Héroes en su momento de gloria; dictadores cuando llegan al gobierno
Miguel Ángel Rivera, Opinión lunes 21, Jul 2025CLASE POLITICA
Miguel Ángel Rivera
Porfirio Díaz fue figura central en el combate a los invasores y apátridas que trajeron a Maximiliano de Habsburgo para gobernar México. Su principal victoria , también conocida como la toma de Puebla se registró el 2 de abril en 1867, resultó una victoria decisiva del ejército republicano mexicano para poner fin al denominado “Imperio” encabezado por el príncipe austriaco.
Como consecuencia de esta victoria, Díaz se convirtió en el principal héroe nacional, lo que posteriormente le sirvió de impulso para llegar a la Presidencia de la República, no por la vía del voto, sino por la fuerza, en lo que se conoce como “golpe de Estado”.
Llegado al poder, el antes héroe se convirtió en un dictador que gobernó a México, como dice el lugar común, a sangre y fuego, durante tres decenios, durante los cuales apenas le “prestó” el poder a su compadre Manuel González. Durante su largo mandato, trascendió sobre todo por una expresión: “mátalos en caliente”, para poner fin a una rebelión en Veracruz, como las que el mismo caudillo encabezó en varias ocasiones.
Díaz renunció a la Presidencia como resultado de otra rebelión, encabezada por el patricio Franciso I. Madero, quien sería traicionado por su supuesto defensor, Victoriano Huerta, en otro golpe de Estado, que luego derivaría en una guerra civil que causó la muerte de cientos de miles de mexicanos.
A la fecha, no hay un sólo monumento dedicado al héroe del 2 de abril y apenas se le han dedicado en la capital del país, en su natal Oaxaca y en algunos otros rumbos de la República algunas calles que llevan su nombre, pues sus buenas obras fueron borradas por su opresiva dictadura.
Todo lo anterior viene al caso por la decisión de la gobernante de la alcaldía Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, de ordenar el retiro de un monumento dedicado a Fidel Castro y a Ernesto “Che” Guevara, caudillos de la alicaída Revolución Cubana.
En efecto, Castro y Guevara encabezaron una revolución para poner fin a la sangrienta dictadura encabezada en Cuba por Fulgencio Batista.
Hasta allí, como en el caso de Porfirio Díaz, el aspecto positivo de la lucha encabezada por los mencionados Castro y Guevara, pero luego el gobierno que organizaron no resultó exitoso, como lo demuestran las graves carencias que afronta en la actualidad el pueblo de la isla, al grado que se puede decir que depende en gran medida de las donaciones de otras naciones, entre ellas México, que les provee de combustibles, sin que se haga público el costo de esas transferencias.
El gobierno resultante de la revolución encabezada por Castro y Guevara es acusado en la actualidad por ser represivo y de mantener un estado policiaco similar o más tiránico que aquél que derrumbó.
En consecuencia, la imagen pública de Castro y Guevara -que, por cierto, terminaron distanciados- está en la actualidad muy deteriorada, a pesar de que sus defensores responsabilizan de los problemas de su sociedad al bloqueo impuesto por elo Estados Unidos desde hace décadas.
En resumen, la imagen de héroes de quienes prepararon su revolución en territorio mexicano está, por lo menos, en duda. Las opiniones están divididas, pues la autodenominada “izquierda” mexicana los mantiene en el altar de los héroes.
En esa corriente no está, obviamente, la alcaldesa de Cuauhtémoc, quien ordenó el retiro del monumento dedicado a los revolucionarios cubano y argentino. Por cierto, estaba en un hermoso jardín, pero poco conocido, a un costado del que fuera palacio del Conde de Buenavista y ahora Museo Nacional de San Carlos, que exhibe en sus galerías la colección más antigua e importante de arte europeo en Latinoamérica. Está a una cuadra, hacia el norte, del muy concurrido Monumento a la Revolución, nacido de una obra inconclusa, el que estaba destinado a Palacio Legislativo por la referida dictadura de Porfirio Díaz.
El monumento, obra del escultor Óscar Ponzanelli, fue inaugurado en diciembre del mismo año y representa el momento en el que Castro y Guevara se conocieron en la misma colonia Tabacalera, en 1955, y acordaron cooperar para derrocar a Fulgencio Batista.
Sin entrar en detalles acerca del éxito o no de la Revolución Cubana, la alcaldesa Rojo de la Vega explicó en sus redes sociales que las figuras no cuentan con los permisos obligatorios y registraba irregularidades en su instalación.
“Las quitamos por tres razones muy simples y muy claras”, dijo Rojo de la Vega en un video, “uno, nunca hubo un procedimiento correcto para colocarlas. No existe la cédula obligatoria que se necesita del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en espacios públicos de Ciudad de México (COMAEP). Dos, en los archivos de la alcaldía, no existe un solo papel que autorice su instalación. Tres, las esculturas estaban bajo el resguardo irregular de un trabajador de la alcaldía sin que existiera ningún antecedente legal para eso. Así no se hacen las cosas”, agregó.
Como mencioné, la decisión de la mandataria de la Cuauhtémoc provocó el enojo en las filas de la “izquierda” mexicana, que tuvo su principal vocero en la presidenta (con A), Claudia Sheinbaum, quien al reprobar la decisión de la alcaldesa Rojo de la Vega propuso:
“¿Por qué no nos las entrega y las ponemos en otro lado?”, expresó durante su mañanera. Sheinbaum señaló que el retiro del monumento fue un acto ilegal de «intolerancia tremenda” e “hipócrita”.
“Está mal -agregó la jefa del Ejecutivo-, pero si su intención es que ya no esté allí, hablemos con la jefa de Gobierno, porque es un momento histórico, más allá de estar de acuerdo o no con uno u otro personaje”,
Al respecto, los medios recordaron que el referido jardín de la Tabacalera está, también, a una cuadra de distancia de la avenida que antes se llamaba Puente de Alvarado y que, por decisión, de la administración de Sheinabum, cuando fungía como jefa de Gobierno de la Ciudad de México se cambió su denominación por Calzada México-Tenochtitlan.
El cambio fue oficializado por el gobierno capitalino como parte de una iniciativa para reivindicar la memoria histórica y la defensa de la entonces Tenochtitlan.
El cambio de nombre, dijeron fuentes oficiales, se realizó para reemplazar el nombre de Pedro de Alvarado, conquistador español, por uno que refleje la historia indígena de la ciudad.
Caso parecido fue el retiro de la estatua de Cristóbal Colón, en la también cercana avenida Paseo de la Reforma, ordenado también por el gobierno de Sheinbaum en la capital del país, pero que durante mucho tiempo se encubrió con la disculpa de que se iba a dar mantenimiento a la céntrica arteria.
El monumento al descubridor de América -para la llamada Cuarta Transformación no hay tal- sino el inicio de la explotación de nuestro continente- fue sustituido una escultura de una mujer indígena llamada La joven de Amajac.
La estatua original de Colón fue retirada en 2020 y trasladada al Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán. La estatua de La joven de Amajac, que representa a una mujer indígena, fue elegida para ocupar el lugar de Colón como parte de una iniciativa para reivindicar la lucha de los pueblos originarios, ante los explotadores que llegaron después de Colón. Sheinbaum aseguró haber hecho una consulta antes de ordenar este cambio.
La posición del gobierno que construye el segundo piso de la llamada Cuarta Transformación recibió el respaldo de siglas como la Asociación de Cubanos Residentes en México «José Martí» AC, la cual expresó su indignación por el retiro de las estatuas de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara,
A través de un comunicado en X, el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba calificó el retiro como “unilateral y cobarde”:
“Con profunda indignación manifestamos nuestro rechazo al retiro unilateral y cobarde de las estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara”, expuso la organización.
Por el contrario, es de recordar que el monumento a Castro y Guevara también fue objeto de expresiones de repudio, pues hace años los cubrieron con mensajes como “México no puede rendir tributo a asesinos”, “en Cuba no existe libertad de expresión ni de manifestación”, “en Cuba: se encarcela a los disidentes”.
Imparcial, Ceci Flores, fundadora de “Madres Buscadoras de Sonora”, criticó que las autoridades prioricen ciertos asuntos y no atiendan la crisis de desaparición en México y lo resumió con una frase: “Ojalá nos defendieran como a las estatuas”.











