En un clima de enfrentamiento social, el primer informe de Sheinbaum
Miguel Ángel Rivera, Opinión domingo 31, Ago 2025
CLASE POLITICA Miguel Ángel Rivera
“A la apertura de sesiones ordinarias del primer periodo del Congreso asistirá el Presidente de la República y presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país. En la apertura de las sesiones extraordinarias del Congreso de la Unión, o de una sola de sus cámaras, el presidente de la Comisión Permanente, informará acerca de los motivos o razones que originaron la convocatoria”.
Así decía la Constitución de 1917 que, con cietos de reformas, se supone que e la misma que norma la vida de México. Pero como otros muchos cambios, eso ya no existe. Ahora el presidente en turno sólo tiene la obligación de enviar su reporte, por escrito, lo cual cumple por lo general el secretario(a) de Gobernación en turno. A veces, hay discurso de parte de ese enviado presidencial, pero esta vez no lo habrá, pues la actual encargada del despacho, Rosa Icela Rodríguez, optó por la discreción, seguramente por decisión propia, pero previa consulta con la presidenta (con A) Claudia Sheinbaum Pardo.
Debido a otra de las mencionadas reformas constitucionales, el primer informe de la actual mandataria se registrará a once meses de haber tomado posesión, dos meses más que sus antecesores, pues ellos tomaban posesión el 1 de diciembre, en vez del primer día de octubre. Esos 60 días no marcarán diferencia, sobre todo porque, al contrario de lo que ocurría antes, cuando los nuevos titulares del Ejecutivo procuraban marcar diferencia con sus antecesores, ahora la receta presidencial, sin duda ninguna, será “más de lo mismo”.
Lo que no se modificará es que el primer día de septiembre se mantendrá como “el día del presidente(a)”, que se iniciará a las 11 horas, cuando la mandataria aparezca en el Zócalo de la Ciudad de México para su “mensaje al pueblo”, que será transmitido a todo el país por el sistema gubernamental de radio y televisión (también por Internet), aunque la asistencia dentro de Palacio Nacional será relativamente reducida: están citados todos los integrantes de gabinete ampliado y miembros de la sociedad civil, destacadamente de las comunidades originarias.
¡Cómo no!, si estamos celebrando el 700 aniversario de la Fundación de la Gran Tenochtitlan, efeméride que se ha movido a conveniencia, a manera de que se ha celebrado en dos oportunidades, el presente año y también en 2021, para que los festejos los pudiera encabezar el caudillo de la llamada Cuarta Transformación, el expresidente López, siempre aconsejado por la sobresaliente historiadora, la no primera dama Beatriz Gutiérrez Müller, qauien, por cierto, se quedó en el camino de ser rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ahora ya no tendrá ningún conflicto personal para acompañar a su unigénito Jesús Ernesto, si es que se confirma que está inscrito en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Estas celebraciones históricas, por cierto, generan muchas dudas acerca de los orígenes de México, pues siguen pendientes las disculpas exigidas por el gobierno de la llamada Cuarta Transformación a la Corona de España, a pesar de que no existían ni España ni, mucho menos, México.
Las mismas dudas prevalecen en cuanto a la situación interna de nuestrro país. Cabe preguntar si a la ceremonia en Palacio Nacional serán invitados exclusivamente descendientes de los aztecas o si también estarán herederos de los pueblos sojuzgados por ellos. Es el caso del que será a partir de hoy nuevo presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Aguilar Ortiz, quien según su expediente desciende del pueblo Mixteco, una etnia que no se puede considerar precisamente como aliada de Tenochtitlan, sino más bien vasalla.
Pero, esos son temas que deberán dilucidar los historiadores. Lo actual es el informe presidencial y sus modificaciones o adecuaciones que nos llevan a una realidad vigente, tal vez por muchos años, pues su transformación evidencia las polarización de la vida nacional.
La primera manfiestación de esas diferencias ocurrió en 1988, durante el último informe del presidente Miguel de la Madrid, perseguido por la oposición por un supuesto fraude electoral para beneficiar al candidato oficial, Carlos Salinas, por lo queuno de los disidentes del PRI, fundador de la Corriente Democrática antecedente del actual gobierno federal, Porfirio Muñoz Ledo, intentó inteperlarlo, pues pretendía impulsar en México un gobierno parlamentario, en donde se diera el diálogo entre poderes. A cambio de su intento, Muñoz Ledo, campeón de box en su época juvenil, recibió un derechazo del también bien entrenado marino Miguel Barberena.
De mayor dimensión fue el escándalo cuando en 2006, el entonces panista Vicente Fox Quesada, fue objeto de intensas manifestaciones de repudio de la oposición, entre los que se contaban algunos de los ahora incondicionales de la llamada Cuarta Transformación, que protestaban por otro supuesto fraude, ahora para beneficio de Felipe Calderón Hinojosa, y en detrimento del caudillo López que había desplazado al histórico Cuauhtémoc Cárdenas.
Fue tanta la presión sobre Fox que optó por abandonar el Palacio Legislativo de San Lázaro y guardar su mensaje para una transmisión en red nacional de medios electrónicos.
La beligerancia se mantuvo hasta el siguiente 1 de diciembre, cuando el supuesto beneficiario del fraude, Felipe Calderón, tuvo que entrar al salón de sesiones de la Cámara de Diputados por la puerta trasera para una acelerada y presionada toma de protesta. Su mensaje tuvo que reservarlo para otra red nacional.
Calderón, cumplió con su fama de obstinado, por lo que intentó presentar presencialmente su primer informe, pero apenas pudo permanecer unos minutos en la tribuna, bajo los insultos de los opositores que ahora se quejan de escándalos en las sedes del Legislativo.
El hecho es que, a instancias del Ejecutivo se reformó el mencionado artículo 69 constitucional, de manera que la presencia del titular del Ejecutivo ante el Congreso de la Unión ya no resultó obligatoria.
Cuando el caudillo López llegó al poder, sus incondicionales intentaron revivir en su beneficio “el día del presidente”, incluida su presentación en el Palacio Legislativo, pero el resentimiento entre la oposición era mucho y hasta ahora el Ejecutivo continúan desterrado de los terrenos del Legislativo.
Con la cantaleta acerca de la supuesta y desmentida austeridad, los siguientes mensajes presidenciales han tenido como sede el Palacio Nacional, pero eso sí transmitidos a todo el país y con cuantiosos gastos en las concentraciones y festivales “populares” en la Plaza Mayor.
Con estos antecedentes, llega el turno de la también “austera” presidenta (con A) Sheinbaum, quien tendrá como agregado un evento casi a media noche para que pueda asistir a la ceremonia de instalación de la nueva Suprema Corte de Justicia, producto de la Reforma Judicial impuesta a toda costa por Morena a sus aliados con dispensa de toda clase de trámites y hasta sin leerla, como lo demuestran las enormes lagunas y contradicciones que se han manifestado durante todo el proceso para elegir a nuevos jueces, magistrados y ministros que, por encima de la formación académica, deben demostrar incondicionalidad frente al actual régimen.
Con el fracaso de las obrea insignia de su jefe y antecesor, como el Tren Maya que no se descarrila pero se sale de las vías, la refinería de Dos Bocas que no produce, un aeropuerto internacional que no recibe aviones y con una línea aérea sin aviones y sin pasajaros, el mensaje presidencial que escucharemos hoy tendrá sin duda como punto sobresaliente el supuesto logro de sacar de la pobreza, entre 2018 y 2024, a 13.4 millones de mexicanos.
Claro, según el INEGI, previo cambio de metodología respecto del INEVAL que se encargó de enterrar Morena, y esto sin tomar en cuenta otros indicadores que, desafortunadamente, advierten acerca de malas condiciones de la economía nacional, adicionales a las presiones del presidente de los Estados Unidos.
Por mencionar sólo un indicador, el Banco de México, en una manifestación optimista, aumentó sus previsiones acerca del crecimiento de nuestro país. Lo aumentó de 0.1 por ciento a 0.6. Es decir ni siquiera el uno por ciento anual y menos de lo que crece la población, que se estima entre 7 y 8 por ciento al año.










