para poder quedarse y trabajar formalmente en México. La Oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, reporta que este país recibe 250 solicitudes de asilo y refugio cada día, casi tantas como en 2024.
“Rutas más invisibles y más peligrosas”
Que las poblaciones migren menos no significa que las causas estructurales que les obligaban a abandonar sus países hayan desaparecido. Mavi Cruz, directora del Centro de Derechos Humanos Fray Matías, ubicado en Tapachula, advierte de que la idea de que “ya no hay migrantes” esconde el peligro de que “se invisibilice” a quienes han quedado varados en distintas regiones durante su trayecto.
“Cuando las políticas de control de los flujos migratorios se vuelven más restrictivas, las personas pierden la capacidad de movilización, no pueden continuar con su proyecto migratorio, y se enfrentan a otro tipo de decisiones, como permanecer más tiempo en otros lugares”, explica.
Fernanda Acevedo, coordinadora del albergue Hospitalidad y Solidaridad, en la misma ciudad de Chiapas, advierte de que, frente a las restricciones de movilidad, los migrantes buscan “rutas más invisibles y más peligrosas”.
De qué manera la reducción del flujo migratorio cambiará el rol de los cárteles es una incógnita que preocupa a las agencias internacionales. Las autoridades de México tienen bien documentada la lucrativa rama de la economía criminal basada en los cuerpos de los migrantes, a quienes los cárteles extorsionan, secuestran o usan como mulas.
“A mayor control, mayor riesgo para los migrantes. Buscan rutas más ocultas, a menudo más peligrosas, más caras, por lo que cobran los coyotes”, refiere Jeremy MacGillivray, jefe adjunto de la OIM en México. Si, antes del cierre de la frontera, los polleros, siempre vinculados a algún cartel, cobraban a los migrantes 5,000 dólares con la promesa de cruzarlos a Estados Unidos, ahora las tarifas oscilan entre 12,000 y 15,000 dólares por persona, según ha logrado saber MSF mediante entrevistas en los campamentos.
Un oficial de la ONU, que ha solicitado hablar de manera anónima por no estar autorizado, refiere la posibilidad de que ahora los cárteles comiencen a descargar los negocios ilícitos que tenían con los migrantes sobre las poblaciones locales en México.











