México se consolida como destino mundial del bisturí
Turismo domingo 20, Jul 2025- Luces y sombras del turismo estético
- Precios accesibles, cirujanos calificados y atención personalizada, el atractivo

Gracias a las redes sociales, donde cientos de mujeres comparten sus buenas experiencias tras sus operaciones, México se consolida como un destino popular de turismo estético y es segundo país con mayor proporción de pacientes extranjeros en cirugía plástica, sólo por debajo de Colombia, en América.
Precios accesibles, cirujanos famosos, atención personalizada y, en muchos casos, recuperación frente al mar, hace que mujeres, principalemente, de Estados Unidos y Canadá, vengan a nuestro país a realizarse, desde un estiramiento facial hasta una intervención más complicada.
“Disfrute de una hermosa recuperación en su suite en la playa”, reza el anuncio de Riviera Plastic Surgery Center, una clínica ubicada en Cancún enfocada en pacientes internacionales. Adrián Nieto, su director médico, explica que el 70% de sus clientes vienen del extranjero. La mayoría proviene de Estados Unidos y Canadá, aunque también reciben europeos.
Su centro ofrece paquetes todo incluido: traslado del aeropuerto al hotel, cirugía, estancia médica, cuidados postoperatorios y descuentos en hoteles aledaños. “Un paquete como este puede costar entre 180 y 260 mil pesos. En Estados Unidos, el mismo procedimiento costaría tres veces más”, afirma.
Las operaciones que más buscan los extranjeros son la liposucción, el mommy makeover, aumento de senos, BBL o Brazilian Butt Lift (levantamiento de glúteos brasileño), rinoplastias y cirugías faciales y reconstructivas.
El perfil de los pacientes es mayoritariamente femenino, con edades entre los 20 y 50 años. Sin embargo, los procedimientos en hombres aumentan cada vez más, siendo la cirugía de párpados el procedimiento quirúrgico más popular entre ellos.
Los pacientes eligen México por los costos y la cercanía con Estados Unidos, pero hay otro factor que los cirujanos tienen claro: “En este tipo de procedimientos buscan empatía y calidez, y eso lo encuentran aquí. A los pacientes se les apapacha”, dice Nieto.
Testimonios en internet
Jazz (@chavezdolljazz01) ha viajado tres veces desde Estados Unidos para someterse a cirugías estéticas en México. Todos los detalles de su último BBL los comparte sin filtros en TikTok: fotos del antes y después, vlogs del proceso, costos, recomendaciones. Lo que antes se ocultaba, hoy se exhibe con orgullo. En esta red social, donde la autenticidad es lo que atrae, prolifera el contenido sobre procedimientos estéticos. El resultado: ciudades como Cancún, Guadalajara, Ciudad de México, Tijuana o Puebla -algunas de las más populares para estos procedimientos- han incorporado el quirófano a su oferta de servicios.
Belmontes, especializada en rejuvenecimiento facial, cuenta que el 90% de sus pacientes llega a ella gracias a las redes sociales. Pero no paga publicidad ni hace campañas extensas de marketing: “Los pacientes llegan solos”, explica. “Ellos comparten su experiencia en redes, otros lo ven y nos buscan. El 10% restante llega por recomendación”. Al igual que en el caso de Riviera Plastic Surgery, el 70% de sus pacientes viene de otros países.
Wood y Jazz exponen en sus redes lo que las motivó a elegir México en lugar de Estados Unidos para sus cirugías plásticas: “Los resultados [en Estados Unidos] no valen la pena por el precio que estás pagando”, dice Jazz. “Ya había hecho cirugía estética antes en México. Tuve una muy buena experiencia y decidí volver”, comparte Wood.
La naturalidad con la que se comparten estas experiencias ha normalizado los procedimientos estéticos y ha borrado parte del estigma. Muchas personas se animan tras ver los videos de otras. El contenido se convierte en inspiración, guía y una comunidad donde encuentran apoyo. “Hemos visto grupos de amigas que viajan para operarse al mismo tiempo, comparten habitaciones en hoteles y documentan juntas su recuperación”, comparte Diana Cuevas, presidenta del Consejo Mexicano para el Turismo Médico.
Luces y sombras
Así como las redes sociales están inundadas de recomendaciones, también lo están de advertencias y malas experiencias. “Hemos visto casos en los que el supuesto cirujano era en realidad dentista”, cuenta la presidenta del Consejo Mexicano para el Turismo Médico. Estos casos han afectado la reputación del país y han sembrado desconfianza entre pacientes que buscan a su próximo cirujano plástico.
“Entiendo la desconfianza: no es fácil hacer una cirugía fuera de tu país y nadie quiere atravesar una denuncia en un lugar donde no hablas el idioma”, añade. Las instancias a las que pueden recurrir los pacientes por malas prácticas son la Comisión Nacional de Arbitraje Médico y la Fiscalía, aunque pocos denuncian.
En los últimos tres años la Cofepris ha cerrado 97 clínicas clandestinas: 48 en la Ciudad de México, 29 en el Estado de México y otras en Guadalajara, Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Tamaulipas y Michoacán. Tijuana, advierte Nieto, es el lugar con peor reputación por malas prácticas.
A nivel global, el sector sigue sin regulaciones claras. “Se necesitan legislaciones internacionales que protejan tanto a los pacientes como a los médicos”, apunta la presidenta del Consejo.
“Todas las cirugías conllevan riesgos y hacerlas en otro país puede ser intimidante, pero tenemos una tasa de éxito del 99%”, asegura Nieto. El proceso con estos médicos suele ser: consulta inicial por videollamada para revisar expectativas, viaje a la clínica, estudios de laboratorio, cirugía y una estancia de recuperación antes de volver al país de origen. Para un mommy makeover, se requieren al menos tres semanas de observación, y diez días en el caso de un facelift.
Los entrevistados emiten recomendaciones básicas: investigar exhaustivamente. Es necesario acudir con un cirujano plástico certificado por el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva y, de preferencia, miembro de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.
También es clave la diferencia entre cirujanos plásticos y estéticos. “Nosotros podemos llevarnos hasta 14 años de preparación, mientras que los estéticos estudian la carrera y una maestría corta que no les da la experiencia necesaria”, advierte Nieto.











